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Premio Nacional a la Mejor Labor Editorial Cultural 2008 (Grupo Contexto)

Mapas de sueños

«Trazado: un atlas literario» es un recorrido fascinante por los escenarios dibujados de diecinueve obras de la literatura universal.

Ciertos mapas -no los que pretenden fidelidad a su modelo sino esos que tratan de reinventar la realidad mediante la imaginación- son, como los espejos, los naipes o los caleidoscopios, de los pocos objetos mágicos que quedan en un mundo en el que el positivismo y una insoportable ansia de explicarlo todo, de marcar pautas y de señalar límites, dejan cada vez menos espacio a la metáfora como modo de ver la vida, a la riqueza inagotable de lo brumoso, a la interpretación subjetiva de la realidad.

A quienes compartimos la pasión por los libros, lo fantástico, la belleza y los misterios no nos deben pasar desapercibidos iniciativas como esta que nos presentan el dibujante Andrew DeGraff y el escritor y editor Daniel Harmon. En ellas nos muestran 19 obras literarias de todas las épocas (de Homero a Ursula K. Le Guin, no está mal) cuyos escenarios son interpretados y dibujados por DeGraff, creando una serie de mapas y recorridos visuales llenos de detalles en los que perdernos durante horas.

Algunos de estos lugares existen o han existido en la realidad -el Río Misisipi que recorren Huck Finn y el negro Jim, el Londres fantasmal de Ebenezer Scrooge…-, otros son lugares ficticios pero que perfectamente podrían existir -el pueblo de La lotería, de Shirley Jackson (cualquier ocasión es buena para reivindicar este negrísimo cuento) o la isla de Robinson Crusoe-, y otros pertenecen de lleno al reino de lo imaginario -La borgeana Biblioteca de Babel, o el Omelas de la ya citada Le Guin. Todos ellos son presentados y puestos en su contexto por los textos de Harmon, e imaginados y mostrados de manera magistral por los mapas y dibujos de DeGraff.

Parece que últimamente a los amantes de las geografías literarias, reales y ficticias, no nos faltan motivos de alegría (aunque tal vez nuestros bolsillos no piensen lo mismo). Autores como Umberto Eco (Historia de las tierras y los lugares legendarios, Lumen, 2013) o Alberto Manguel y Gianni Guadaluppi (Guía de lugares imaginarios, Alianza, 2014) han dedicado volúmenes recientes a indagar en esos territorios ficticios que nos ha proporcionado la literatura. El año pasado, Julio Llamazares nos obsequió con un libro breve y jugoso, Atlas de la España imaginaria (Nórdica, 2015) en el que el viajero visitaba esos lugares entre míticos y reales (los cerros de Úbeda, Jauja…) que aparecen en las letras y el habla hispánicas. También en los últimos meses hemos visto aparecer en las librerías unos preciosos mapas editados bajo el sello de Aventuras literarias en los que podemos perdernos por el Madrid de Galdós, el Londres de Jan Austen, o la Vetusta de Clarín.

Volviendo a Trazado, DeGraff nos confiesa en el prólogo que en un principio su editor y él manejaron una lista inicial de 50 obras, de las que finalmente seleccionaron 19. Sería deseable que el proyecto tuviese continuación y que pudiéramos disfrutar de sucesivos volúmenes con nuevos mapas en los que perdernos (y que, por pedir que no quede, imaginamos en un formato mayor aún, desplegable quizá…); si así fuera, aquí van algunas de mis sugerencias: el Infierno de Dante, La isla de hormigón de Ballard, la Comala de Juan Rulfo, tal vez algo de Poe o Lovecraft o, por qué no, un volumen entero -por soñar que no quede- consagrado a Las ciudades invisibles de Italo Calvino, ese otro gran creador de mundos fantásticos, en la doble acepción de la palabra.