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Premio Nacional a la Mejor Labor Editorial Cultural 2008 (Grupo Contexto)

Philip Larkin, el emocionante poeta narrador

Una chica en invierno es la última de las grandes obras de Philip Larkin que faltaba por traducir al castellano, una labor ésta que ha realizado de forma encomiable el escritor Marcelo Cohen. Varios libros de Larkin permanecieron durante demasiado tiempo algo inaccesibles, así que esta publicación se eleva a acontecimiento editorial.

Recordemos que este escritor inglés nació en 1922 y fue miembro destacado de la generación de los jóvenes airados, a la que también pertenecía su amigo Kingley Amis. Por lo visto, Amis aspiraba a ser poeta y Larkin a destacar como narrador. Sin embargo, y como es sabido, los papeles se invirtieron. Cuando el autor de Una chica en invierno estaba a punto de publicar su primera novela, Jill, el editor le preguntó si tenía también algo de poesía. Ese hecho cambió el rumbo de su trayectoria literaria hasta convertir a Larkin en uno de los poetas ingleses más importantes del siglo XX. Tanto es así que le brindaron incluso el galardón de Poeta Laureado del Reino Unido, aunque rechazó el reconocimiento.

Pero vayamos ya al libro: Una chica en invierno es una absoluta delicia que hay leer sin tenerle prevención al exceso de lirismo porque si bien es cierto que la prosa de este autor es muy plástica no lo es menos que resulta eficaz. La novela tiene como protagonista a una joven refugiada que trabaja como bibliotecaria en una ciudad de Inglaterra, y que ni en el trabajo ni en la vida parece encontrar «un lugar determinado». Es invierno, nieva, la Segunda Guerra Mundial ensombrece aún más todos los paisajes. Un día, al ojear un periódico, descubre una noticia relacionada con una familia inglesa que la invitó tiempo atrás a pasar un verano en aquella tierra extranjera para ella. A través de un programa educativo que tenía como fin la práctica escrita del inglés, Katherine conoció a Robin, el hijo de esa familia, con el que mantiene una larga correspondencia que desemboca en esa estancia inolvidable, feliz pero también mortificante, para la joven: será aquel el verano en el que descubra el amor, y lo mucho que alumbra y lo mucho que duele.

Tras ver esa breve noticia en el periódico, Katherine retoma el contacto con Robin, y deposita todas sus esperanzas y expectativas en un posible reencuentro con él. De hecho, desea con todas sus fuerzas una oportunidad que la arranque de ese frío, desangelado, anodino, solitario y largo invierno emocional que atraviesa.

Este es planteamiento de la historia y no conviene que avancemos más en la trama. Pero sí puedo deciros que Larkin, hábil y poderoso, consigue engancharnos a la lectura. Reviviremos aquellos días felices de los protagonistas y aguardaremos con impaciencia el transcurso de los acontecimientos. Nos preguntaremos si se verán, si retomaran su historia, nos sentiremos temerosos ante el posible sufrimiento que pueda infligirle a Katherine que su gran ilusión se frustre. Una chica en invierno es, sin duda, una novela emocionante, escrita con elegancia, en la que, al parecer, hay algo de la propia vida de Larkin, un grandísimo escritor al que por fin podemos leer al completo.

Por Txani Rodríguez.