cabecera 1080x140

Premio Nacional a la Mejor Labor Editorial Cultural 2008 (Grupo Contexto)

Cartas sin respuesta, amor que se marchita

Poniatowska realiza una descripción brutal de la dependencia y de la ausencia. En cada carta ahonda en las profundidades más íntimas de Beloff, en su tormento...

Iba de acá para allá, ataviado con mi inseparable bolsa de cuero y unas cuantas bolsas con libros dentro. Siempre libros, siempre bolsas, y gente, mucha. Deambulaba un tanto perdido en la inmensidad de la FIL, la Feria Internacional del Libro de Guadalajara, México. Miles de almas rondaban por ese macro-espacio de palabras y papel y escritores y presentaciones y charlas y debates. Nunca vi nada igual, nunca imaginé que existiera una fiesta literaria de tal magnitud. Me sentía abrumado. De esa experiencia con marcado acento mexicano obtuve recuerdos ya imperecederos. Conocí a poetas sin pelos en la lengua, traductores coreanos y cronistas de raza. Entre estos últimos cabría mencionar a Fabrizio Mejía Madrid, un buscador de verdades y “el nuevo Monsi”, como creo que acertó en decir la increíble Elena Poniatowska –refiriéndose al gran Carlos Monsiváis–. Mencionar a Poniatowska no es gratuito pues en la FIL, la flamante Premio Cervantes 2013, fue una de las estrellas.

La autora mexicana es, sin duda, una de las grandes narradoras en lengua castellana que existen. Escucharla aquellos días en Guadalajara fue un auténtico lujo, y leerla un par de meses más tarde gracias a la reedición de Querido Diego, te abraza Quiela, un ejercicio intelectual y de entusiasmo.

Para leer el artículo completo de Eric Gras, pinche aquí.