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Premio Nacional a la Mejor Labor Editorial Cultural 2008 (Grupo Contexto)

Imprescindibles de biblioteca

«Lección de alemán», la mejor obra de Siegfried Lenz.

Un muchacho alemán, recluido en un reformatorio, ha de ejecutar como castigo una redacción sobre «las alegrías del deber». Incansablemente redacta durante ciento treinta y cinco días, va descubriendo su complejo mundo interior y su, en apariencia, sencilla vida en un pueblecito del mar del Norte barrido continuamente por los vientos marinos. El drama estalla cuando el muchacho ha de presenciar el enfrentamiento de su padre, policía de la zona, fanático cumplidor de su deber, y un pintor marginado por el nazismo, al que admira y quiere por encima de todo.

Lección de alemán posee la solidez, densidad y magnífica calidad de un típico producto germánico. El estudio psicológico del protagonista que ha de escoger entre ayudar a su padre a destruir la obra de su admirado pintor, o enfrentarse con aquel y salvar los cuadros -elección que termina produciéndole
un profundo desequilibrio psíquico- es realmente magnífico, como lo son las descripciones de los demás personajes, el padre, el pintor, su esposa, todos los vecinos que tienen auténtica vida y componen todo un coro de tragedia. Mención especial merecen las descripciones del paisaje, que adquiere en muchos momentos categoría de un personaje más: la playa, el molino, la esclusa, el viento y siempre como fondo el mar del Norte, hostil y amenazador, tan diferente del Mediterráneo; un ambiente que llega a «imprimir carácter» a los habitantes de la región. Tal vez en algún momento la novela resulte excesivamente prolija, pero es ese el único defecto que cabe señalar. La traducción de Ernesto Calabuig es muy correcta.

El autor se mantiene en un plano que no roza nunca el mundo sobrenatural, la narración es asombrosamente limpia, sin que Lenz caiga nunca en el recurso fácil de aprovechar la adolescencia de su protagonista para intercalar toda una serie de escenas sobre el despertar sexual del adolescente. La historia encierra también un alegato en favor de la generación más joven, castigada por los acontecimientos y empujada a los frentes de guerra a causa de la irresponsabilidad de la generación anterior, muy respetable en apariencia, pero que fue la que llevó a Hitler al poder. Resulta en cambio extraña la apatía de los personajes ante una situación tan dramática como fue el final de la guerra con el derrumbamiento del III Reich y la entrada de las fuerzas invasoras inglesas: ante estos acontecimientos que podrían ser cruciales en sus vidas, permanecen prácticamente indiferentes, todo el mundo parece seguir ocupándose de sus propios asuntos sin experimentar ni alivio ni rencor. Se echa de menos alguna aclaración posterior sobre el padre del protagonista cuyo fanatismo roza con lo patológico.

Siegfried Lenz, nació en 1926 en Lyck, una pequeña ciudad de la región lacustre de Mazuria, Prusia Oriental, hoy Elk, perteneciente a Polonia. Muere en Hamburgo en octubre 2014. Hijo de un oficial de aduanas, ingresó en la Armada en 1943 con 17 años. Durante los últimos meses de la segunda guerra mundial, trastornado por el fusilamiento de un compañero acusado de sedición, desertó y fue a Dinamarca donde vivió de la generosidad de los campesinos de la zona. Los británicos lo capturaron y pasó un tiempo como prisionero de guerra en un campo británico de Schleswig-Holstein, tras su liberación, se instaló en Hamburgo. Más tarde estudió filosofía y cultura inglesa. Fichado por el periódico Die Welt, ocupó durante dos años el cargo de jefe de redacción de la página de literatura. Miembro fundacional del Grupo 47, formado por escritores de la posguerra en la década de 1950, que pretendía revitalizar la literatura alemana de posguerra. Posteriormente viaja por África, Australia y Estados Unidos, dedicado a impartir conferencias sobre la historia de Alemania en universidades australianas y americanas. Entre 1965-1976 apoyó, como Günter Grass, a Willy Brandt en diversas campañas políticas. En 1970 fue invitado a la firma del tratado fronterizo Germano-Polaco. Explicó sus relaciones con la política en ensayos, entrevistas y, sobre todo, en el discurso «Literatur und Politik:
Elfenbeinturm und Barikade’: pronunciado en la Universidad de Hamburgo cuando le fue concedido el título de doctor honoris causa; en este discurso defendió la autonomía de la literatura respecto a cualquier compromiso partidista. Siegfried Lenz ha recibido numerosos-premios por sus novelas y cuentos, como el Premio Goethe o el prestigioso Premio de la Paz del Gremio del Libro de Alemania, que se entrega cada año en la Feria de Frankfurt. Muchos de sus cuentos y novelas han sido adaptados para el cine y la televisión. Azores en el aire (1951) y Duelo con la sombra (1953) son las dos primeras novelas del autor, de estilo seco y polémico. Su primer éxito literario fue un libro de historias sobre su Mazuria nativa, ¡Qué bello era
Suleyken!
(1955) donde idealiza el paisaje y los lagos desus tierras. Seguiría, en 1960, El barco faro y otros relatos. También El tiempo de los inocentes (1960), un polémico drama que abordaba los dos grandes temas centrales de su narrativa: la culpa y la persecución. Sin embargo, La lección de alemán (1968), está considerado por muchos como el mejor trabajo de Lenz. Destacan, Conversacion urbana (1963). En Das Vorbild (1973) donde amplia el tema de Lección de alemán. Otras obras que ha publicado son: Campo de maniobras (1985), El excursionista (1986), El usurpador (1987), La pérdida (1991) y La prueba acústica (1993).