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Premio Nacional a la Mejor Labor Editorial Cultural 2008 (Grupo Contexto)

«Lulu», de Mircea Cărtărescu

«Con una prosa elegante, limpia y rica, el autor hace un logrado retrato del mundo adolescente con sus grandezas y miserias, con su falta de objetivos y su exceso de sueños, de hormonas y de energías, que malgastan en no hacer nada útil, mientras aprenden a conocer el mundo que les espera a la vuelta de la esquina.»

Escrita en el tono intimista de un diario personal, pero con el estilo literario de las grandes narraciones, nos llega esta novela corta de Mircea Cartarescu, el gran autor rumano que en varias ocasiones ha sonado para el Nobel. Con la soledad del adolescente y sus conflictos con su sexualidad como tema, la novela es un grito desgarrador de quien trata de sanar sus males por medio de la escritura. El pensamiento atormentado saldrá al encuentro del lector a cada momento, sin permitirle apenas respiros. La dualidad del protagonista se manifiesta entonces como el verdadero enemigo, en una batalla sin cuartel. El conflicto interior está perfectamente planteado desde la primera línea, de modo que se provoca la angustia del lector, contagiado de la del personaje. Se sirve para ello Cartarescu de un incesante torrente de imágenes y pesadillas. Así, la fantasía desbordante de la mente adolescente, que convierte en ensueños todo lo que llama su atención, da lugar a soberbias descripciones de mundos imposibles, de gigantescos monstruos que una y mil veces parecen dispuestos a devorar a Victor. En ellos personifica el autor a ese enemigo que el adolescente lleva en su interior desde su nacimiento. Tal vez sea este el motivo literario más sobresaliente de la novela, donde el sueño da paso a la realidad sin una frontera definida, y donde un prado de flores se convierte de repente en un agujero en el infierno, o en una gigantesca cúpula en cuyo centro una enorme araña iridiscente aguarda para devorarlo.

La soledad, ese otro gran motivo literario, tan presente aquí, es también un gran enemigo con el que Victor se enfrentaba en su adolescencia y también en su madurez. Es el espejo el que le devuelve esa visión de sí mismo en la que encuentra siempre a ese otro yo que sigue desconociendo. Victor es, a la vez, protagonista y destinatario de su propia historia, la de un conflicto íntimo. Elementos como la escatología contribuyen también a dibujar esa mentalidad adolescente que lo impregna todo, a la vez curiosa pero llena de un pudor pretendidamente oculto.

Con una prosa elegante, limpia y rica, el autor hace un logrado retrato del mundo adolescente con sus grandezas y miserias, con su falta de objetivos y su exceso de sueños, de hormonas y de energías, que malgastan en no hacer nada útil, mientras aprenden a conocer el mundo que les espera a la vuelta de la esquina.

Me parece indudable que también, literatura aparte, el autor deja en este libro confesiones extraídas directamente de su corazón, en las que la sinceridad y el desgarro son las notas predominantes.

En algunos momentos me trajo a la mente El guardián entre el centeno, por el tratamiento del mundo adolescente. Hay mucha literatura en esa etapa conflictiva de la vida, y en Lulu está presente, gracias al genio de Cartarescu.

Por José Antonio Carbonell Pla