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Premio Nacional a la Mejor Labor Editorial Cultural 2008 (Grupo Contexto)

Iris Murdoch, potencia y habilidad narrativas

Se publica una de las más potentes novelas de las de la escritora irlandesa; acercamiento al libro y a su autora.

En el tenaz empeño por parte de la editorial Impedimenta por recuperar las obras de la escritora británica, tan desatendida y desigual , en su publicación de Pirineos abajo, le toca el turno ahora a «El libro y la hermandad», uno de los libros más potentes de la potente escritora; el libro fue editado originalmente en 1987 y ahora se presenta en traducción impecable del asturiano Jon Bilbao. El libro fue finalista del prestigioso Premio Booker y desde luego, en lo que alcanzo, es uno de los libros más logrados de esta discípula de Shakespeare; si hace no mucho en este mismo sitio me refería a la hipótesis planteada por otra escritora británica, que tal bailaba, Virginia Wolf acerca de una hermana del dramaturgo inglés, ahora podría hablar, sin rizar rizo alguno, de una alumna aventajada del autor de « Hamlet». No entraré en cantar, ni contar, las andanzas de la escritora y sus méritos y peculiaridades curriculares… quien quiera saber de ello puede dirigirse a las últimas líneas, mejor párrafos, que siguen a esta reseña; o dicho de otro modo no tiene más que leer hasta el final..

Se sirve la autora-filósofa de un encuentro entre amigos , en un ambiente propio del sueño de una noche de verano, años después de haberse tratado con asiduidad, para dar paso a la constatación de los rasponazos que el tiempo supone para los humanos y sus relaciones, que nunca volverán a bañarse en las mismas aguas en que se bañaron en su juventud. La ocasión sirve para desatar los recuerdos y para dar rienda suelta al pico entre aquellos seres que años antes habían creado una hermandad con el fin, único y exclusivo, de elaborar un libro de filosofía política en el que el brillante Crimond expusiese las ideas que les unían , las ideas del grupo, del que el nombrado era indiscutible y brillante líder. Los crujidos surgen en la confrontación de los distintos puntos de vista que se han diversificado y pluralizado ante la unidad perdida, y ensoñada. Este disenso va a conducir a levantar ampollas latentes que permanecían escondidas y/ o ignoradas desde los tiempos pretéritos, y que el tiempo con su capacidad erosionadora ha arrugado…lo que era unidad ha dado lugar a la diferencia, y la amistad ya no halla acomodo entre los reunidos.

La conversación es, como en los libros de la autora es hábito, densa, y alejada del chapoteo en la banalidad, la profundidad está servida en la medida en que el intercambio de ideas deja ver las diversas visiones que se entrecruzan entre los reunidos que nos son presentados, con precisión entomológica, en unas primeras páginas de tralla, que nos dejan todas las cartas sobre la mesa para que comience la partida: el carismático Gerard Hernshaw, de quien otra de las presentes, Rose Curtland, está enamorada desde hace años; Duncan Cambus y su resistente esposa Jean, Tamar Hernshaw, la desasosegada sobrina del citado en primer lugar, y David Crimond el extravagante genio marxista. Los ex-alumnos de la universidad de Oxford , en sus tiempos de estudiantes, tenían como nexo de unión la unánime admiración que tenían hacia el nombrado Crimond, tal confianza en el sujeto se deja notar en el encargo y financiación para la realización de la obra ya mentada, más al cabo de los años, mientras que el carismático caballero sigue aferrado a sus convicciones marxistas, y el libro terminado, no halla en sus antiguos colegas el humus apropiado para la recepción del mensaje, no encuentra la admiración del pasado sino que al contrario no se topa más que con reticencias, desconfianzas, una honda incomprensión, sentimientos que se disparan por la singular personalidad del tal Crimond, que pasa a convertirse en la encarnación del Mal, en la imagen de un ser tendente a las maniobras y si es caso a las zancadillas, lo que conlleva que , al contrario que el rey Midas, todo lo que toca lo convierte en desgracia.

Los temas se van sucediendo y la travesía es una sinuosa visita a lo más recóndito del alma humana, a los vértigos que en ella pueden anidar, más allá de cualquier escorada lectura pretendidamente política ( y lo digo por el papel de villano que juega el “marxista”): la escrutadora mirada se dirige a allá en donde surgen los temores a la soledad, el miedo al envejecimiento, y las ensoñaciones melancólicas de un pasado que no ha resultado como entonces se adivinaba, originando un profundo desencanto ante el fracaso, en todos los terrenos de la vida, y sumiendo a los sujetos ( sujetados) en un inquietante sentimiento de culpabilidad… en esos seres arrojados al mundo, al que preguntan y del que no obtienen como respuesta más que un cerrado silencio, con la perenne condena de su inevitable libertad y – con la confirmación práctica de aquello que dijese el admirado, y estudiado, por la escritora de la que hablamos- …el infierno son los otros. Allá por los bordes del absurdo…

No digo nada nuevo si me refiero a la capacidad de la autora de « Bajo la red » para retratar a sus personajes, su dominio y exactitud del lenguaje que combina con el bagaje filosófico e histórico con el que la escritora viaja por sus historias y que emplea con innegable rigor. En la presente ocasión, mantiene el pulso en la muy larga distancia, seiscientas cincuenta páginas con letra menuda, logrando que la novela avance sin altibajos, ni tiempos muertos, y el que la historia no decaiga es muestra de la maestría de Murdoch que va tejiendo una paciente tela de araña que se nos pega no dejándonos escapar, ni descansar, a la espera de cuál será la siguiente idea que salta al tapete de la discusión, y… inquietándonos con toda seguridad. ¡ Así Irish Murdoch, siempre deslizando su prosa entre el clasicismo, cierto barroquismo y algunas sombras extrañas, y… el amor como tabla de salvación de los humanos!

Iris Murdoch (1919 – 1999)

Nació en Dublín, Irlanda, el 15 de julio. en el seno de una familia anglo-irlandesa de tradición protestante. Esmerada educación académica especializándose en historia antigua, literatura clásica y filosofía (puede hacerse notar como anécdota que fue alumna de Wittgenstein, a quien tomó como modelo en alguna de sus novelas: «Bajo la red »). Durante la guerra fue funcionaria civil en el departamento del Tesoro y posteriormente, entre 1945 y 1947, trabajó en la UNRRA (United Nations Relief and Rehabilitation Administration), organismo que se dedicaba a atender a los desplazados durante la contienda bélica. Residió en Austria y Bélgica, tomando allá contacto con los ambientes existencialistas, huella que se deja ver en sus primeros libros. Tal corriente brotó a contracorriente del ambiente dominante en los pagos académicos, en especial anglosajones, monopolizados por el positivismo lógico; ella daba clases en Oxford y más tarde en Londres , entre 1948 y mediados de los sesenta. Fue la vena trágica, dramática, romántica que ponía el acento en el individuo lo que le atrajo de tal pensamiento; ello le condujo a escribir su primera obra, y quizá la primera monografía que se escribió sobre el pensador francés, publicada en 1953, « Sartre, un racionalista romántico » (Mondadori, 2007).

Un año más tarde publicó su primera novela, « Bajo la red» (Espasa-Calpe, 1992) que obtuvo un éxito inmediato y que dedicó a Raymond Queneau a quien conoció en Bélgica y que fue quien le impulsó a su dedicación literaria. Desde esta obra se comienzan a observar sus centros de interés: el amor, el arte, el lenguaje…pasados por el tamiz del ya nombrado existencialismo, de su admirado Platón, de Freud, de Wittgenstein, además de los escritores rusos del XIX, de Shakespeare y de Simone Weil, con respecto a la que no ocultaba su devoción, aunque laicizándola. Tras su estreno se sucedieron otras novelas (« La campana», 1958, « Cabeza cortada», 1961, « El unicornio», «Una derrota bastante honrosa», 1970, , «El príncipe negro», 1973, « La máquina del amor sagrado y profano» , 1974, « El hijo de las palabras», 1975, « Henry y Cato», 1976, « El mar , el mar», 1978 -premiada con el prestigioso premio Booker Prize, <<>, 1983, o la que ahora se publica en castellano, « El libro y la hermandad»…)

La prolífica y singular novelista ( obran en su haber más de veinte obras de ficción y teatro, además de algunos ensayos filosóficos ), irrumpe en el mundo de la narrativa en los años de desencanto, de crisis y de importante creatividad cultural; desaparecidas ya las «vacas sagradas» como James Joyce, Virginia Wolf, Ford Madox Ford, E.M. Foster ( que decidió permanecer callado), otros se iban asentando: Graham Greene, Angus Wilson, C.P.Snow, Lawrence Durrell, Anthony Burgess, Malcolm Lowry, Doris Lessing, William Golding, Allan Sillitoe, etc.

Los valores del imperio comienzan a resquebrajarse y es cuando surgen nuevas voces teñidas de radicalidad como Kingsley Amis (el padre de Martín Amis), o John Osborne, quie se erige en representante máximo de los conocidos como Angry Young Men (Jóvenes airados); son los tiempos igualmente del Free Cinema, de Joseph Losey…momento en que el cine deja de mostrarse conformista para preocuparse de los problemas sociales.. Años también de florecimiento de dramaturgos, como el ya citado Osborne o el posterior premio Nobel, Harold Pinter…La vena crítica comienza a transformarse en el mayor de los casos en escepticismo y el desencanto con respecto a la realidad británica, que hasta entonces había sido ensalzada…hay otra realidad, más allá de los brillos de la clase media, una sombría realidad con marginados, explotación, miseria cultural, etc.

Iris Murdoch ocupa, no obstante, en este panorama un lugar aparte: no profesa un realismo romo (se ha solido hablar de su quehacer como «realismo mágico»), tampoco plantea ningún tipo de crítica social, no sigue las modas (son despiadadas su críticas al « nouveau roman»), y se mantiene dentro de las tendencias “clásicas”, podría decirse que decimonónicas…Para ella la realidad es lo suficientemente compleja como para retratarla sin más tomando como base un solo eje explicativo. Sus preocupaciones filosóficas y religiosas siempre están presentes, lo que hace que sus personajes se conviertan en emisores de sus dudas, lo que sin embargo no les quita viveza, ni profundidad en lo que hace a sus caracteres…Los personajes se ocultan y se transforman como en un juego de máscaras, en una dialéctica existencial siempre en movimiento, en reconstrucción; conscientes permanentemente de que no son libres, sino que viven prisioneros de sí mismos, de la sociedad, y de las fuerzas naturales .« Pero ¿es posible conocer jamás a un ser humano? Tal vez se consiga cuando se renuncie a ese conocimiento y al deseo de él y tampoco se sienta su necesidad. Pero, entonces, lo que se consigue no es ya conocimiento, sino nada más que una coexistencia; y esto es también uno de los aspectos del amor.» ( « Bajo la red »). Seres a veces dominados por alguno de ellos, que suele ser un sujeto demoníaco y poderoso que se impone a los demás…según la misma escritora, tomó como modelo para tal ser a quien fuese su amante, el escritor y premio Nobel, Elias Canetti. Sus protagonistas están en continuo balanceo entre el bien y el mal…

Ciertas técnicas narrativas hacen que se intensifique la acción (y la intriga) novelesca…no hurtando los guiños a la novela gótica, a la policíaca y a los grandes novelones románticos. Lo horrible toma cuerpo en medio de una tranquila conversación, ciertos anuncios-del narrador- hace que cunda una espera acerca de lo que va a suceder…lo mismo pasa con el sexo que , en bastantes ocasiones, asoma en los momentos más inesperados como salvación o como evasión. Esa búsqueda constante de sorprender, de inquietar, buscando momentos privilegiados, le aleja del realismo, como ya he señalado. Lo poético no es ajeno a sus descripciones, y las iluminaciones abundan …La interrelación psicológica de los personajes nos acerca a la complejidad de lo humano. Sin ser una escritora mística, sí que asoman (bajo la inspiración de la ya mentada Simone Weil) ciertos rastros laicizados de la “gracia”, la “salvación”, la “conversión”, lo que produce cierta sensación de cruce entre realismo e idealismo lo que ha llevado a algunos a ver en ella-como ya queda dicho- una representante de una especie de <>… Sea como sea su fuerte originalidad se ve reforzada por su visión trascendental de la existencia, deudora de un platonismo / budismo indisimulados,…todo ello ha llevado a que sea considerada una de las más grandes novelistas del siglo pasado, aunque ubicándola en un segundo plano, como ella misma se juzgaba al compararse con sus admirados Leon Tolstói, Jane Austen, Henry James, Marcel Proust…

A mediados de la década de los cincuenta conoció al destacado profesor y crítico literario John Bayley con el que se casaría… permaneciendo unidos hasta la muerte de ella, a causa del Alzheimer, («enfermedad que no hizo más que reforzar hasta la exageración su bondad y simpatía naturales», al contrario de lo que suele suceder con este tipo de enfermos que muchas veces sacan a relucir los rasgos más negros de su carácter) su experiencia que él narra en un par de libros: « Elegía a Iris » e « Iris y sus amigos» (la primera de ellas, en especial, sirvió como guión para la película que sobre ella se hizo y que, en cierto modo, supuso su revival). En tales libros se aclara la vida en común, los viajes, las relaciones entre ellos y con distintos amigos, destacando- a pesar de las dificultades y los mosqueos de los últimos años- el carácter sencillo, la modestia, la simpatía y subrayando su anima naturaliter cristiana, «alma religiosa sin religión»…y relatando la relación un tanto extraña en la que no había ningún lugar para los aspectos seductores y pasionales ( «pienso que una de las razones por las que nos hemos enamorado, es que siempre hemos sido terriblemente ingenuos e inocentes») y alejados de cualquier convencionalismo ( manera de vestir, la vivienda un tanto à la sans façon– el jardín cuidado , eso sí, por ella- los baños desnudos en cualquier esquina…con escándalos incluidos…)…

Dejaré, no obstante, los detalles sobre tales aspectos biográficos (quien quiera enterarse ya sabe lo que debe hacer); me he servido de estos libros limitándome en entresacar algunos aspectos que tengan relación con lo más significativo de su visión y la que sobre ella han tenido otros ( en concreto, quien fuese su marido) y he recurrido a algunos otros libros para dibujar sus querencias filosóficas, evitando los asuntos más propiamente técnicos ( sus críticas a las visiones-o ausencia- de lo ético en las corrientes dominantes de la época: el behoviarismo, el existencialismo, el utilitarismo y los aires de familia kantianos del que adolecen-según ella- todas las corrientes señaladas) …¡ahí va!

Iñaki Urdanibia