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Premio Nacional a la Mejor Labor Editorial Cultural 2008 (Grupo Contexto)

Reseña de «Lucía en Londres», de E. F. Benson

Edward Frederic Benson escribió, a lo largo de su extensa y prolífica carrera literaria, varias decenas de novelas y numerosos relatos. Destacan, entre éstos, los de corte terrorífico. De hecho, a Benson le gustaba considerarse un escritor de relatos de terror, y su maestría en el género queda patente en historias como las recopiladas en El santuario y otras historias de fantasmas o La habitación de la torre.

Sin embargo, las obras más recordadas del autor británico no son sus cuentos de horror victoriano, sino las novelas protagonizadas por dos damas de armas tomar: Elizabeth Mapp y Emmeline «Lucía» Lucas. Tras habernos ofrecido previamente Reina Lucía, Mapp y Lucía y La señorita Mapp, Impedimenta publica ahora Lucía en Londres, tercer volumen (según el orden en que fueron publicados originariamente) de la serie.

Conquistando la capital

Lucía Lucas es la reina absoluta de Riseholme, un pintoresco pueblecito de la campiña inglesa donde el chismorreo es la actividad favorita de sus habitantes. La señora Lucas es el sol alrededor del cual orbitan el resto de integrantes de la burguesía local, acostumbrados a acatar los designios de su gentil monarca. Entre los súbditos de Lucía destaca el bueno de Georgie Pillson, atildado solterón aficionado al petit point, siempre dispuesto a apoyar a su adorada amiga en todo cuanto a esta se le antoje.

Cuando Philip Lucas (cariñosamente apodado «Pepino» por su esposa) recibe en herencia, tras la muerte de su octogenaria tía, una buena cantidad de dinero y una casa en Londres, se abre ante Lucía un nuevo mundo repleto de oportunidades. Sin dudarlo ni un instante, la señora Lucas decidirá trasladarse a la capital de Inglaterra con la intención de reinar allí tal y como lo hace en Riseholme. Una tarea compleja para la cual, sin ninguna duda, nuestra querida Lucía está más que preparada.

La perfecta arribista

Emmeline Lucas es un personaje extraordinario. Se trata de una mujer tremendamente egocéntrica, manipuladora y esnob, acostumbrada a ser siempre el centro de atención y a que sus deseos se interpreten como órdenes. Dotada de una energía envidiable y una excelente memoria, Lucía posee además una gran paciencia y el estimable don de salir bien parada de casi cualquier problema en el que se vea envuelta. De hecho, su fuerte personalidad y el modo en el cual no tarda en integrarse en el núcleo de la alta sociedad londinense, despiertan la admiración de diversos personajes quienes, siempre pendientes de su próxima ocurrencia, constituyen la Sociedad Secreta de los Lucialófilos.

Sin embargo, a pesar de todos sus defectos, los lectores no podemos evitar caer rendidos a los pies de una Lucía cuya existencia enriquece la vida de quienes la rodean. Incluso cuando comete el tremendo error de menospreciar a sus vecinos de Riseholme en beneficio de sus nuevas y sofisticadas amistades, el enfado de sus viejos amigos no dura demasiado. Y es que, a pesar de que se sienten ofendidos por su displicencia, echan de menos su vitalidad y el modo en el cual es capaz de convertir cualquier pequeña idea en una verdadera sensación. Algo que Daisy Quantock, eterna aspirante al trono, no es capaz de hacer.

El trono vacío

Evidentemente, la ausencia de Lucía es aprovechada de inmediato por una Daisy que siempre ha contemplado con envidia a su carismática vecina. Decidida a llenar el vacío dejado por la reina ausente, la señora Quantock no tardará en encontrar nuevas maneras de mantener ocupados a un grupo de vecinos ávidos de distracciones. Así, la escritura automática le permitirá “contactar” con un guía árabe por cuya mediación se decidirá crear un museo en Riseholme. Un lugar que no tardará en convertirse en una suerte de vertedero al cual los habitantes de la pequeña localidad donarán mil y un trastos inservibles.

Tras la creación del museo (de cuyo comité dejarán fuera a la señora Lucas, a sabiendas de lo mal que ésta se tomará tal desaire), llegará el turno del golf, deporte para el cual la pobre Daisy no está particularmente dotada y que, sin embargo, tratará de enseñar a sus amigos como si fuera toda una experta. Por supuesto, cuando Lucía regrese de Londres por causas de fuerza mayor, no tardará en recuperar su papel como monarca del lugar, para alivio de muchos y ante la rabia contenida de su eterna rival.

Una novela deliciosa

Las novelas protagonizadas por Mapp y Lucía reflejan a la perfección el modo de vida de la burguesía rural británica. Sus protagonistas son, en su mayoría, personas que viven de sus rentas y disfrutan de una existencia más o menos acomodada. Los almuerzos, las reuniones para tomar el té y las cenas en casas de los vecinos se suceden, y las actividades de la más diversa índole buscan aliviar la tediosa rutina de quienes pueden permitirse dedicarse al dolce far niente. Algo que Lucía experimentará en un grado todavía mayor tras su mudanza a Londres, cuando comience a codearse con artistas, nobles e incluso miembros de la realeza.

Un modo de vida, en suma, que sigue atrayendo a numerosos lectores deseosos de perderse durante unas horas en el plácido periodo de entreguerras inglés. Desde El Mar de Tinta seguimos, como siempre, recomendando encarecidamente las novelas de E. F. Benson, convencidos de que satisfarán a todo amante de lo British. Y, por supuesto, esperamos pacientemente tener la oportunidad de reseñar las dos novelas que faltan para completar la serie: Lucia’s Progress y Trouble for Lucia. Estamos seguros de que los amigos de Impedimenta no nos harán esperar demasiado.

Por José Rafael Martínez Pina.