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Premio Nacional a la Mejor Labor Editorial Cultural 2008 (Grupo Contexto)

«Cuentos de hadas», de Angela Carter

Esta es una obra de culto, un clásico por el que ha apostado Impedimenta y al que le queda un largo recorrido, como augura el hecho de que ya se encuentre por su tercera edición.

Impedimenta publica la colección de cuentos de hadas recopilada por Angela Carter, cuentos de diversas tradiciones orales protagonizados por mujeres. Por tanto, que el lector no espere encontrar en esta obra textos originales escritos por Carter, como las revisitaciones a los cuentos de hadas que aparecen en su imprescindible La cámara sangrienta, sino que se trata de dos colecciones de cuentos maravillosos que editó Carter para Virago Press, en 1990 y en 1992. Las dos colecciones se unieron en un solo volumen que por fin podemos disfrutar traducido y que ya llega a su tercera edición en España.

No podemos menos que agradecer a Impedimenta que haya publicado esta obra indispensable para los lectores de Carter y los aficionados a los cuentos de hadas y la tradición oral. La colección está traducida por Consuelo Rubio Alcover de manera exquisita; ella misma nos ofrece un prefacio con un breve análisis de los cuentos de hadas desde Bettelheim a Propp y Lévi-Strauss, pasando por Freud y Jung. En esas líneas nos recuerda que estos cuentos maravillosos, altamente simbólicos, tienen un carácter universal que hace que incluso hoy en día sigan siendo igual de efectivos aunque estén casi olvidados.

Esta intención de rescatar del olvido los cuentos menos populares es parte del interés que tuvo Carter en compilarlos: «Pese a que este sea un libro de cuentos maravillosos o cuentos de hadas, entre sus páginas vas a encontrar realmente pocas hadas», afirma en la introducción. Esta obra rompe con las tendencias actuales de modificar los cuentos para ofrecer una versión edulcorada de final feliz que no traumatice a los niños. En este caso estamos ante una recopilación de cuentos de hadas originales, aquellos creados para transmitir información del mundo con toda la crudeza necesaria y que nada tienen de inocentes o dulces. Unos cuentos de los que se pierde su origen y de los que «nunca podremos saber el nombre de la persona que inventó la historia».

Estas historias tienen como elemento común estar protagonizados por personajes femeninos, clara muestra del interés de Carter por el feminismo y por mostrar personajes fuertes que siempre han estado en la tradición oral pero que en muchos casos han sido silenciados u olvidados. Como ella misma señala: «Deseo validar mi reivindicación a poseer una parte equitativa del futuro, y expreso para ello la exigencia de que me concedan la parte del pasado que me corresponde». Y al reivindicar este pasado Carter nos ofrece en estas páginas unas mujeres que son luchadoras, puesto que en las enseñanzas simbólicas aprendemos que «las cualidades de estas historias para que las mujeres sobrevivan y medren nunca incluyen estrategias de sumisión ni de pasividad». Fortaleza que podemos apreciar desde el primer cuento inuit que abre la antología, Sermerssuaq, donde encontramos una protagonista que «tenía tanta fuerza que podía levantar un kayak con las puntas de tres dedos».

Estos cuentos aparecen agrupados por bloques temáticos, «de valientes, atrevidas y tercas», «de mujeres listas, chicas con recursos y tretas desesperadas», «de tontos», «de chicas buenas, y a dónde van», «de brujas», «de familias infelices», «cuentos con moraleja», «de mentes despiertas y artimañas rastreras», «tramando maldades: de nigromancia y malas pasadas», «de gente guapa», «de madres e hijas», «de mujeres casadas» e «historias útiles». Podemos disfrutar de un total de ciento seis cuentos que provienen de distintas tradiciones del mundo, desde la inuit a la rusa, la india, europea, africana o armenia.

Esta es una obra de culto, un clásico por el que ha apostado Impedimenta y al que le queda un largo recorrido, como augura el hecho de que ya se encuentre por su tercera edición. «Una colección de cuentos de viejas comadres, reunidos con la intención de causar placer», un placer que se ve incrementado por la belleza de las ilustraciones de Corinna Sargood que enriquecen la obra. El lector debe prepararse para disfrutar en pequeñas dosis, por la característica inherente de la brevedad del cuento, que le permite imaginar que está alrededor de una hoguera escuchando a nuestros ancestros transmitiendo parte de esa sabiduría popular, y que gracias a la labor de Carter no dejaremos caer en el olvido.

PATRICIA MARTÍN MATAS