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Premio Nacional a la Mejor Labor Editorial Cultural 2008 (Grupo Contexto)

Cuentos de hadas de Angela Carter

Algunas veces, más que la habitación y las 500 libras al año, lo que mola es “descubrir” un canon propio.

El sábado vi En compañía de lobos, la peli de Neil Jordan, basada en su novela homónima, que reversiona Caperucita Roja: hay niñas, hombres lobos y abuelitas, algo de horror, de sensualidad y también de humor pero ningún leñador “salvífico”. Ahora estoy leyendo su afilada antología de cuentos de hadas (Impedimenta) que nos expulsa sideralemente de lo que pensábamos que son los edulcorados cuentos clásicos y nos arroja en una violencia y una incertidumbre fantásticas. En el prólogo dice que emprendió ese proyecto (tiene más de 600 páginas) porque sentía que tenía que construir un pasado (investigando sobre esas “historias de marujas” porque los hombres siempre “escribieron” pero en cambio las mujeres siempre narramos anónimamente) para poder visualizar un futuro. Y mientras leía eso me di cuenta de que todas las autoras que más me han impresionado en los últimos años ( Helen Oyeyemi, Karen Russell, Kelly Link, Mariana Enriquez o Giovanna Rivero) son (involuntariamente o no) descendientes, herederas, epígonos, suyas. Algunas veces, más que la habitación y las 500 libras al año, lo que mola es “descubrir” un canon propio.