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Premio Nacional a la Mejor Labor Editorial Cultural 2008 (Grupo Contexto)

MATEMOS AL TÍO, de Rohan O´Grady

Canadá. ¿Qué sabemos de Canadá? Confieso que yo no mucho que digamos. Sé que es el país vecino de Estados Unidos, que su capital es Ottawa, que tiene dos idiomas oficiales (el inglés y el francés), que muchos de sus habitantes viven en bungalows (casas…

Canadá. ¿Qué sabemos de Canadá? Confieso que yo no mucho que digamos. Sé que es el país vecino de Estados Unidos, que su capital es Ottawa, que tiene dos idiomas oficiales (el inglés y el francés), que muchos de sus habitantes viven en bungalows (casas de una sola planta) con sótano, que allí hace frío y que la gente es bastante pacífica. ¿Esperaría entonces vivir una gran aventura en Canadá? Creo que no antes de empezar a leer novelas ambientadas en este país. Como, por ejemplo, Matemos al tío, de Rohan O´Grady; una obra publicada por primera vez en nuestro país por Impedimenta para disfrute de los grandes amantes de los clásicos del siglo XX.

Barnaby y Christie viajan en el mismo barco que les llevará a la Isla, lugar en el que ambos van a pasar las vacaciones de verano. Barnaby es un chico huérfano con el que pronto su tío se reunirá en la Isla; mientras que Christie es la hija de una pobre empleada que espera que la salud de la niña mejore gracias al aire libre y la buena alimentación. Aunque en un principio Barnaby y Christie se llevan como el perro y el gato, pronto se harán amigos. Será entonces cuando Barnaby le confiese a Christie que su tío planea matarle para quedarse con su fortuna. ¿Qué es lo que debe hacer Barnaby, según Christie? Fácil: el chico ha de matar a su tío antes de que este acabe con él. ¿Conseguirán los chicos llevar a cabo su siniestro plan?
Me encantan las historias protagonizadas por niños, más aún si estos niños no tienen ni un pelo de tontos y hacen cosas fascinantes, desde cualquier punto de vista. Matemos al tío es una de estas historias; una novela protagonizada por dos chiquillos que hacen travesuras típicas de niños (con las que, por cierto, volverán locos a los habitantes de la Isla, y muy especialmente al Sargento Albert Coulter), pero que además planean quitarse de en medio al adulto más terrorífico que pudiéramos imaginar: el comandante Sylvester Murchison-Gaunt. El tío de Barnaby.

Barnaby, un chico muy rebelde de diez años de edad, conoce en el barco que le lleva a la Isla a la horma de su zapato: la joven Christie. Barnaby y Christie se llevan al principio tan mal, que parece imposible que acaben siendo amigos inseparables. Pero esto es exactamente lo que sucede. Hablar de uno sin el otro, a partir de entonces, se hará imposible. Ambos forman el equipo perfecto. ¡Y no hay nada que juntos no puedan hacer! Ni siquiera planear un asesinato.

Los niños necesitan un cómplice a la hora de matar al tío de Barnaby. Es en ese momento cuando entra en juego Una Oreja, un pobre puma hambriento que vaga por la Isla. La Isla es pequeña, pero está plagada de personajes interesantes y pintorescos. A la cabeza de todos ellos, sin duda, se encuentra el Sargento Albert Coulter, el responsable de la ley y el orden en el lugar. Coulter es un hombre amable, sereno, fuerte y justo que, sin embargo, tiene que soportar el silencioso reproche de sus vecinos. Y es que todos los de su generación murieron en la Gran Guerra. Todos, menos él. Su vuelta vivo y sano supuso para todos una afrenta demasiado grave como para dejarla pasar. Otra cosa interesante sobre Coulter: el pobre hombre está enamorado de alguien que no le corresponde. Sus cartas a esta persona pondrán el toque romántico a esta historia divertida, emocionante y totalmente cinematográfica.

Pero, ¿es de verdad tan malo, tan perverso, tan ruín, el tío del pequeño Barnaby? Tendrás que leer el libro para descubrirlo. Yo solo te adelanto que si te gustan las historias lúgubres, siniestras, oscuras, el personaje te va a sorprender gratamente. (Creo que con eso ya he dicho mucho).

Matemos al tío, en definitiva, es una novela deliciosamente malvada que se devora como devoran los niños protagonistas las viandas que las buenas gentes de la Isla les proporcionan. Una historia genial, atemporal, única. ¿Por qué nadie antes tradujo al español esta maravilla de la comedia y lo gótico? Gracias a Impedimenta por hacerlo ahora. Y, vosotros, ya sabéis: si queréis vivir una aventura diferente y única, no dejéis de leer Matemos al tío.

Por Cristina Monteoliva