“Pertenezco a una generación que no tiene biografía”, dijo Mircea Cartarescu en una ocasión. Pero nosotros, que, a pesar de ello, buscamos indagar en los orígenes con el empeño, tal vez inútil, de arrojar luz sobre los autores, anotamos que Mircea Cartarescu nació en Bucarest, en 1956, que es hijo de un obrero rumano con biblioteca propia que despertaba las burlas de sus compañeros, pero que constituyó el germen del futuro escritor, convertido hoy en el más importante de su país y en un serio aspirante al premio Nobel de Literatura. Comenzó a escribir novelas a una edad temprana, para decantarse posteriormente por la poesía, género al que dedicó sus años de juventud, publicando seis libros de poesía entre los 20 y los 30 años. A pesar de no escribir poesía desde hace más de veinte años, el halo poético envuelve su prosa hasta hacerse inseparable de la misma, porque la poesía es una forma de mirar el mundo independientemente de cualquier etiqueta literaria que se adopte.
Como todos los grandes, Proust o Kafka… Cartarescu escribe sobre sí mismo. Como él dice “es el mejor “cartarescólogo” que existe”, pero su gran cultura permite en sus escritos adivinar la huella de los autores que han influido en su obra. Además de los citados, Cortázar, García Márquez, Borges, Pirandello, Sábato, Bioy Casares, Nabokov, Thomas Mann, el Unamuno de Niebla y otros muchos que, como la pintura de El Bosco, anidan en su obra: Tristan Tzara, Lord Dunsany, William Blake, Nerval, Ionesco, Salinger, Lovecraft, los surrealistas… en resumen, los visionarios de todas las épocas.
Cartarescu que ha vivido en Austria, en Alemania y en Estados Unidos, es profundamente rumano. Se ve, ante todo, como un ciudadano de este “país sudamericano implantado en Europa”. Y es en su país natal donde se siente a gusto como escritor, donde está su familia y sus amigos. Para escribir solo necesita tres cosas: una puerta cerrada, un bolígrafo y un cuaderno. Escribe durante dos horas al día, siempre por la mañana y jamás reescribe o edita. Sus libros son un primer borrador, sin nada eliminado o añadido.
Durante algunos años Cartarescu hizo periodismo político y su compromiso le hizo ser declarado persona “non grata” por los gobernantes de su país. La literatura salió ganando y hoy Cartarescu vive una especie de “exilio interior” dedicado a su literatura y a la enseñanza universitaria.
Nos quedamos, al final, con su juicio sobre lo que constituye la lectura. Recordando a Sócrates, dijo: “Yo no te digo otra cosa distinta a lo que tú ya sabes, pero no sabes que lo sabes”, porque el libro es un medio a través del cual una persona se revela a sí misma.
NOSTALGIA
Libro de culto en la producción de Mircea Cartarescu, compuesto por cinco relatos magistrales: “El Ruletista”, “El Mendébil”, “Los gemelos”, “REM” y “El Arquitecto”.
En su excelente relato, “El ruletista”, Cartarescu define de esta manera a su protagonista: “Una figura hosca, un rostro triangular sobre un cuello largo, pálido y delgado, de piel seca y cabellos rojizos. Ojos de mono amargado, asimétricos, creo que de diferente tamaño. Causaba una cierta impresión de desaliño, de suciedad. Ese mismo aspecto presentaba tanto con sus harapos de granja como con los esmóquines que se vestiría más adelante”.
Magnífico relato de Cartarescu, publicado también de forma independiente en Impedimenta, sobre un hombre que llega a convertirse en un verdadero fenómeno de masas. Un hombre que, cada vez da un paso más en el arriesgado juego de la ruleta rusa, al introducir una bala más en el cargador.
¡Y qué decir del resto de los relatos que componen este libro magistral! En especial REM, un texto borgiano, con claras reminiscencias de El Aleph donde una niña tiene como misión aprender a soñar.
EL LEVANTE
Epopeya heroico-cómica, poema épico en doce cantos que su autor entendió desde el principio como un juego literario y que acabó convirtiéndose en un libro de aventuras, con piratas, amor y aventuras filosóficas. Sigue el modelo de Las peregrinaciones de Childe Harold de Lord Byron, en torno a un tema central, la idea de libertad y un contexto, la parte oriental del Mediterráneo, es decir, el Levante.
Dejemos la palabra al propio autor: “Yo Mircea Cartarescu he escrito EL LEVANTE en un momento difícil de mi vida, a la edad de treinta y un años, cuando, sin creer ya en la poesía (toda mi vida hasta entonces), ni en la realidad del mundo ni en mi destino en este mundo, he decidido ocupar mi tiempo incubando una ilusión”.
Obra inclasificable, de imposible publicación en su día por su defensa de la libertad, pone de manifiesto el difícil posicionamiento político del intelectual frente a la tiranía (“Si eres cobarde puedes legar a la humanidad tu pensamiento, aunque tu conciencia te atormentará un día sí y otro también. Si te enfrentas al tirano, te rompes el cuello y la pluma en el cenagal…”). Al cabo, como dijo Lampedussa: “Es necesario que todo cambie para que todo siga igual”.
El libro fue Premio de la Unión de Escritores Rumanos, premio ASPRO.
LULU
Conocido también con el título de TRAVESTI es una obra de iniciación, como tantos otros libros geniales que indagaron en el paso de la adolescencia a la juventud, desde Stevenson a Salinger. Una obra maestra en la que su autor indaga en su pasado, para revivir su estancia a los 17 años en un campamento de jóvenes en Budila. Una obra que cabalga, como casi todas las suyas entre el sueño y la realidad, donde el tema del doble, de gran tradición en la literatura universal (Dostoiewski, Stevenson…) vuelve a asomar en sus reflexiones sobre el misterio del sexo y sobre la necesidad del complemento de la pareja, haciendo un retrato cruel, aunque real, de sus compañeros de Instituto. Obra teñida de nostalgia, como todas las suyas.
LAS BELLAS EXTRANJERAS
Muchos tienen, a buen seguro, alguna historia personal relacionada con la paranoia que sucedió al 11S en todas partes del mundo. A mí me tocó vivir en un aeropuerto norteamericano poco después de terrible atentado de las Torres Gemelas, un episodio grotesco en el que decenas de guardias de seguridad, policías y vigilantes de todo tipo se movilizaron a causa de unos golpes en la puerta de los servicios de mujeres. Casi un centenar de individuos uniformados armados de pistolas, revólveres, porras, esposas….se congregaron a la puerta de los servicios de señoras para al final descubrir que se trataba de tres adolescentes que se habían quedado encerradas. Un episodio parecido relata Cartarescu en el primero de los divertidísimos relatos de Las bellas extranjeras, el titulado «Antrax». La excelente traductora de Cartarescu, Marian Ochoa de Eribe ya lo advierte en el prólogo: “El tono del libro es tan radicalmente a lo publicado por él hasta ese momento que el lector que se haya rendido a la fuerza del estilo hipnótico de Lulú o Nostalgia se verá confrontado con una experiencia literaria completamente distinta”. ¡Y vaya si lo es! No soy de risa fácil porque no creo que haya demasiados motivos pare reír en este mundo, pero he de confesar que, leyendo este divertidísimo libro, he estallado en carcajadas, sobre todo con el relato que da título al libro, Las bellas extranjeras donde el escritor se ocupa de algunos de sus viajes a Francia, Italia o al interior de Rumanía, invitado en su calidad de escritor.
Cierra el volumen, el recuerdo de otro viaje (“El viaje del hambre”) en el que Cartarescu narra el alucinante viaje a la localidad de Bacau para realizar una lectura de poemas en la Casa de Cultura local. Cartarescu lleva a cabo un relato donde el esperpento aparece en cada recodo del camino. Un texto desternillante, como todos los que componen este magnífico libro.
EL OJO CASTAÑO DE NUESTRO AMOR
Veinte textos breves, cuentos, relatos, pequeños ensayos.
“Mi Bucarest” indaga en su relación de amor-odio con su ciudad natal (…”A Joyce le fue concedido Dublín, a Borges, Buenos Aires, a Durrell, Alejandría, pero a mí el señor bondadoso y eterno no me ha enviado…ninguna de esas ciudades-mito, de esas ciudades que aparecen solo en sueño y acaso, en el momento de la muerte…”).
En “Los años robados” Cartarescu reflexiona sobre el fin de comunismo en Rumanía y en su entrada en la década de los 90, “en un mundo libre y democrático sin saber qué eran la libertad y la democracia”.
Pero es “El ojo castaño de nuestro amor” el texto más bello de los que componen el libro. Un relato plagado de nostalgia en el que autor recuerda con aflicción y ternura a su madre y a su hermano gemelo desaparecido.
Lee a Cartarescu, empápate de su obra y añádele a su folklore nacional para que conviva con Drácula, Nadia Comanesci, Hagi, Lacatus y el Steaua de Bucarest, Ceacescu y su esposa Elena– ejecutados un día de Navidad- y, por supuesto, con sus grandes figuras de la literatura y el pensamiento: Ionesco, Cioran, Mircea Eliade, Tristan Tzara, Constantin Virgil Gheorghiu o Elie Wiesel, entre otros muchos que aún siguen siendo grandes desconocidos para el gran público. Pero, ¡atención!, no vaya a sucederte lo que a aquel editor alemán que intentó colocarle la etiqueta de escritor de la “Europa sur-oriental”, porque es probable que se encuentre con una respuesta parecida a la que le dio en su “Europa tiene la forma de mi cerebro”: “No soy un autor de la Europa del Este. No reconozco la división de Europa en esas tres zonas ni desde el punto de vista geopolítico, ni cultural, ni religioso, ni desde ningún otro. Sueño con una Europa diversa pero no esquizofrénica. Yo no he leído a Musil viendo en él a un rumiante de Kakania, sino a un príncipe del espíritu europeo. No me interesa en qué país vivió y escribió André Breton. No se situar en el mapa el Kiev de Bulgakov. Yo no he leído a Catulo ni a Rabelais ni a Cantemir ni a Virginia Woolf en un mapa, sino en una biblioteca donde los libros están colocados junto a otros. Mis libros no son recorridos por quién sabe qué corderitos del folclore rumano ni por las letanías del rito ortodoxo, sino por las estrellas de Dante, por la brújula de John Donne, por la lanza de Cervantes, por el escarabajo de Kafka, por la magdalena de Proust, por el rodaballo de Günter Grass….”
Publicados por la excelente y cuidadísima editorial Impedimenta de Enrique Redel, con una excelente traducción de Marian Ochoa de Eribe, la obra de Mircea Cartarescu se verá enriquecida en esta misma editorial por la publicación de otras importantes obras de este magnífico escritor a quien todos señalan como un serio candidato al Premio Nobel de Literatura.