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Premio Nacional a la Mejor Labor Editorial Cultural 2008 (Grupo Contexto)

Bienvenidos al club May of Teck

Bienvenidos al sobrio edificio victoriano convertido en residencia para jóvenes mujeres de escasos recursos económicos que trabajan en un Londres masacrado por la recién terminada guerra mundial. Bienvenidos a 1945 , un tiempo en el que “había pocas personas más encantadoras, ingeniosas, conmovedoramente bellas y, en ciertos casos, salvajes, que las señoritas de escasos medios”.

Tras las maltrechas ventanas del May of Teck –que se revelarán como un elemento crucial en la obra– sus joviales habitantes conviven en un ambiente divertido, a veces frívolo, siempre delicioso y normalmente despreocupado pese a los duros tiempos de la posguerra, pues “no tenía absolutamente ningún sentido deprimirse por la situación, ya que habría sido como deprimirse por la existencia del Gran Cañón del Colorado o de algún otro fenómeno natural al que fuera imposible acceder.”

Ya en las primeras líneas de la novela descubrimos la ironía y el sentido del humor fino, sutil e inteligente tan característicos de Muriel Spark, además de un magistral manejo del “tiempo narrativo” y unos diálogos que consiguen imprimir al texto agilidad, dinamismo y un ritmo extraordinarios. Es una novela deliciosa que sabe a scones con mantequilla y a earl grey, una obra para leer de un tirón, degustando cada párrafo, cada línea, cada palabra, cada instante; de las idas y venidas de los novios de unas y otras, del trasiego de un vestido de Elsa Schiaparelli –la diseñadora italiana que hacía la competencia a la mismísima Coco Chanel–, de las ocurrentes confidencias sobre el amor y el dinero –temas preferidos de conversación entre las chicas–, de las cartas de Jane Wright a Dylan Thomas o a Hemingway, de la belleza de Seline y su romance con Nicholas Farringdon, de las clases de declamación de Joanna Childe… Y un sinfín de anécdotas y situaciones hilarantes narradas con la maestría mordaz de Muriel Spark, la brillante escritora escocesa y Dama del Imperio Británico que desempeñó labores de contraespionaje en el departamento de propaganda antinazi del Ministerio de Asuntos Exteriores inglés y fue gran amiga de Graham Greene. Con semejantes credenciales lo único que podemos hacer es dejarnos llevar por sus Señoritas de escasos medios y disfrutar de la genialidad del texto, así como de la edición impecable y exquisita de Impedimenta que, como es habitual, nos presenta una magnífica portada, unas cuidadísimas cubiertas y un diseño de lujo.