La Librería, de Penelope Fitzgerald, nos traslada a 1959 a un pequeño pueblo de la costa este inglesa, donde conoceremos a Florence Green, una viuda de mediana edad y buen corazón, que ha tomado la determinación de acercar la literatura a este recóndito lugar abriendo la primera librería.

Para ello ha escogido un antiguo edificio que lleva varios años abandonando, lleno de humedades, en el que para colmo habita un rapper, nombre con el que los lugareños designan a pequeños espíritus algo juguetones que acostumbran a alterar la vida cotidiana en los hogares.

Florence contratará como ayudante a una niña de diez años, Christine, la única disponible en el pueblo pero muy eficaz. Pues pronto va a encontrarse con una comunidad en la que las novedades no son bien recibidas. Pero sin duda la principal oposición viene de la señora Gamart, verdadera referencia social en el pueblo, que intentará por todos los medios usar sus influencias para estropear los planes de Florence; hasta considera que la vieja casa es la ubicación ideal para crear un centro cultural en el que dar pequeños conciertos y conferencias a su gusto, ya que considera que los habitantes del pueblo precisan de su juicio y buen gusto.

No es de extrañar que la decisión de Florence de poner a la venta la última y controvertida novela de Vladimir Nabokov, Lolita, sea la excusa que esperaba la señora Gamart para lanzar su ataque final, porque lo que no puede tolerar es que alguien ofrezca a los habitantes de la localidad la libertad de leer y formarse una opinión de un libro que le disgusta profundamente, aunque no lo haya leído.

La librería ha sido llevada al cine por Isabel Coixet, recuperando así a una de las mejores autoras inglesas del siglo XX, y obteniendo los Premios Goya 2018 a Mejor Película, Dirección y Guion adaptado y el Galardón en la pasada Feria del Libro de Frankfurt a la mejor adaptación literaria.

MARÍA LUISA MARTÍNEZ