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Premio Nacional a la Mejor Labor Editorial Cultural 2008 (Grupo Contexto)

Charlie y Ratón

Dos traviesos hermanitos han llegado a las librerías para quedarse. Impedimenta presenta a «Charlie y Ratón», de Laurel Snyder. La autora se inspira en sus propios hijos para mostrar que los más pequeños son capaces de hacer cosas muy grandes. Ilustrado por Emily Huges, este álbum hará las delicias de los peques de la casa.

Laurel Snyder, escritora de cuentos infantiles y Emily Huges, conocida por Salvaje, unen fuerzas y estilos para conseguir unas divertidas historias cortas para disfrutar en familia. Estos pequeños hacen de las suyas y los lectores nos quedamos encantados. La editorial ha conseguido darle una imagen estupenda en cartoné.

Peripecias infantiles

Charlie y Ratón cuenta, a través de cuatro historias cortas interrelacionadas, un día en la vida de estos hermanos algo traviesillos.

Y así comienza un día en el que montarán una fiesta improvisada en el parque con sus amigos, venderán piedras para ganarse unas monedillas y terminarán pidiendo «el plátano» para dormir.

Cuatro historias breves que, de forma cómica, muestran lo que se esconde en las cabezas de los dos protagonistas. El mundo adulto visto desde metro y medio resulta de lo más divertido.

Modernizando los cuentos

Charlie y Ratón tiene un estilo cercano al cómic. Mantiene los elementos puros, tales como las frases breves y repetitivas o las expresiones infantiles, necesarias en este caso. Pero la disposición de las ilustraciones insinuan viñetas. Y esto aporta un elemento innovador y fresco. Acostumbrados a encontrar el texto al pie de página, Laurel Snyder juega con las magníficas ilustraciones de Emily Hughes para conjugar elementos.

A los prelectores les entusiasmará la letra grande y legible, así como el ritmo de los párrafos. Casi podría decirse que las autoras han dado con la fórmula de una canción infantil. Todo en este álbum llama a la lectura. Se ha puesto especial cuidado en elegir un lenguaje sencillo que capta perfectamente el ideario de los niños. Consigue identificar al lector al que se dirige (de 4 años en adelante) con el personaje. Los protagonistas son algo traviesos, pero no hacen maldades. Dan buen ejemplo con su compañerismo, amor y respeto. Pero no dejan de ser niños y sus ideas son bastante locas.

El cuento tiene un tono actual, pero no deja su naturaleza primigenia. Acaba como empieza, con la misma escena, cerrando el círculo. En este sentido se aprecia que, dentro de su capacidad para darle un aire nuevo al álbum infantil, no se aleja de lo afín a otros títulos. Moderno en la forma, clásico en el fondo.

Prisma infantil

En El Mar de Tinta nos lo hemos pasado en grande con estos pequeños. Su inocencia y candidez resultan de lo más refrescante. Su tono permite que sea disfrutado por niños más mayores, pues no cae en el infantilismo noño. El formato, cómodo y agradable, ayudará a los que se inicien en la lectura.

Las historias son simples, cargadas de dulzura y sencillez. Transmiten una idea feliz de la niñez, imbuida de imaginación e imposibles. Su tono amable hace olvidar el ruido del día a día para sumergir al lector en un mundo lleno de candor. La paleta suave empleada en las ilustraciones transmiten la misma sensación.

Charlie y Ratón es una ventana al universo de los niños. Recuerda, salvando las distancias, al mundo creado por Lindgren para Pippi. Recrea un espacio en el que se mueven líbremente. Los adultos no cuentan mucho (salvo a la hora de comer y contar el cuento antes de dormir) y cumplen su papel de espectadores. Los protagonistas descubren el mundo que les rodea, adaptándolo a su gusto. El texto derrocha fantasía sin contar con hadas o seres imaginarios, demostrando que la realidad es también un importante campo de juegos para incentivar la creatividad. Lejos quedan la televisión o los videojuegos. Estos niños disfrutan al aire libre, con sus amigos, interactuando unos con otros. Charlie, como todo hermano mayor, ayuda a Ratón y le protege. Y Ratón sigue el ejemplo de su hermano. La dulzura de ambos es encantadora.

Se respira un mensaje naturalista y familiar, frecuente en toda la obra de Laurel Snyder y en los trabajos de Emily Hughes. La primera es autora de varios cuentos infantiles (Orphan Island, Bigger than a Bread Box), poemarios y álbumes ilustrados. Hughes brilla con sus dibujos llenos de color y movimiento. Impedimenta ha publicado El pequeño jardinero, tan hermoso como el que nos ocupa. Su estilo es lo más destacable en Charlie y Ratón, una estupenda lectura para los más pequeños. Su formato permite que las historias se lean de forma aislada, por lo que es un buen complemento para irse a dormir.