Un joven de las tierras del norte deberá emprender un largo viaje en busca de conocimiento. Su periplo se convertirá en una canto al arte de contar historias. Como ya os avanzamos en su momento, Impedimenta publicó a finales de año la multipremiada novela gráfica con la que ha debutado Isabel Greenberg, «La Enciclopedia de la Tierra Temprana».
La obra nos lleva a seguir los pasos de un joven norteño, el narrador de historias de su clan, que emprende un viaje por tierras inhóspitas que nadie de su cultura conoce para buscarse a sí mismo, o al menos una parte de él que le falta.
Greenberg imagina una Tierra Temprana situada en algún lugar del pasado ignoto e inmemorial de nuestro planeta, cuando en ella habitaban seres humanos cuyas civilizaciones dejaron un poso en las narraciones míticas que hoy conocemos (y no a la inversa, como podría parecer).

De hecho, es admirable cómo la autora juega con esos materiales míticos para darles una vuelta de tuerca y adaptarlos a su relato. Greenberg toma prestados fragmentos no sólo del Antiguo Testamento (Caín y Abel, la torre de Babel, etc), sino también relatos de otras culturas sobre el origen del mundo o de epopeyas como la ‘Odisea’. El acervo popular es usado magistralmente para crear algo nuevo y sorprendente, pero a la vez lleno de vida de las antiguas narraciones.
La autora conoce bien estos materiales. La influencia de sus lecturas de cuentos y leyendas tradicionales es evidente tanto en el fondo como en la forma. Greenberg parte de de una estructura arquetípica para cimentar su relato: el viaje del héroe, en cuyo transcurso se hará más sabio y capaz. A la vez, la obra es un canto de amor al hecho de la narración, a la necesidad del hombre de contar historias, no sólo como preservación de la memoria colectiva, sino también como un acto que nos configura como seres humanos.
El estilo de Greenberg es muy sencillo, puede parecer incluso naïf cuando el lector empieza el relato, pero a medida que avanza la obra nos damos cuenta de que un estilo así, primitivo y básico, se convierte en el mejor vehículo para su narración teogónica. La autora combina muy bien el blanco y negro con los otros tonos que usa muy cuidadamente en cada capítulo de forma temática (rojos, azules o grises, dependiendo de la ambientación). Si La Enciclopedia de la Tierra Temprana tiene reminiscencias en cuanto al guión a Ovidio o a Borges, pero sobre todo a los cuentos tradicionales, un referente que se me ocurre por su manera de estructurar narrativamente el relato es el galo David B. (‘Epiléptico’).

El año 2014 nos sorprendió con varios debuts muy potentes: ‘Inercia’, de Antonio Hitos, fue uno de ellos, y esta obra es otro. Greenberg ha realizado una obra extraordinaria que puede figurar fácilmente entre las mejores de 2014, y prueba que es merecedora de los premios que ha ganado (como la mejor novela gráfica del año para British Book Design Awards y The Observer). Tan sólo me lamento de no haberla leído antes para poder haberla incluido en mi top. Una obra genial, maravillosa, que os recomendamos vivamente.