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Premio Nacional a la Mejor Labor Editorial Cultural 2008 (Grupo Contexto)

«La comedia literaria», un cómic para reírse con Voltaire o Sartre

«La comedia literaria» es una colección de caricaturas que acentúan la narices, ojos y bocas con el estilo propio de esta autora, marcada por haberse formado en la escuela de Charlie Hebdo.

Víctor Hugo, Flaubert, La Fountaine o Émile Zola han pasado por el filtro de la dibujante francesa Catherine Meurisse en el libro «La comedia literaria«, un cómic donde «baja del pedestal» a los autores franceses que han marcado las letras galas desde la Edad Media hasta el siglo XX.

Tras llevar más de dos años en la «nevera» de la editorial Impedimenta, su editor, Enrique Redel, ya tiene en su catálogo esta obra irreverente y satírica que repasa la vida de algunos de los autores más importantes del país vecino pero pasándola por el filtro de Meurisse, ilustradora que desde 2005 trabaja en la revista francesa Charlie Hebdo, donde se salvó del terrible atentado del 7 de enero de 2015 por llegar tarde.

Un libro que Redel considera que está hecho para sus lectores de Impedimenta, a los que les gustan las obras de culto así como las «parodias literarias», como lo es esta novela gráfica que arranca con los cantares de gesta de la Edad Media francesa y termina con Jean Paul Sartre y Simone de Beauvoir discutiendo sobre asuntos de pareja, entre otros temas más elevados.

Para los amantes de las letras y el cómic, esta obra se trata además de un texto contra los que tienen alergia a la literatura, ya que con altas dosis de humor podrán descubrir cómo era la relación entre Voltaire y Rousseau o que Víctor Hugo era un «místico, adepto a las mesas giratorias», pero todos estos descubrimientos pasados por su humorístico tamiz.

Alejada del estilo de línea clásica, «La comedia literaria« es una colección de caricaturas que acentúan la narices, ojos y bocas con el estilo propio de esta autora, marcada por haberse formado en la escuela de Charlie Hebdo.

Eso sí, también se trata de una autora (Niort, Francia, 1980) muy «académica» y «esquemática», cuando se comprueba la autenticidad de estas pequeñas biografías, así como la manera de narrarlas, según explica Redel.

Publicada en el sello «El chico amarillo», este cómic no deja de sacar una sonrisa hasta en la parte de sus agradecimientos, donde Meurisse da las gracias a todos los protagonistas y los reúne en torno a una mesa, en la que sólo hay dos sillas y una sola taza de café, te o chocolate, donde todos quieren meter su trozo de «croissant».

Una situación que sirve a Montaigne para gritar a sus colegas: «¡Quien se fue a Dijon perdió su sillón!».

EFE