Maryse Condé (Guadalupe, 1937) sintió una triple liberación cuando en 2018 le concedieron el Nobel alternativo de Literatura. El reconocimiento suponía que sí, que ella podía escribir: que las mujeres, los negros y los habitantes de islas recónditas podían escribir, aunque llegaran tarde, como ella, que no publicó su primera novela hasta los 42 años. Pese a la exquisita educación que recibió en Guadalupe y París, no fue una escritora precoz: «Estaba tan ocupada viviendo, sufriendo, que no me quedaba tiempo para más».
El despegue vital e intelectual de Maryse Condé
La autora antillana destripa en «La vida sin maquillaje», la segunda parte de sus memorias, su entrada en la vida adulta