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Premio Nacional a la Mejor Labor Editorial Cultural 2008 (Grupo Contexto)

«Un padre extranjero», de Eduardo Berti (Ed. Impedimenta)

Deliciosa novela: literaria, inteligente, llena de guiños, de historias y de sorpresas, alrededor de una de las figuras clave de la literatura del siglo XX, y que nos habla de la memoria, de la pertenencia, de la identidad. No se la pierdan.

En Un padre extranjero Eduardo Berti va tejiendo la historia de su padre con la de Joseph Conrad y con su propia historia, para hablarnos de la pertenencia, de la identidad, de la extrañeza, del desarraigo, de lo que sabemos de nosotros mismos, de nuestros padres, de nuestros hijos, de lo que sabemos de los que nos rodean, de los secretos que ocultan, lo que no fuimos capaces de ver o de entender, lo que ocultamos, para construir así su propia memoria, llena de humor, de ternura, de inteligencia, de reflexiones sobre la propia creación, sobre la literatura.

Nos cuenta la historia de su padre, extranjero en Argentina y casi renegado de la Rumanía de Ceausescu, y sin embargo, siempre ligado con su país y con sus orígenes, a través de las palabras, que vuelven en sueños, de los recuerdos. Un padre lleno de secretos, al que descubre al morir la madre, como si siempre hubiera estado ocultándose. Y nos habla del concepto de ser extranjero, del alejamiento, el cambio, como cuando el padre cambia de apellido, de la imposibilidad del retorno porque el país que uno ha abandonado ya no es el mismo cuando regresas a él.

Hay un fragmento brillante que me gustaría copiar aquí (pero no me cabe así que descúbranlo ustedes, disfrútenlo) y que encierra alguna de las claves de la novela, en la página 103 de la magnífica edición de Impedimenta, en la que nos habla de todo esto («Muchas veces me pregunté en estos años cuanto ignoraba mi madre, en tanto esposa, y cuánto yo, en cuanto hijo, de lo que ocultaba mi padre»). Es un placer dejarse llevar, dejarse envolver, dejarse engañar, por las historias que se suceden, que se explican, que se funden, a lo largo de la novela.

Y por otro lado es la historia de la búsqueda del narrador (¿del autor?) de un personaje, de un autor eminente, que es Joseph Conrad y de su vida en Pent Farm, en el sur de Inglaterra, con su mujer y su hijo. También extranjero, también oculto, desconocido para los suyos, y con ello Eduardo Berti hace una reflexión sobre el mundo de la escritura y sobre la creación, sobre el lenguaje, sobre las palabras, la forma de pensarlas y de decirlas, en la que vuelven a fundirse el padre, él mismo y Joseph Conrad, perseguido éste por sus personajes, perseguido por su propia obra ya que, como dice Eduardo Berti que dijo Graham Greene, «los escritores, de igual modo que los sueños, extraen sus símbolos tanto del futuro como del pasado».

Y nos cuenta la historia delirante del viaje en el que busca, y encuentra, Pent Farm, las sociedades literarias, los guardianes de la memoria, el mundo literario además de la literatura (como decía Marsé). Además, está ‘El derumbe’ (con una sola erre): tanto un relato desolador sobre la pérdida, como el libro que escribió el padre del narrador. Porque Un padre extranjero también es una reflexión sobre la pérdida, sobre el dolor, sobre la única forma de recuperarnos, tras el derrumbe.

Seguiría intentando contarles mis sensaciones durante la lectura de ‘Un padre extranjero’ pero es mucho mejor que se lo lean, sin duda, que se dejen llevar. Descubrirán que tal vez todos tenemos un padre extranjero, que todos somos extranjeros en algún lugar, que el día menos pensado, cuando levantemos la cabeza en un café, nos encontraremos con nuestra propia historia y descubriremos un secreto que tal vez no querríamos saber. Que lo disfruten.

Antonio Martínez Asensio