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Premio Nacional a la Mejor Labor Editorial Cultural 2008 (Grupo Contexto)

«Cuentos inquietantes», de Edith Wharton

El poder narrativo de Wharton sigue incólume; así como su majestuosa capacidad por describir la realidad y la irrealidad.

La escritora neoyorquina Edith Wharton (1862-1937) decidió escribir con su decoroso y formal lenguaje algunos relatos memorables de suspense y de terror. Su relación con el miedo se dio de bien jovencita, y, con los años, supo plasmar en algunos de sus relatos cortos no solo sus propios temores sino la opresión interior de los escalofríos que debió sentir en las terroríficas noches oscuras de su infancia. De ahí vienen sus cuentos, de ahí este continuo reparar en torno a la muerte, la fantasmagoría y la insensatez de algunos personajes de estos maravillosos cuentos que, bajo una superficie refinada, la autora nos va revelando lo más terrorífico y absurdo de la naturaleza humana.

La mayoría de estos relatos cortos reunidos en esta edición, traducidos admirablemente por Lale González-Cotta con el título Cuentos inquietantes, son inéditos en castellano. Con un conciso prefacio, González-Cotta nos introduce en la retórica del miedo de estas historia mínimas pero impactantes.

De hecho, Wharton escribió muchos más cuentos terroríficos de los que el lector puede leer en esta compilación. En esta edición castellana que ha publicado la editorial Impedimenta, se ha seguido un criterio cronológico. Este punto de vista temporal tan acertado de los editores ofrece al lector la evolución estilística de la escritora en el género de misterio. Es algo subyacente (y misterioso), algo que se va intuyendo a lo largo de la lectura de este maravilloso libro.

Ya sea en sus novelas o en sus cuentos, el poder narrativo de Wharton sigue incólume; su majestuosa capacidad por describir la realidad y la irrealidad -hay momentos que es imposible trazar la línea divisoria. La autora es capaz de particularizar el terror, con ironía, incluso con humor, que se cierne sobre la envejecida sociedad de Nueva York, de la cual ella huyó.

Amores adúlteros, mujeres infelices, una botella de Perrier, son historias causticas impregnadas de un cierto exotismo y de un gusto gótico de superlativa creación. Las imágenes y situaciones humanamente fantasmagóricas, a las que Wharton nos lleva como un rio, van calando lentamente en nosotros, como una lluvia fina, hasta que llega el magistral momento en que se nos corta la respiración y no por terror sino por el sorprendente e inesperado sobresalto que produce su inagotable imaginación y la calidad de sus relatos.

Por Carme Miró