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Premio Nacional a la Mejor Labor Editorial Cultural 2008 (Grupo Contexto)

Catherine Meurisse: «Mis compañeros de Charlie Hebdo están presentes en todo lo que hago»

La dibujante ha presentado en España su novela gráfica La levedad, un libro en el que cuenta cómo ha superado los traumas de la matanza gracias a “la belleza”.

El 7 de enero de 2015 Catherine Meurisse salvó la vida porque la alarma del despertador no sonó, gracias a lo que llegó tarde a la reunión de la revista satírica Charlie Hebdo y evitó la masacre terrorista que acabó con la vida de doce de sus compañeros. Catherine perdió entonces el deseo de dibujar, la levedad de vivir e incluso la memoria, que sólo ha recuperado gracias a la belleza. Así lo explica en su novela gráfica autobiográfica La levedad (Impedimenta), un enorme éxito en Francia que ha vendido más de 80 000 ejemplares, además de conseguir el Prix Wolinski de la BD du Point 2016. Y del que ya se prepara una película. Un libro que ha presentado en el instituto francés de Madrid.

«Mis amigos de Charlie Hebdo están presentes todos los días, en todo lo que hago –asegura Catherine-, aunque por fin puedo pensar en ellos con un poco menos de sufrimiento gracias a que con este cómic he redescubierto la belleza. Aunque me hubiera gustado no tener que hacerlo nunca».

Un libro en el que: «Ha mandado el corazón -asegura Catherine-. Los sentimientos han sido mi guía. El razonamiento volvió al final para poner en orden las ideas. También es una prueba de que somos más fuertes de lo que creemos, de que podemos encontrar en nuestro interior esa fuerza para seguir adelante. Tenemos un impulso de vida. Aunque, desgraciadamente, también hay otros que tienen un impulso de muerte».

«El libro –añade- también nació como respuesta a la pregunta ¿Quién soy yo? Me sirvió para no volverme loca y hacerme cargo de mí misma, para buscar mi recuperación. Porque me sentí vulnerable y frágil, e incluso culpable por haber sobrevivido. Y llegué a la conclusión de que no estoy loca, Soy dibujante».

El poder de la belleza

Catherine asegura que llegar a esa belleza sanadora no ha sido fácil: «Ese poder de la belleza lo he ido descubriendo al escribir el libro, estando atenta a mis emociones, que eran demasiado numerosas y difíciles de identificar porque tenía miedo. Pero al buscar esas sensaciones, redactarlas y reconocerlas llegue a la palabra belleza».

«Creo que todos –continúa- podemos buscar la belleza en la naturaleza, en el arte… Yo he reunido en este libro todos esos momentos de cambio que me ayudaron a reconstruirme. Por eso no es un libro sobre la inteligencia o el raciocinio, sino sobre los sentimientos y las sensaciones».

«Nadie ni nada –asegura la autora- me ha dicho: “Tienes que vivir”. Primero he sobrevivido y ahora ya puedo volver a intentar vivir. Pero vivo en una melancolía que nació el 7 de enero de 2015 y necesitaré muchos libros para diluir esa tristeza. Porque nunca entenderé lo que pasó. Mataron a gente que dibujaba y eso no puedo entenderlo».

De hecho, cuando el 13 de noviembre los terroristas atacaron la sala Bataclan, matando a 89 asistentes a un concierto, Catherine confiesa que: «No ví las noticias ese fin de semana. Visité la Gran Galería del Museo del Louvre y vi un cuadro de Caravaggio misteriosamente iluminado, transmitiéndome la idea de que el horror no existía. Y quise dibujarlo. El dibujo podía protegerme. Y así recobraba su poder, su fuerza».

En busca de esa belleza sanadora

Para buscar esa belleza se fue de París y buscó refugio en la belleza, primero la de la naturaleza: «Mis amigos me llevaron a mirar el mar. Estaba muy frágil, muy vulnerable, y fue como si tuviera unos grandes ojos por los que penetró la belleza del mar, de la naturaleza, en oposición a lo que había sentido con el atentado. Era un principio de sanación».

Una sanación que ella pensaba encontrar en la literatura: «También fuimos a Balbec –la mítica villa de En busca del tiempo perdido– tras los pasos de Marcel Proust, a quién considero mi ayudante de vida. Porque pensaba que la literatura me iba a servir para recuperarme, pero mi imaginario estaba completamente bloqueado. No podía ni leer libros. El dibujo no existía y, por tanto, yo tampoco».

También las calles de París, que antes le inspiraban, habían perdido todo el sentido artístico para ella: «París cambió mucho tras los atentados, la tensión se sentía en el ambiente y ya no me hacía soñar como antes. Es una ciudad llena de historia y de arte y siempre me ha inspirado pasear por los mismos sitios que Picasso, Balzac… pero ya no sentía nada”».

El dibujo volvió en Villa Médici

Por eso Catherine decidió: «Intentar recuperar la inspiración en otro sitio, viajé mucho y encontré cobijo en a Villa Médici -sede de la Academia de Francia en Roma y una de las más prestigiosas residencias de artistas en el mundo-. Allí redescubrí la belleza y regresó la fuerza del dibujo».

«En ese momento yo no sabía ni cómo hacer un libro -añade- pero solía pasear por las calles de Roma con un cuaderno en el bolsillo y un libro de Stendhal en el otro. Y enseguida volvió la pasión por el dibujo y se me ocurrían muchas frases que apuntaba en la libreta. Así fui reuniendo los fragmentos y también he usado herramientas nuevas y gracias a eso he reconstruido poco a poco mi desorden interior, como puede verse en el cómic».

«El dibujo político se acabó para mí»

En 2005 Catherine se convirtió en la primera mujer en unirse al equipo de Charlie Hebdo, donde trabajó durante 10 años: «Ellos fueron a buscarme cuando todavía no había terminado de estudiar. Crecí con ellos y aprendí a usar mi libertad y a hablar de política, cultura… y todo gracias a un equipo de dibujantes que han marcado la historia de Francia y a los que yo equiparo con Balzac en la literatura. Pero ahora que no están no puedo seguir sin ellos. Les rendiré homenaje con cada uno de mis trabajos y siempre estarán conmigo, pero el dibujo político se acabó para mí».

«No soy un soldado del dibujo de prensa, no estoy en guerra -continúa la dibujante-. No quiero esa responsabilidad. Soy una soñadora y necesito sueños para escribir y dibujar. Quiero ser más leve para poder seguir siendo dibujante, aunque eso no quiere decir superficial».

En cuanto a cómo pudieron afectar esos atentados a la libertad de prensa, Catherine asegura que: «Espero que los dibujantes no se autocensuren. Es cierto que la libertad de expresión ha sufrido un duro golpe, pero también fue un shock que ha hecho reaccionar a mucha gente que la daba por hecho».

«Personalmente –asegura- he decidido apartarme del dibujo político, porque me recuerda al 7 de enero y es demasiado doloroso. Aun así, creo que puedo expresar mis opiniones sin hablar de política».

«En su momento no entendí lo que significaba Je suis Charlie»

Catherine Meurisse confiesa que en el momento de los atentados estaba tan afectada que no entendió lo que significaba el movimiento Je suis Charlie: «Estaba sobrepasada. No nos gustaban los símbolos y nos habíamos convertido en el símbolo de la lucha por la libertad de expresión. Pero con el tiempo esa solidaridad me ha emocionado. Sólo hoy es cuando puedo entender lo que pasó entonces».

Una solidaridad que Catherine también ha encontrado con este libro: «Hay mucha gente que me comenta que ha sufrido tragedias y pérdidas similares y que se ha sentido identificada con esta búsqueda de la belleza. Creo que todos nos podemos apoyar en esa búsqueda, que puede servir para sanar las heridas».

La levedad se convertirá en una película

Tras el enorme éxito en Francia, muchas directoras se han puesto en contacto con Catherine para proponerle hacer una película: «Curiosamente todas han sido mujeres –asegura-. Pero la que me convenció fue Julie Lopes Curval. Creo que hacer otras cosas también puede ayudarme a alejarme de ese trauma. Por eso pienso que la transformación artística puede ser otro de los caminos. Vamos a hacer juntas el guion».

Además, he colaborado con otros artistas como una coreógrafa norteamericana a la que conocí en Villa Médici. Con ella voy a hacer un montaje sobre un grupo de estatuas que hay en el Palazzo Massimo de Roma y que representan a jóvenes huyendo de sus verdugos. En ellas me pareció reconocer a mis compañeros de Charlie Hebdo. Pero no de una forma terrorífica sino artística. Por eso, junto a la coreógrafa hemos hecho una pequeña performance que ya representaremos en Italia y también llevaremos a Francia».

Esta tarde Catherine presentará el libro en el Institut français Madrid. Si queréis asistir os recomendamos que reservéis vuestra invitación en su web. También os recomendamos otra de sus grandes obras, La Comedia Literaria (Impedimenta), una delicia para los amantes de la literatura y y una lectura realmente divertida para todos. Un cómic que ha recibido varios premios.

JESÚS JIMÉNEZ