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Premio Nacional a la Mejor Labor Editorial Cultural 2008 (Grupo Contexto)

«Botchan», de Natsume Soseki

Me fascinan los libros que sin tener una gran historia trepidante, sin cambiarte la vida o sin servir de inspiración divina consiguen con su estilo ligero y ágil, con una sencilla historia pero cargada de un componente psicológico muy interesante y profundo, absorberte de principio a fin.

Con una sencilla historia pero cargada de un componente psicológico muy interesante y profundo, absorberte de principio a fin, son esas obras que consiguen que establezcas una relaciones muy próximas y de complicidad con sus personajes; a pesar de que puedan ser un poco “bobalicones” como es el caso de Botchan, el protagonista de este clásico de la literatura moderna japonesa.

En Botchan, Soseki me encandila por su virtud de mostrarnos una obra que vive al filo del oxímoron, entre la sencillez y el detalle. La sencillez porque se trata de un libro de prosa especialmente ligera y fácil de leer, el detalle, porque a pesar de no cargar a los personajes de grandes descripciones a medida que te vas adentrando en el libro tienes la sensación de conocer a sus protagonistas como la palma de tu mano y sabes que puedes esperarte de ellos, a pesar de que tengan también la capacidad de acabar siendo un poco impredecibles.

Clasificaría a Botchan como una novela divertida (no muy divertida como se la clasifica en muchos sitios), y con una gran carga de reflexión (solo tienes que estar dispuesto a encontrarla) entorno a temas actuales como la hipocresía, las falsas apariencias, el individualismo, los prejuicios,… un gran aplauso para Sôseki, por conseguir que una obra de principios del siglo XX consiga ser atemporal.

Botchan también es una lección, una lección de las consecuencias que puede tener confiar en las personas equivocadas, ser demasiado impulsivo, juzgar a las personas por su apariencia, o dejarse manipular o influir demasiado por terceras personas.

Botchan es un joven profesor tokiota de 23 años al que destinan a una escuela de provincias, donde deberá trasladarse para empezar su nueva vida desde 0. Su carácter idealista, tozudo, tontorrón y simplón (aunque también un poco mezquino y cínico) le llevarán a sufrir los vaivenes de todo lo que pase a su alrededor, sin que él pase a tomar en ningún momento las riendas de la situación; y las pocas veces que decide algo su incapacidad para la reflexión y su impulsividad le llevan en la mayoría de los casos a situaciones no poco problemáticas y absurdas que sin duda nos harán sonreír y encariñaros con este tontorrón de protagonista.

La propia experiencia vital del autor como profesor de provincias fue sin duda, su mayor fuerte de inspiración para esta magnífica obra. Un clásico de comienzos del siglo XX, que por su aparente ligereza se presenta como la oportunidad ideal para quien quiera adentrarse por primera vez a la literatura clásico-moderna nipona. Un bestseller en Japón y un longseller allí donde llega. Editado de forma magnífica en España por la editorial Impedimenta, que como siempre, consigue hacer de sus títulos, pequeños tesoros. Un clásico imprescindible en la librería de tu casa.

Otra obra del autor que conviene no perderse, es la predecesora de Botchan, Soy un Gato (publicado por primera vez en 1905, aquí en España también disponemos de la magnífica edición de Impedimenta), no consigo decidir cual de las dos me gusta más. ¿Se me estará pegando el carácter indeciso de Botchan?