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Premio Nacional a la Mejor Labor Editorial Cultural 2008 (Grupo Contexto)

«Bajo la red» de Iris Murdoch

Arranca esta historia con un hombre en la calle. Su pareja se ha cansado de él. Le cambia por otro y sigue adelante.

Aunque sigue con el mismo tipo de hombre, pues cambia al escritor juerguista por el corredor de apuestas, quizá olvidé decir que el primero apostaba también de vez en cuando, así que seguramente comparten conocidos y ambientes. Así que a veces realmente no cambiamos de pareja, si no de cara, de cuerpo y de manos, quizá de boca y cerebro que nos dirán lo mismo pero de otra forma, y nos harán sufrir lo mismo.

Iris Murdoch en vez de poner la lupa en ella, como en El Unicornio, esta vez la pone sobre él. Recorreremos las calles de Londres y París detrás de Jake. Un escritor que malvive como traductor de obras francesas. Seremos testigos de su desdicha y de sus borracheras. Conoceremos a sus amigos de pub que le acompañarán en sus noches de alcohol por las calles, amaneciendo en cualquier lugar.

Hugo Belfounder será un hombre que marcará a Jake. Un interlocutor intelectual interesante que conseguirá que el escritor de rienda suelta a su propia creación, aunque después se avergüence del resultado quizá por la complejidad de la obra, quizá por las pocas ventas. Jake complica las cosas sobre sí mismo, idealizando a Hugo en el camino. A lo largo de sus desventuras irá persiguiendo a Hugo para enfrentarlo, será el otro quién llegará a decirle que las personas le impresionan demasiado. A veces no todo lo que recordamos es exactamente cómo sucedió, el recuerdo va perdiendo amargura con el tiempo y lo encumbramos. La idealización del ser amado será un tortuoso camino para Jake, que vagará detrás de ella a cualquier precio. Su mente no podrá avanzar si no está en su presencia, si no consigue llegar a su lado. Más tarde descubrirá que la vida es a veces un cocktail amargo y nada es lo que parece, ni nos esperan los trenes que no supimos coger, si no que pasan para no volver.

Descubrimos en Iris Murdoch a una amante de los animales. Jake en esta novela salva a un perro que estaba enjaulado, junto a uno de sus amigos roban la jaula, la abren en un descampado y se quedan con el perro. Después se plantea la posibilidad de pedir un rescate para negociar con los agraviados, realmente para que no les envíen a la policía, Jake termina quedándose con el animal y esa posibilidad de rescate se convierte en compra y se deja abierta y sin resolver. A Jake le gusta ir a la tienda de una señora que tiene gatos, incluso nos describe a una de las últimas camadas de gatitos. No siempre en los libros encontramos estos detalles.

El escritor que decide dedicarse de lleno a la literatura se enfrenta al desasosiego de la creación además de a la lucha por la supervivencia. Hacia el final nuestro personaje toma algo de cordura y se da cuenta de que una forma de quitarse presión es tener otra fuente de ingresos adicional y no depender sólo de la creación para salir adelante, un trabajo alimenticio a media jornada es una opción razonable. Dejando de depender de otros para vivir.

En cada novela nos enfrentamos de una forma al autor, pero siempre está en sus obras esa reflexión sobre la existencia, degustando una Iris Murdoch intelectual que te hará pensar sobre la vida y sus infortunios. Jake es un canalla con buen fondo, alguien a quien se le podría tomar cariño, y diríamos de él que está desperdiciando su talento.

Vanessa Díez