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Premio Nacional a la Mejor Labor Editorial Cultural 2008 (Grupo Contexto)

La fiera luz del mundo interior

Atrapado en su propia burbuja, «en lo no-pensado, lo no-escrito, lo no-existente», celebra el relato El ala izquierda (1996, primera parte de la trilogía Cegador) los valores liberales de toda una generación, desde el amor al arte hasta la preocupación por la justicia, en un momento en que ambos se encontraban (se encuentran) en peligro.

La prosa tiende a la densidad, lo mismo que a la minuciosidad. Las distinciones entre personajes si disuelven. Todos están desvinculados de quienes creen ser, para fundirse en la lacónica voz que narra. La escritura es prolija, a base de argumentos en capa y penetrantes observaciones, «como si pudieras verlo, a través de la piel traslúcida de la frente, con el enorme y perdido ojo pineal entre las cejas, retirado ahora a la base del cráneo, en la silla turca, atento tan solo a la luz fiera del mundo interior».

Versiones de sí misma, todas las narrativas del poeta, prosista y crítico literario Mircea Cărtărescu (Bucarest, 1956) se mueven a través de los entrelazamientos y las disyunciones marca de la casa. ¿Importa quién es quien en la novela? No demasiado. Mientras lees estás inmerso, porque «horribles son las imágenes en las que tu no existes, imágenes que cualquiera hubiera podido ver antes de injertarlas en tu mente, en tu carne». El lector ha de abandonarse necesariamente al flujo de los acontecimientos y su ausencia, dejarse arrastrar a la conclusión a través del recuento reservado o gárrulo, propaganda en nombre de una escritura víctima de un autorreferencialismo dizque indulgente. Ricos o pobres, heterosexuales u homosexuales, urbanos o suburbanos, los avatares comparten más que los divide: ser criaturas del doctor en la Cátedra de Literatura Rumana de la Universidad de Bucarest.

A pesar de toda esta aparente complejidad, la premisa del Premio Austriaco de Literatura Europea 2015 es simple: uno nunca es el héroe de su propia vida, sino de sus posibles vidas. En El ala izquierda, la ilusión de una única alocución se resquebraja en cruces de caminos y bifurcaciones recurrentes. El razonamiento se explicita en una imaginación que elude sus límites. Cronometra el rumano la lógica mientras si bifurcan sus personalidades, cada una con su propia experiencia de la infancia, adolescencia, amistad, amor, deporte y escuela. La obra del reciente Premio Formentor de las Letras se cumple aquí en su prolija concisión, sus turbias afiliaciones con el posmodernismo, sus numerosos trucos de prestidigitación.

José de María Romero Barea