Después de la titánica Solenoide, se recupera Cegador, la trilogía que supuso un punto de inflexión en la ascendente carrera de Cartarescu. El autor rumano era hasta entonces uno de los mejores secretos de la literatura europea de las últimas décadas, con obras como El ruletista o Las bellas extranjeras. El ala izquierda, primer volumen de Cegador, contiene todos los elementos que caracterizan a su autor: la realidad contada hasta los detalles más insospechados mezclada con elementos mágicos, casi místicos, todo ello con una naturalidad impresionante. Y es que ahí radica uno de los puntos fuertes de Cartarescu, la aparente sencillez con la que
insufla misterio y elementos fanáticos a una cotidianidad a menudo gris y en cierto modo deprimente. Y todo ello desdibujando con maestría las fronteras entre novela, poesía y memorias.

Además, ofrece una galería de personajes muy bien dibujados, incluyendo a sus propios padres, a veces con ciertos ecos de Fellini. De entre los muchos episodios espléndidos destaca la narración de cortes sobrenatural de la vida de un antepasado de Cartarescu con feroz enfrentamiento entre ángeles y demonios incluída. Pocos escritores poseen la portentosa capacidad de Cartarescu de escribir sobre lo divino y lo humano, en el sentido literal de la expresión. Como bien dice en el libro, «Tenemos, tal vez, un órgano que percibe la divinidad, pero es rudimentario.

JORDI PLANAS