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Premio Nacional a la Mejor Labor Editorial Cultural 2008 (Grupo Contexto)

«La hija de Robert Poste», de Stella Gibbons

Ganadora del Prix Femina-Vie Heureuse en 1933 y mítico long-seller, La hija de Robert Poste se considera la novela cómica más perfecta de la literatura inglesa del XX.

Cuando llegas a un recóndito lugar no encuentras tu espacio, todo es desconcierto y desorden. Lo que ves no te gusta y arremangas tus mangas para promover algún pequeño cambio que mueva de nuevo la rueda del tiempo, hacia delante, para que no vuelva a detenerse y la vida no vuelva a estancarse, como si la arena no corriera, como si vivir en el pasado no atormentara ya de forma suficiente a los habitantes de Comfort Farm. Abrir ventanas y lavar cortinas llenas de polvo, primero, después ir sembrando ideas que tomarán forma para llegar a alguna parte.

Irónica, divertida y mordaz. Nadie escapa a las apreciaciones de Flora Poste, a veces parece una crítica literaria en medio de su propia realidad. Nada es suficiente y todo debe estar como corresponde. Mujer controladora, decorosa y de orden. Llega a un lugar dónde ser quisquilloso podría llevarla a la locura, pero además es tenaz y no se da por vencida, el “no puede ser” no está entre sus expresiones y no abandona. Pulir a una jovencita silvestre, encaminar al hombre sexualmente más activo de la zona, darles alas a los dos primos que su tía Ada Doom ha amarrado junto a ella convirtiéndolos en dos amargados, una llora por los rincones y el otro se dedica a meter miedo a sus feligreses, los pecadores no tienen salvación. Estará ocupada.

Los personajes hoscos y robustos representados que pueblan el medio rural, ¿quién no conoce alguno así?, que aman y se comunican mejor con las vacas y las estaciones que aclimatan la tierra que con las personas, Stella los caricaturiza pero también al final se apiada de ellos. Ficciona su vida y se basa en hechos pasados para dar forma a sus personajes, los Starkadder.

Ganadora del Prix Femina-Vie Heureuse en 1933 y mítico long-seller, La hija de Robert Poste se considera la novela cómica más perfecta de la literatura inglesa del XX. Aunque para apreciar el lenguaje de un inglés rural tendríamos que poseer un dominio del inglés tal que nos dejara disfrutar de esos chistes en estado puro, la traducción como en toda lengua (en la poesía sucede) pierde ciertos matices, aunque José C. Vales hace un trabajo espléndido con sus anotaciones a pie de página para que el lector al menos se dé cuenta de algunos juegos de palabras, aunque a veces sea complejo traducirlos, además la autora inventa vocabulario y lo acomoda a las situaciones, creativa sin remedio, un autor no piensa en que setenta años después pueda ser un quebradero de cabeza para un traductor que quiere recuperar su obra.

Es una lástima que Stella Gibbons sea recordada casi exclusivamente por esta obra, aunque un escritor nunca puede saber que sucederá con un libro suyo tras su publicación o si será recordado como un actor de teleserie tan sólo por un único personaje, disfruté con La hija de Robert Poste y con Basset, que fue publicada tan sólo un año después, en esta última abusa en menor medida de las descripciones como en La hija de Robert Poste, parece que este era un proyecto de mayor envergadura, una obra novel, donde además de crear un mundo rural, personajes pintorescos, tenía que acomodar el lenguaje típico a chascarrillos y moralejas. Tan sólo fue prohibida en Irlanda en la época, ya que según ellos defiende la contracepción, Flora en su primer encuentro con Meriam, la jornalera que se queda preñada cada año, parece que le recomienda que ponga medios para que aquello no suceda, no lo dice abiertamente pero la acusada de coneja y su madre casi se llevan las manos a la cabeza por la insinuada afirmación. Antes salió a la luz The Mountain Beast, un libro de poemas que fue elogiado incluso por Virginia Woolf, imagínense la presión que eso significa para una aspirante a novelista.

Por Vanessa Díez