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Premio Nacional a la Mejor Labor Editorial Cultural 2008 (Grupo Contexto)

Sherezade de cómic

Una historia lleva a otra y esa a otra y a otra... con dioses, reyes absolutistas, chamanes, vikingos, amazonas, esquimales, Adanes y Evas, ancianas matagigantes, cartógrafos con agorafobia y piedras que permiten hablar cualquier lengua. Todas narradas por un contador de cuentos de la helada Tierra del Norte, que en su periplo en busca de un pedazo de su alma navega hasta el Sur, donde halla el amor.

La pareja, sin embargo, está condenada a no poder tocarse jamás. Sus hilos los mueve una Sherezade británica, fan de Las mil y una noches, que convertida en autora revelación del cómic, ha imaginado un universo inspirado en los mitos griegos, bíblicos y nórdicos y en la fantasía de sus admirados creadores de mundos -Tolkien y su Tierra Media, Ursula K. Le Guin y su Terramar, Phillip Pullman y La materia oscura, R.R. Martin y su Juego de Tronos-. Ella es Isabel Greenberg (Londres, 1988) que ha nutrido La Enciclopedia de la Tierra Temprana -en la colección El chico amarillo de Impedimenta- de pasiones y sentimientos humanos, a los que no son ajenos su egocéntrico y despiadado dios con pico de pájaro y sus hijos.

Primero imaginó esos dioses, luego la historia de amor en clima gélido, luego la Tierra Temprana, una era geológica no documentada, tras el Big Bang y antes de las glaciaciones. «Quería inventar mi propio mundo, un escenario pleno y completo que no fuera solo un telón de fondo de una historia mayor, sino también tan profundo como sus personajes», cuenta Greenberg, durante su reciente visita a Madrid.

«Hay historias y temas que son esenciales y relevantes para cualquiera; todos podemos identificarnos con ellos sin importar dónde o cuándo hayamos nacido. Padres, hermanos, celos, rivalidad y, por supuesto, amor, son cosas fundamental y radicalmente humanas». Son temas que aparecen en «la mitología, el folclore y los cuentos de hadas» en los que se ha inspirado, y su objetivo ha sido renovarlos. «Los mitos son inmortales porque son susceptibles de recrearse», afirma Greenberg, premiada en Gran Bretaña, con dos nominaciones a los Eisner, publicada ya en Alemania, Francia y EEUU, y que ha expuesto en el Victoria and Albert Museum de Londres.

El lector detecta las influencias de esta contadora de historias en este relato de relatos, desde las bíblicas, como Moisés, Salomón, Noé y el Arca, el Génesis, la Torre de Babel o Jonás y la ballena, hasta las griegas, como la Odisea de Homero, con las sirenas y sus cantos o el Cíclope, y la fantasía que desató Tolkien, que «selló» su pasión por el género. «Mi madre no solo nos leía cuentos a mi hermana y a mí, sino que también se inventaba historias y las serializaba noche tras noche. Normalmente, mi hermana y yo salíamos en ellas. Nos parecía mágico. Recuerdo cuando nos leyó ‘El Hobbit’, yo tenía cuatro o cinco años, y a veces me daba tanto miedo que me escondía tras el sofá. Cuando fui lo suficientemente mayor, leí la trilogía de El señor de los anillos».
La religión

Dioses y reyes dictatoriales y egocéntricos: ¿una crítica? «Si hubiera sido mi intención hacer una crítica sería sobre las rarezas de la religión, o sobre cosas que a mí me parecen extrañas del hecho religioso. Creé a los dioses (bueno, al Hombre-Pájaro) debido a que, de niña, leí la historia de Isaac y Abraham y me pareció aterradora. La idea de que un dios pusiera a prueba a una persona de manera tan atroz me resultó espantosa. ¡Especialmente porque Abraham al final no parece siquiera ni enfadarse! Y me llama la atención que en la mitología griega los dioses sean más humanos, que cometan errores e interactúen con los hombres y mujeres de la Tierra». Quería que el Dios Hombre-Pájaro fuese una mezcla entre villano loco, pantomimo y esa especie de dios terrorífico de la zarza ardiente del Antiguo Testamento, pero también que estuviese dotado de esa humanidad espontánea que tenían los dioses griegos y por lo cual son tan atractivos».

Greenberg, que augura más Tierra Temprana en Dreadful wind and rain low, busca en esta novela gráfica el origen de por qué «el mundo es como es: un lugar de agitación y discordia, de malentendidos y gobernado por la creencia de que ciertas personas son mejores que otras».

Por Anna Abella