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Premio Nacional a la Mejor Labor Editorial Cultural 2008 (Grupo Contexto)

RESEÑA: «REVOLUCIONARIOS», JOSHUA FURST

Revolucionarios es una novela de la memoria histórica norteamericana. Un ensayo que habla del Mesianismo, de lo que una persona puede conseguir si su imagen está bien estudiada y apoyada en pilares que la sostengan. Habla de lo endeble y superficial que es el ser humano, cuya fe y fidelidad, dura lo que la emoción inicial permanece.

Soy una lectora apasionada, no es un secreto para nadie. Mi sed de lectura y la búsqueda de nuevas emociones me han mantenido siempre con los sentidos despiertos, para descubrir nuevos autores y títulos. Y en esa búsqueda insaciable, me topé hace ya más de diez años con un libro de la editorial Impedimenta. Éste era un nombre nuevo para mí por aquel entonces, y su carta de presentación decía estas palabras mágicas:

Desde aquel instante todas mis pesquisas literarias comenzaban siempre por la web de Impedimenta. Con ellos aprendí a amar la literatura de entreguerras, gracias a ellos conocí los nombres de Stella Gibbons, Muriel Spark, Philip Larkin; pude leer curiosidades del mundo de algunos clásicos como, Hardy, Edith Wharton, o Balzac; y divertirme con los casos del detective más estrafalario de Edmund Crispin.

Pero en los últimos tiempos la editorial está cambiando, está creciendo y madurando, y yo con ella. Sus propuestas literarias no se limitan a rescatar valiosos tesoros de otras épocas más o menos cercanas. Han abierto fronteras a los nuevos tiempos, a los autores contemporáneos, a géneros alternativos, a la novela de autor. De uno de esos nuevos autores, Joshua Furst, y su novela os vengo a hablar hoy.

Asistí a la presentación de Revolucionarios el pasado martes 15 de octubre en la librería Rafael Alberti. Mis expectativas con respecto a ella no estaban definidas, sólo sabía que la obra presentada estaba escrita por un autor norteamericano que hablaba sobre la década de los sesenta y la contracultura en los Estados Unidos.

Un libro que emanaba músicas de cantautores que fueron iconos en su tiempo, y que hoy día siguen escuchándose como los auténticos clásicos que son, muchos de ellos leyendas vivas. Y ya me conocéis, tratándose de música mi interés crece sin mesura y le añade valor a los momentos que acompaña.

La sala estaba a rebosar entre periodistas, instagramers, bloggers y lectores curiosos como yo, que asistimos a la fresca y divertida entrevista que realizaron Lara López y José Manuel Sebastián de Radio 3, compartiendo auditorio junto a Enrique Redel, editor de Impedimenta, y Alba Montes Sánchez, traductora del libro, quien además hizo las veces de intérprete para Joshua Furst.

La interesante conversación que mantuvieron estuvo amenizada con temas de los 60’, intercalando simultáneamente preguntas y canciones, creando de esta manera el ambiente propio de un estudio de radio. Creo que todos los allí presentes quedamos envueltos por la atmósfera mágica que se respiraba, y a la vez nos sentimos un poco clandestinos.

Fueron muchas las preguntas interesantes que se realizaron a Joshua Furst sobre los motivos que le llevaron a escribir el libro. Las implicaciones políticas, sociológicas y culturales que pudieran haberle motivado teniendo en cuenta la inestabilidad del panorama mundial; si creía que había alguna conexión entre la época analizada en la novela y nuestros días. Se le preguntó también si esperaba que su obra tuviera alguna trascendencia o influencia sobre las nuevas generaciones.

Debo decir que la sobriedad y humildad del autor respondiendo a cada pregunta me cautivaron. Sus explicaciones con respecto al momento de la histórico de la novela fueron esclarecedoras para todo aquel que como yo supo de esa época de oídas, y desde la distante España, alejada de los acontecimientos mundiales. Explicó el movimiento hippie, las movidas musicales y lo que implicaban. Habló de la violencia en las calles, y de la contracultura casi convertida en “religión”. Pero lo que me sedujo por completo de Joshua Furst fue su posicionamiento ante los acontecimientos que envuelven la actualidad de la política mundial, y su creencia en la unidad de todas las fuerzas para luchar por el mundo, por la humanidad.

No creo que nadie de los allí presentes no quedara sorprendido por las respuestas que el escritor nos ofreció, dando la impresión de ser un hombre completamente libre, un auténtico intelectual al margen de intereses ajenos, algo valioso y poco frecuente en nuestros días.

La presentación concluyó con la firma de libros, y con un pequeño concierto de un dúo, que interpretó algunos de los éxitos de los 60’, los cuales la editorial Impedimenta ha recogido en una playlist titulada Revolucionarios, como el libro, y que todos podéis escuchar en Spotify.

Al salir de la librería Rafael Alberti tomé el metro para regresar a casa. Por el camino fui escuchando algunos de los temas musicales que se mencionaron en la presentación con gran emoción. Pero lo que realmente anhelaba en ese momento era llegar a mi destino y comenzar a leer; el interés que Joshua Furst había generado era muy intenso. Y así he pasado los últimos días, sumergida en Revolucionarios, una novela tóxica y seductora como una droga, que te absorbe desde la primera página, y que te convierte en testigo privilegiado de una historia inspirada (no real), en un personaje auténtico, Abbie Hoffman.

(Wikipedia)

Un hombre que consiguió captar la atención de la sociedad y de la clase política, cambiando el curso de la historia en Norteamérica con sus acciones.

Pero, hablemos de Revolucionarios. La novela comienza en el momento en que Estados Unidos amanece con un nuevo presidente, Donald Trump. El miedo y la expectación de la población, especialmente de los sectores más progresistas, tiemblan ante los acontecimientos que puedan avecinarse. Ante este panorama, los medios de comunicación levantan armas y rememoran luchas anteriores, ecos del pasado que movieron a las masas en nombre de la paz, el amor y la concordia. Uno de esos medios audiovisuales, AlternaMania, contacta con el narrador de la novela, a quien se le ofrece realizar unas serie de programas dedicados a antiguos líderes de la contracultura de los 60’. El periodista, muy interesado en el proyecto, elige a un personaje singular, Lenny Snyder (personaje basado en Abbie Hoffman), un bufón radical que se hizo famoso por su papel en las protestas que tuvieron lugar en 1968 en Chicago, con motivo de la Convención del Partido Demócrata.

Pero éste falleció víctima de sí mismo en 1991. No existiendo la posibilidad de conversar con Snyder, el escritor busca a las personas cercanas a su entorno que pudieran esclarecer algo sobre la figura del antiguo icono hippie de Norteamérica. Las mujeres importantes en su vida no pueden hablar ya, sólo queda Fred Snyder, el único hijo del Lenny, quién era conocido en los círculos alternativos como Freedom.

Freedom no es una persona accesible, ni cercana, no le agrada hablar de su vida, ni del pasado. No obstante, tras muchas negociaciones y condiciones impuestas, concede la anhelada entrevista, que se realizará en varias sesiones. Para entonces, la rueda del tiempo y los intereses económicos han dejado el proyecto relegado a un chiste; la noticia ya no es «interesante». Pese a ello, el periodista decide seguir con las conversaciones, y así dar voz a Lenny Snyder a través de su hijo, casi cincuenta años después de que sus acciones cambiaran el mundo, ¿o quizá no fue así?

De esta manera cínica y sin fe, da comienzo la locución de los recuerdos de Fred Snyder, Freedom para la antigua comuna hippie. Dejando claro que no se identifica con el pasado que su famoso padre dictó para él, ni con los ideales que decía perseguir.

Los recuerdos de Fred se remontarán al momento en que su padre creó su identidad icónica. Estados Unidos estaba en guerra, Vietnam ocupaba los titulares diarios. El desencanto general de la población chocaba con el crecimiento capitalista y empresarial. Existían dos Américas, la que ofrecía un mundo nuevo donde crecer y realizarse, y la de los miserables desheredados de la tierra. Para éstos últimos nació Lenny Snyder como nuevo Mesías, un profeta que prometía la libertad, y se declaraba embajador de la paz y el amor.

Comenzó en solitario ofreciendo ayuda a cambio de nada a todo aquel que lo necesitara, y muy pronto su fama fue creciendo, sus acciones tomaron vida y a él se unieron otras voces que clamaban por los mismos ideales: Activistas, intelectuales, músicos…Hombres y mujeres que juntaron sus cuerpos y sus almas defendiendo el lema “Make love not war” (“Haz el amor, no la guerra”). Pero, de entre ese ejército de activistas, hubo una mujer que se distinguió como compañera fiel. Una seguidora que se entregaría a Lenny y a su causa incondicionalmente, Susan, su esposa. Se unió a ella, y de esa alianza nacería Freedom, a quién Lenny adjudicaría, ya antes de su nacimiento, la responsabilidad de acarrear como imagen de la libertad.

Y es en este punto cuando Fred, o Freedom, comienza a relatar su visión de la historia. Una mirada de hombre adulto amargado por sus experiencias, que se traslada al epicentro de su alma infantil para contarnos como testigo privilegiado todo lo que presenció desde su nacimiento, hasta el ocaso de Lenny Snyder.

Conoceremos el corazón de la revolución que hizo tambalearse los cimientos de la sociedad norteamericana: escucharemos a los grandes cantautores en Woodstock, encabezaremos protestas, quemaremos dólares, nos encadenaremos a un árbol para salvar un bosque, fumaremos marihuana y alucinaremos entre carcajadas que el LSD provoca mientras la América capitalista engrasa la rueda del dinero.

Escucharemos relatar a Freedom qué ocurre cuando la guerra de Vietnam finaliza. No hay héroes, sólo víctimas. La sociedad quiere olvidar, pasar página y seguir con sus vidas. Pero Lenny no ve el final de su causa. Olvidado por muchos de sus compañeros de trinchera, quienes ahora parecen haber cambiado de bando, mantiene su posición como líder de una causa olvidada y se convierte en prófugo de la ley.

En el vertiginoso relato de los hechos que acontecieron entre las décadas de los sesenta y setenta, sentiremos la amargura de Fred ocasionada por el abandono de un padre que se levantó para sí mismo un monumento, mientras se perdía en el abismo. Una historia personal que actúa como paralelismo a la crítica sociológica que esconde la novela.

Revolucionarios es una novela de la memoria histórica norteamericana. Un ensayo que habla del Mesianismo, de lo que una persona puede conseguir si su imagen está bien estudiada y apoyada en pilares que la sostengan. Habla de lo endeble y superficial que es el ser humano, cuya fe y fidelidad, dura lo que la emoción inicial permanece.

Pero Revolucionarios es también un estudio sobre la paternidad. Una investigación sobre la responsabilidad de traer hijos al mundo, sobre el amor, la fidelidad y el abandono parental. Analizado bajo el prisma de la mirada de un hijo que, pese al rencor acumulado durante años de mal trato emocional, no puede superar la mala conciencia con respecto a su padre.

Las relaciones paterno filial puestas bajo el microscopio, para que todos nosotros las analicemos. ¿Somos víctimas o verdugos en nuestra relación? ¿Seremos capaces de perdonar las faltas a nuestros padres? ¿Es justo que un hijo cargue con los lastres de una vida que le ha sido impuesta? ¿El amor es incondicional ocurra lo que ocurra en nuestras vidas?

Una impresionante novela magníficamente bien escrita, dinámica, apasionante y aterradora. Porque no hay nada que de más miedo que reconocer la realidad en la ficción. Con unos personajes sólidos y creíbles, que trasladan al lector al huracán de aquellos años que nos han dejado un legado pseudoromántico, gracias a su música y estética, pero fueron símbolo y ejemplo de lo que podría ser si se buscara la concordia como bandera contra la injusticia.

(Freedom)

En 1998 la editorial Modern library votó como mejor novela americana a El gran Gastby, de F. S. Fitzgerald, y ha pasado a la historia con el apelativo de La Gran novela Americana. Su estudio de la decadente sociedad de su época, la crítica a los ídolos de barro y el análisis del desencanto ocasionado tras el final de la Primera Guerra Mundial hicieron de ella un icono norteamericano. Al finalizar mi lectura de Revolucionarios yo me pregunté, ¿no habrá conseguido eso mismo Joshua Furts con su novela, pero llevado al siglo XXI? No sé si su obra trascenderá todo lo que merece. El mundo es cambiante, inseguro, poco fiable; no obstante, quien lea su obra percibirá al finalizar la última página que algo ha cambiado en su interior, y le invadirá una emoción capaz de mover montañas. Sentirá que la responsabilidad del mundo no recae en nuestros líderes mundiales, sino en sí mismo. Somos las personas las que conformamos la sociedad, y es nuestra responsabilidad ocuparnos de ella. Decía el gran Séneca que:

Comencemos en nuestra casa, por nuestros hijos. Eduquemos personas, seres funcionales que un día estén capacitados para amar al mundo y amarse a sí mismos.

Undine von Reinecke