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Premio Nacional a la Mejor Labor Editorial Cultural 2008 (Grupo Contexto)

David B. y el ensueño de ‘Las Mil y Una Noches’

David B. tiene tres lugares comunes en su obra. Uno es su interés por la historia, y concretamente por el período de la Gran Guerra en Europa, que ha usado en varias de sus novelas gráficas (Por los caminos oscuros, La lectura de las ruinas). Otro es el…

David B. tiene tres lugares comunes en su obra. Uno es su interés por la historia, y concretamente por el período de la Gran Guerra en Europa, que ha usado en varias de sus novelas gráficas (Por los caminos oscuros, La lectura de las ruinas). Otro es el mundo de los sueños (Los complots nocturnos, Los sucesos de la noche, Epiléptico). Otro es la ambientación de un ensueño oriental (Los buscadores de tesoros, El profeta velado), la recreación de mundo perdido de leyenda inspirado en el de Las mil y una noches. En esta ocasión, David B. va a la fuente original y adapta un pasaje de esta inmortal obra en su nueva novela gráfica, Hasib y la reina de las serpientes, que ha editado recientemente Impedimenta en nuestro país.

Nuestro autor escoge este relato, que transcurre en el ecuador de Las mil y una noches, entre las noches 482 y 498. En ella conocemos a Hasib, el hijo del profeta Daniel, un joven que, después de ser abandonado por sus compinches dentro de un agujero como al José del Antiguo Testamento, se da de bruces con la Reina de las Serpientes, que le cuenta su historia. De esta manera, el autor despliega un tapiz de historias de trasfondo mítico y fabuloso, llenas de monstruos y de personajes que buscan su hogar.

Hasib y la reina de las serpientes
Para David B., el hecho de contar historias es el propio argumento de la obra. Sólo esta pasión por el hecho narrativo explica esa facilidad que tiene por retorcer la historia y subordinar una trama a otra, como en un sueño dentro de un sueño dentro de un sueño. Es palpable la influencia de Borges en David B. (del que alguna vez ha tomado prestado ideas y personajes, sin ir más lejos, su profeta velado aparece en Historia universal de la infamia), no sólo por su gusto por el texto árabe, como el argentino, sino también por esa idea del texto como un espejo que se refleja a sí mismo.

Como en todas sus obras, destaca de David B. el enorme potencial simbólico de su dibujo. El que fuera el inspirador/instigador de Marjane Satrapi para que pusiera en dibujos sus memorias en lo que sería más tarde Persépolis, ofrece un extraordinario despliegue gráfico en el que confluye el horror vacui barroco con la inocencia de la ausencia de perspectiva de las ilustraciones medievales. David B. tiene un extraordinario sentido de la composición de las viñetas fruto de su amor por el arte antiguo. Porque Hasib y la reina de las serpientes parece obra de un ilustrador sufí, parece una obra de arte bizantino. Contribuye a este efecto el color plano que el autor utiliza, con preferencia por los tonos saturados y la ausencia de tramas. El trazo es grueso y seguro, y David B. juega en su terreno cuando se trata de dibujar decenas de figuras en movimiento en cada viñeta, monstruos del folclore de Medio Oriente, esqueletos y ejércitos en lucha. Estamos ante el mejor David B. de los últimos años, y el hecho de adaptar un texto ya escrito le viene de perlas al autor porque puede concentrarse en su brillante despliegue visual y narrativo.

Curioso que Impedimenta nos haya ofrecido, consecutivamente, dos obras inspiradas en Las mil y unas noches. Primero, con Las cien noches de Hero, de Isabel Greenberg, y ahora esta novela gráfica de David B. Ambas, además, de las mejores del año 2017.