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Premio Nacional a la Mejor Labor Editorial Cultural 2008 (Grupo Contexto)

Cuando la magia invade la tiniebla

En los últimos estertores de unade las épocas bélicas más convulsas de Europa, emerge en la ciudad checoslovaca de Brno, la literatura del escritor jirí kratochvil, que demuestra en Buenas noches, dulces sueños cómo se puede crear magia –casi poesía- en mitad de una catástrofe.

Esta obra –heredera del realismo mágico e imbuida del influjo de Milan Kundera- narra dos historias paralelas, que están destinadas a ir aproximándose, poco a poco, a través de sus páginas, pero que conforme avanza la lectura ya se observa que el punto de confluencia va a ser mínimo y breve.
De un lado, el narrador nos presenta a Kosta y Kuba, dos desconocidos a los que su pasión por la pintura los acaba uniendo en una odisea de 24 horas. Inician este periplo con el objetivo de encontrar a un americano que ha aterrizado en el país con muchas dosis de un nuevo y milagroso medicamento: la penicilina.
Por otra parte, el joven jindrich regresa a su ciudad natal, a la casa de sus añorados progenitores, un lugar en el que ya no habitan puesto que fueron deportados a un campo de concentración. En este preciso momento aparecerá una misteriosa gata habladora, kanka, que le anuncia que tiene una misión nada fácil que cumplir.
Y con estos protagonistas, Jiri Kratochvil construye un relato que, a pesar de mostrar lo peor del ser humano: los sentimientos de odio y venganza que genera una guerra, la mayor parte del tiempo se parece a un auténtico cuento de hadas. E incluso cuenta con toda suerte de personajes y situaciones de lo más pintorescas como: una ciega que es funambulista, un oso amaestrado de lo más servicial, o la boda de unos enanos.
Este autor checoslovaco tiene un estilo narrativo muy peculiar, casi podríamos definirlo como artístico, muy cercano a lo poético, puesto que no sigue ninguna regla tradicional, mezclando todo tipo de recursos: realiza de forma constante apartes en la narración, combina indistintamente la primera y la tercera persona, interpela de forma directa al lector, los diálogos no aparecen diferenciados ortográficamente, introduce multitud de frases y palabras en ruso –si bien traducidas, eso sí-, y así, hasta crear un universo fantástico, donde todo, casi cualquier cosa, es capaz de hacerse realidad.
Con Buenas noches, dulces sueños asistimos a un delicioso descubrimiento de las letras europeas, donde destaca la habilidad de su novelista para contar una historia tan sumamente desgraciada, como lo es una contienda, desde el prisma del optimismo. Pero las cualidades de kratochvil van más allá, pues pasa de la tragedia a la comedia, del drama al misterio, de puntillas, delicadamente, a través de una finísima ironía que hace que el tránsito por los bombardeos, los muertos y la represión se convierta en una mera anécdota. Una lectura maravillosa que lanza un mensaje de esperanza en tiempos de incertidumbre.

Cuento de hadas
Jiri Kratochvil construye un relato que, a pesar de mostrar lo peor del ser humano: los sentimientos de odio y venganza que genera una guerra, la mayor parte del tiempo se parece a un auténtico cuento de hadas. E incluso cuenta con toda suerte de personajes y situaciones de lo más pintorescas.

Jiri Kratochvil
Buenas noches, dulces sueños
Traducción de Elena Buixaderas
IMPEDIMENTA