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Premio Nacional a la Mejor Labor Editorial Cultural 2008 (Grupo Contexto)

Cinco novelas que todos comprarán en la Feria del Libro y 10 que debes leer

Jiri Weil tardó en escribir esta novela 15 años.

Este año Francia y Cervantes comparten protagonismo en la edición número 75 de la Feria del Libro de Madrid, que se prolongará hasta el 12 de junio. En total, 367 casetas y 479 expositores. El director del evento, Teodoro Sacristán, dice que la feria ha remontado las ventas del libro en los últimos años y que de la caída del 42% se ha recuperado, al menos, un 20% del negocio. Este año el lema es de la escritora Belén Gopegui: «Porque no se imagina en el aire. Porque imaginar tiene que ver con hacer, con poder hacer». Estas son las recomendaciones para imaginar en el aire.
Las cinco que todos comprarán

La chica del tren (Planeta)

Paula Hawkins, antigua redactora de economía en The Times, llegó a las librerías españolas con 5 millones de ejemplares vendidos en todo el mundo. Nadie parecía dudar del éxito rotundo y en verano confirmó. Lo que pocos podían esperar es que un año después siga en lo más alto de la lista de los más vendidos de Nielsen. El libro lleva a gala haber dado un respiro a la industria editorial dos años seguidos a base del voyerismo de una mujer que se siente terriblemente sola en su ciudad y que necesita involucrarse de alguna manera con ella.

Historia de un canalla (Plaza & Janés)

Julia Navarro firma una de las grandes esperanzas del año, que se echó a rodar con 300.000 ejemplares a la venta (para España y América Latina). La periodista y novelista de éxito es la mayor referencia de la novela histórica en nuestro país, pero con este título salta, por primera vez, a la actualidad, preocupada por la manipulación de la opinión pública y empeñada en crear un personaje -Thomas Spencer, epítome de un mundo sin escrúpulos- tan inolvidable como común.

Olvidé decirte quiero (Planeta)

Mónica Carrillo, como sus dos precedentes, periodista, ha escrito una novela que recuerda a su primera obra, La luz de Candela. En primera persona y con dos puntos de vista diferentes, incluye relatos cortos y poemas al final de cada capítulo del libro. La novela se vende como intimista por las reflexiones sobre el amor, a las que llegan los personajes creados por la autora: “El amor es como la lluvia. Hay climas templados, con sus estaciones, sus épocas más húmedas y otras más secas”.

Cinco esquinas (Alfaguara)

Mario Vargas Llosa recrea una relación lésbica en Perú durante el ataque a las libertades bajo gobierno de Fujimori. A pesar de estar en el Top 5 de Nielsen, las ventas que se esperaban de la nueva entrega del novelista eran mucho más ambiciosas. De hecho, la editorial lo lanzó con 200.000 ejemplares (entre América y España), pero está sufriendo uno de los peores arranques en ventas de su trayectoria. La presencia constante en las portadas del ¡Hola! junto con su nueva pareja, Isabel Preysler, no han ayudado tanto como pretendía su agente Carmen Balcells.

La luz que no puedes ver (SUMA)

Anthony Doerr ha sido premiado con el Pulitzer por este libro que recrea la vida de una joven ciega desde los seis años, que reside en casa de su padre, trabajador del Museo Nacional de Historia Natural de París. El otro protagonista es Werner, un chico huérfano reclutado por los nazis. La narración salta de 1934 a 1944, bajo la presión y el telón de la Segunda Guerra Mundial. Paladas de romanticismo, azúcar y crueldad, en una novela que se lee en un suspiro.

Y las diez que debes leer

Las cosas que perdimos en el fuego (Anagrama)

Mariana Enríquez es hija de la llamada «nueva narrativa argentina» -escritores nacidos durante la dictadura-, reina del terror doméstico, narradora de cepa valiente. Once cuentos para perturbar, once historias para hilvanar géneros: realismo sucio, novela negra, crónica y humor; retazos de dolor y belleza, de conciencia de las raíces, de claroscuros de la existencia. Hay «mujeres ardientes» -autodenominadas así- que se rebelan contra una forma de violencia de género que se ha vuelto viral; un asesino en serie de nueve años; una niña que se arranca compulsivamente las pestañas y las uñas; años de apagones dictados por el gobierno. Magia negra, edificios abandonados, celos. Y una angustia común: cuerpos que aparecen o desaparecen. El lector no se olvida -ni cuando cierra el libro tras saborear la última página- de seguir buscando.

Un mundo infiel (Malpaso)

Julian Herbert escribe siempre desde la frontera. La de México y los EEUU, la del pudor y el descaro. Es un autor sin condicionales, con novelas sin concesiones. Nihilista desde su primera novela, que ahora recupera reescrita la editorial Malpaso, no ha renunciado nunca a su lengua propia, que en este libro forma otro mundo propio dentro del imaginado. Una historia de historias que no atiende a deudas ni pide perdones. Herbert sabe cómo hacer de la poesía una prostituta de lujo.

Cero K (Seix Barral)

Don Delillo nunca falla, mucho menos si se dedica a sus temas favoritos: la seducción tecnológica, la manipulación de los medios de comunicación de masas y miedo a la muerte. Sí, ¿cómo escapar a ella? Entregándose hasta la congelación y esperando a que llegue el día en que los seres humanos tengan la posibilidad de ser devueltos a la vida, pero como seres nuevos y sanados. Seres sin enfermedades, sin problemas, sin preocupaciones. Una suerte de paraíso laico, al que se entregan los más ricos en una fortaleza en medio de la nada.

Mendelssohn en el tejado (Impedimenta)

Jiri Weil tardó en escribir esta novela 15 años. Estos datos llaman mucho la atención en tiempos en los que la producción es la prioridad. El libro se publicó de manera póstuma, en 1960, un año después de que muriese de leucemia. Praga ocupada por los nazis, un aspirante a oficial de las SS recibe la orden de derribar la estatua del compositor judío Felix Mendelssohn de la balaustrada que remata el Rudolfinum. Pero, ¿cómo distinguir al músico entre el resto si ninguno de ellos lleva inscripción? ¿Por su nariz de judío?

Departamento de especulaciones (Libros del Asteroide)

Jenny Offill no habla del amor en su plenitud, de los comienzos románticos: sino de ese grano que se desprende -con la vida, con el rumbo, con los años- de la piedra original del amor. Offil escribe del desgaste, de lo irrecuperable -¿o no del todo?-, de la pareja que un día fue joven, que estuvo llena de esperanza. Que, aunque ambos vivían en Nueva York, se enviaban cartas donde fantaseaban sobre cómo sería su futuro. La misma que después se casó, tuvo un hijo y sorteó como pudo los diminutos obstáculos de la vida familiar.

¿Y ahora qué? Si no ha pasado nada grave, ¿qué se ha roto? ¿Existe, de verdad, un lugar al que volver o la rutina seguirá pisando donde crezca hierba? Departamento de especulaciones no se limita a retratar los miedos y dificultades de un matrimonio, sino que intenta indagar en el misterio de la condición humana invocando a Keats, Kafka o Einstein si hace falta.

Relojes de hueso (Literatura Random House)

David Mitchell, el autor de El Atlas de las nubes, siempre revienta las fronteras entre géneros narrativos y la ciencia ficción agradece su escritura prodigiosa a la hora de plantear las historias. No tiene ningún interés en escribir lo que le resulta fácil, aunque el lector se beba sus libros. La historia de la desaparición del pequeño Jacko en Gravesend, una aldea de Kent, en 1984, contiene una novela fantástica -llena de seres inmortales y con poderes mentales- y otra muy realista. La mejor inspiración para las series de televisión.

La niña perdida (Lumen)

Hay que leer a Elena Ferrante, aunque nadie sepa quién es. Hay que leerle La amiga estupenda, Un mal nombre, Las deudas del cuerpo, y, cómo no, La niña perdida (Lumen), cuarto -y último- volumen de la saga Dos Amigas. Hay que leer a Ferrante aunque sus editores italianos hayan preservado su identidad durante años y sólo ahora sepamos que es mujer, italiana, napolitana, madre, separada y mayor de 60 años. Poco más: como declaró una vez -vía mail-, cree que «descubrir la personalidad de quien escribe a través de las historias que propone, de sus personajes, de los objetos y paisajes que describe, del tono de su escritura… no es, ni más ni menos, que un buen modo de leer». Ferrante oscila entre el delirio onírico y el hiperrealismo; entre el detalle minucioso y el insulto, entre un imaginario político y social -en el que describe la situación de Italia, un pedazo de su historia- y uno verbal, en el que el que las palabras son el eje de la historia, lo que une y separa a las dos mujeres.

En La niña perdida, Ferrante pone punto final a la trama de Lina y Elena, dos amigas que nacieron a mediados del siglo XX en Nápoles. Lina es la intuición, la triunfadora del negocio local, la ignorante pero intuitiva, la mujer de barrio. Elena, la amiga que dejó la ciudad para convertirse en una escritora de éxito en Milán. Un día, la hija de Lina desaparece -¿asesinato, rapto, muerte?-, la gente murmura y los hechos se aceleran. Otro día, la madre también desaparecerá.

Rayos (Blackie Books)

El periodista y escritor Miqui Otero le hace la autopsia a la vida de Barcelona en Rayos (Blackie Books): ahí el caos de Fidel Centella, el chico que se va de casa sin saber qué busca; ahí los amores confusos -¿Bárbara, la chica que roba y silba; o Diana, la que tiene mucho y lo ofrece todo?-; ahí las leyendas urbanas del barrio, las aventuras de los chicos, los brindis con el padre enfermo de cáncer. Un mundo joven y agrietado, como el piso ruinoso que comparte el protagonista.

A Otero lo llamaron el segundo Marsé, por aquello del retrato solemne, íntimo y poderoso de su Barna. El presente y el pasado, para el autor, es lo mismo: puro tránsito, mera anécdota. La realidad no es sino espectáculo -como dice uno de los personajes, «un videoclip en tiempo real»-; la juventud, el estigma eterno de una sociedad que no deja crecer a sus chicos, que los deja siempre un escalón por debajo de ser dueños de su propia vida.

Muerte de un silencio (Periférica)

En Clémence Boulouque, la vida es la obra. La autora nació en el París de 1977, aprendió árabe y hebreo y estudió Políticas. Su mundo dio un giro siendo una niña, cuando su padre -el magistrado Gilles Boulouque- fue nombrado juez antiterrorista después de la ola de ataques de 1986, con la participación de Irán. Se suicidó en diciembre de 1990, al no poder sobrellevar la terrible presión política y mediática. Crémence sólo tenía 13 años.

Esta experiencia traumática -intensificada por su presencia en Nueva York el 11 de septiembre negro- arrancaría de ella la necesidad de la escritura: de ahí, en 2003, Muerte de un silencio, en la que relata el vía crucis de su familia y el suyo propio, y que este año ha sido traducida al español y editada por Periférica. Boulouque realizó su tesis doctoral sobre Patrick Modiano, como quien busca en las sensaciones literarias de un escritor su propio reflejo en el mundo. Con Modiano compartía la ausencia de padre, la extrañeza del mundo y la cuestión de las raíces. Fue él quien le recomendó que enviase su texto a sus propios editores en Gallimard. En 2005, William Karel adaptaría su historia al cine con otro título: La hija del juez.

El crimen del vendedor de tricotosas (Planeta)

Javier Gómez Santander sabe reírse de todo y esta novela es un homenaje a los lectores que quieran hacerlo, porque es una astracanada que no da un respiro. El precipicio por el que echa a correr la trama -mejor leerla- es un cascote histriónico a la deriva, cuyo fin es reír, reír, reír. Y si para ello hay que meter un apocalipsis zombi, pues se mete.