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Premio Nacional a la Mejor Labor Editorial Cultural 2008 (Grupo Contexto)

Catherine Meurisse: HUMOR frente al TERROR

"La levedad es lo que perdí el 7 de enero y desde entonces he estado tratando de recuperar [...]. La levedad también es el dibujo".

Catherine Meurisse era la única mujer del equipo de dibujantes de Charlie Hebdo, el famoso semanal satírico francés capaz de indignar a todos por igual. Un mundo, el del cómic y el humor gráfico, en el que aún son minoría las mujeres que despuntan. Ella, que pensaba que nunca querrían sus dibujos allí antes de que estuviera madura, entró en su prestigiosa plantilla de humoristas irreverentes a los 25 años. La madurez cuenta que la encontró cuando tuvo que abandonar trágicamente la revista, 10 años después.

La mañana del 7 de enero de 2015, día del atentado yihadista contra la redacción del Charlie Hebdo, llegó tarde al trabajo y eso le salvó la vida. Escondida en un refugio próximo, oyó las ráfagas de los kalashnikov que acabaron con la vida de ocho de sus compañeros, maestros y amigos. En el número especial que sacaron los supervivientes de la matanza una semana después, ella dibujó a la muerte carcajeante, con su guadaña y la revista en las manos. Después, permanentemente rodeada por la escolta policial, sufrió un trastorno disociativo y perdió por completo la memoria.

Tardó un año en recuperarse y ser capaz de contar la experiencia de la única forma en que sabe: dibujando. La levedad es la novela gráfica en la que narra cómo superó aquel capítulo dramático de su vida y que hoy ve la luz en nuestro país de la mano de la editorial Impedimenta. «La levedad es lo que perdí el 7 de enero y desde entonces he estado tratando de recuperar […]. La levedad también es el dibujo».

Y, efectivamente, sus trazos son leves, etéreos, sencillos. La levedad es un libro autobiográfico, mucho más que un tebeo, en el que el humor, cuando asoma y hasta se burla del lema Je suis Charlie, produce lágrimas y arañazos. En sus páginas la vemos huyendo del ataque terrorista, atravesando las paredes y el cuadro ‘El Grito’, de Munch, hasta hallar, a través de un laborioso proceso en pos de la belleza y el sentido en el arte, un poco de luz, aunque sea con sus sombras, en los cuadros de Caravaggio. Para poder volver a ser ella misma, la mujer que empezó trabajando como vigilante en el museo del Louvre.

Meurisse es una mujer atípica, de humor ácido pero frágil, gran nariz y cabellos lacios (la propia Catherine se considera una caricatura), cuyo talento, como dice uno de sus compañeros en el prólogo, «no ha quedado intacto ni ha tomado gravidez», y que ha sabido hacer de la levedad, el arte y el humor una cosa muy seria con la que hacer frente al fanatismo.

NERE BASABE