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Premio Nacional a la Mejor Labor Editorial Cultural 2008 (Grupo Contexto)

«Las siestas de Polly», de Peter Newell en Efe Eme

Peter Newell fue básicamente un ilustrador que trabajó en el Nueva York del cambio al siglo XX sobre libros clásicos y alguna obra de creación propia. Son célebres, por curiosos, los dos volúmenes de “Topsys and Turvys”, en los que el dibujo tiene diferente significación en una lectura normal y girando la página.

Una breve estancia en el “New York Herald” entre 1906 y 1907 le permitió dejar volar su imaginación en unas historias ilustradas –no es propiamente un cómic– dirigidas a un público infantil. Las tituló “The naps of Polly Steepyhead”. Se trataba de una niña con una innata tendencia a dormirse en cualquier lado, que sueña perfectos absurdos mientras sus mascotas o su propia postura provocan pequeños accidentes domésticos que el ensueño recoge. Un poco entre el “Little Nemo” de Winsor McCay –que en esos años también colaboraba en el “New York Herald”– y “Alice in Wonderland”.

La editorial Impedimenta ha tenido la sensacional idea de editar una recopilación de estas historietas. Es un volumen encuadernado en cartoné y de tamaño reducido, casi como una cajita de muelle, y en su interior –pares un pequeño párrafo, impares la ilustración– Polly es atacada por una pompa de jabón, pasea perros que se derriten como helado, ve salir mapaches del gramófono, se convierte en muñeca de su muñeco o es perseguida por las notas que salen de la partitura en enjambres furiosos. Todo surrealista, claro; “avant la letre”, pero también con un delicado tono lírico y con exquisitos juegos de palabras perdidos en la traducción.

Pero lo maravilloso del clásico son las ilustraciones, un dibujo sencillo y refinado en el que se han restaurado tonalidades y matices hasta recuperar maravillosas texturas en los colores. Son dibujos aún con cierto aire art decó, geométricos y perfilados en la realidad, pero con matices de un expresionismo que aún no había nacido cuando retrata el mundo del sueño. Esperemos que la editorial se decida a ir publicando el resto de obras, ya alguna había sido recuperada por Thule hace un lustro, porque son realmente un pedazo bien importante de la historia de las historias gráficas.

Por César Prieto