cabecera 1080x140

Premio Nacional a la Mejor Labor Editorial Cultural 2008 (Grupo Contexto)

El placer de sentir la aventura

YA TENÍA GANAS DE SUMERGIRME EN una novela que me rodeara entera con los brazos de su historia y no se mantuviera frente a mí separándome como lectora del libro.

Llevo meses investigando nuevos autores, nuevas formas de escri- tura y algunos conceptos más o menos rompedores que, bueno, me pueden gustar más o menos pero no consiguen esa sensación de «envoltura» total que me mezcla con los personajes y me hace una observadora pasiva desde dentro. Y me siento ante un clásico, ante la elegancia de un primer capítulo que me llena de almohadas la cabeza. Estoy ante una novela deliciosa y sólo la estoy oliendo. Ya lo necesitaba, dicho sea de paso.

Diréis que eligiendo a Patrick White era complicado no acertar, un premio Nobel (el único premio Nobel australiano, por cierto) maestro de la ficción moderna y con un ingenio muy bien representado a través de Voss, el personaje que da título a esta novela.

El interior de Australia era un terreno desconocido, un páramo lleno de bestias y peligrosas tribus hasta que un explorador alemán llamado Voss (inspirado en Ludwing Leichhardt, un naturalista prusiano que hizo alguna incursión en esta zona en el XIX) quiere emprender una hazaña histórica: atravesar el desconocido desierto australiano.

Su mecenas, el señor Bonnes le proporciona compañeros de viajes y todo lo necesario para ello pero también le presenta a su sobrina Laura y he aquí una historia de aventuras, amor y lo más importante, un valioso homenaje a la fuerza de voluntad humana.

Voss es apuesto, intrépido, educado pero sobre todo ingenioso. A través de sus charlas con Laura nos sitúa siempre sus respuestas tres o cuatro pasos más por delante de la inteligencia de ella y del propio desarrollo de la historia. Como un Rett Butler menos brabucón, una cortesía a lo Denys Finch y la eterna sensación de que hay mucho más en su interior del que nos deja ver.

La relación de Laura y Voss se convierte en una obsesión de corte metafísico que dista mucho de una relación amorosa normal, y además deben sobrevivir a un periodo largo de separación en el que los retos del protagonista están por cumplir enfrentado a la desolación de la soledad, el aislamiento, sus propios límites y todas las contrariedades con las que se encuentra en su ambicioso camino. Por otro lado, Laura ya no puede hacer más que esperar su regreso. Enamorada de esta manera tan profunda, todas aquellas cosas que detestaba de su vida cotidiana, su alrededor y esa sensación de sometimiento se multiplican con la constante ansiedad de la incertidumbre y la espera de Voss.

Este libro está cargado de sobresaltos, malas noticias, esperas infinitas pero también de descubrimientos, de grandes paisajes, maravillosos diálogos y un retrato perfecto de la sociedad del momento y de las carencias y apetencias de sus personajes.

Patrick White escribe como si soplara a las páginas y allí cayeran las letras per- fectamente ordenadas y armónicas como una partitura otoñal. Te acarician las subordinadas y los adjetivos adecuados usados sin miedo. Las frases no tienen prisa, están construidas para ser saboreadas.

Les dejo con la miel en los labios por- que hay cosas que deben disfrutarse sin acompañamiento, no sin destacar la impecable traducción de Raquel Vicedo, que además de trabajar como traductora en el Ministerio de Educación. Cutura y Deporte, es librera y se ha encargado de transportarnos a nuestro idioma obras de Twain, Slavoj, ZIzek o Rohan O ̈Grady.