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Premio Nacional a la Mejor Labor Editorial Cultural 2008 (Grupo Contexto)

«La muerte del corazón» de Elizabeth Bowen

Portia tiene una espontaneidad que le falta al resto, siempre más pendientes de mantener su estatus y su fachada.

Hacía tiempo que quería leer algo de Elizabeth Bowen y revolviendo en la biblioteca elegí La muerte del corazón. Es un libro que me ha resultado extraño por momentos, me ha provocado sensaciones difícil de transmitir y que, sobre todo, he disfrutado muchísimo. Esta autora tiene algo especial en su forma de escribir que te hace implicarte en lo que se cuenta y que te sugiera muchas cosas.

Esta es la historia de Portia, una chica de 16 años, que se queda huérfana y va a vivir con su hermano por parte de padre y la mujer de este. Una pareja con una vida acomodada, pero en la que las emociones brillan por su ausencia. A partir de ese momento veremos cómo Portia se desenvuelve con su nueva familia y rutina.

«En su vida hogareña (en su nueva vida hogareña), tan llena de enigmas, era testigo del constante disimulo de la gente y se preguntaba no sin candor, por qué razón todo el mundo afirmaba cosas que en el fondo no pensaban, mientras que callaban lo que pensaban realmente.»

Así de extraña se siente Portia perdida en este mundo que le ha tocado en suerte y en el que muchas veces se la trata como un estorbo o da la impresión de que ella debe pagar los errores que otros han cometido. Transmite una soledad y una melancolía que hasta se palpa. Y no es que Portia sea un personaje fácil, pero al menos sus equivocaciones, sus decisiones o sus actitudes a veces chocantes o incomprensibles la hacen un personaje más cercano.

«Para las personas que viven de ilusiones, enfrentarse a su concreción equivale a tener que pasar una dura prueba.»

Portia tiene una espontaneidad que le falta al resto, siempre más pendientes de mantener su estatus y su fachada. De hecho cuando empecé a hacer la reseña de este libro me dio por pensar que su título, la muerte del corazón, hace referencia justamente al modo de relacionarse de estos personajes que ya se han olvidado de sentir de verdad, tan preocupados como están por fingir y que hacen de sí mismos y de sus propios intereses el centro del mundo. Creo firmemente que no hay nada peor para el corazón que el egoísmo.

«Si uno se pusiera a pensar en lo que sienten los demás, uno se volvería loco. No en conveniente pensar en lo que sienten las otras personas.»

Así piensa Anna, la cuñada de Portia, y es fiel reflejo del pensamiento de su círculo más próximo. Pero serán precisamente ellos, juntos con otros personajes que encontrará en el camino, los que con su modo de actuar irán haciendo que, por un lado, Portia reaccione y comience a entender lo que quiere y lo que ocurre y que, por otro, compruebe que hay otras maneras de relacionarse.

«Nuestras lealtades y nuestros sentimientos- por llamarlos de algún modo- son tan instintivos que uno apenas sabe que existen: solo cuando los traicionamos comprendemos su importancia.»

En ese sentido es vital Matchett, el ama de llaves de la familia, donde ella encuentra verdadero afecto y claves sobre el pasado que tanto parece pesar en su presente.

Este es un libro muy pausado, muy centrado en la psicología de los personajes y que hay que leer dándose tiempo para disfrutar de todas las reflexiones que nos presenta. No es un libro fácil tampoco y puede que algunos lectores lo consideren demasiado lento o les cueste conectar con los personajes, pero creo que esos son los recursos que la autora emplea para transmitirnos ese desamparo del que hablaba al principio.

Y al mismo tiempo el modo de escribir de Elizabeth Bowen te atrapa. En mi caso siempre leo más de un libro a la vez y cuando por la noche escogía uno u otro, me sorprendía a mí misma decatándome por La muerte del corazón en vez de a lo mejor una lectura más ligera. Me apetecía mucho descubrir qué más ideas y sensaciones podía revelarme.

Merece mucho la pena dedicarle tiempo a esta autora, porque tiene muchas cosas que decirnos, seguro que a cada uno diferentes pero siempre interesantes. Así que pienso seguir investigando más obras suyas y, por supuesto, os mantendré informados.