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Premio Nacional a la Mejor Labor Editorial Cultural 2008 (Grupo Contexto)

Una feria, una lista de deseos, un susurro a la carrera

«Mi consejo: no lean, es peligroso, salgan corriendo del recinto, y quédense en sus casas, no vayan las palabras a cambiar sus vidas».

La 75ª Feria del Libro de Madrid, y pensar en una de esas frases que Melville escribía a Hawthorne sobre el desarrollo de su Moby Dick: “Suponiendo que la historia comenzase por un naufragio, entonces deberá haber una tormenta, y estaría bien que una tenue sombra de calma que la precede dominara todo el conjunto”, porque parecido, pero con calma cero. Cojan aire, la feria es una tormenta perfecta para un letraherido de caza, sabiendo del naufragio final, del drama de lo inabarcable garantizado. Ah, por cierto, la correspondencia entre ambos está recién editada en editorial La uña rota; lo siento, de nada.

Podríamos empezar el paseo jugando con los lugares comunes, como la historia del evento, casetas y paseantes, libreros y editores, sus picnics, fiestas, firmas de largas colas, y demás parafernalias, pero para qué, quien lo vivió lo sabe, esto es el centro del mundo libresco patrio en estas fechas, y además es sólo la tramoya, que según la RAE, en su tercera acepción, nos apunta que “enredo dispuesto con ingenio, disimulo y maña”: Ingenio como demostración de fuerza, maña para salvar cuentas de resultados y ganar visibilidad, disimulo como gran fiesta cultural. Escenarios, los focos han de estar sobre el protagonista, el lector –de hecho, hay quien apunta que en vez de librerías deberían pasar a ser llamadas lectorerías-, y el guión, los libros.

Dejemos tranquilo al lector, paseando por el tumulto, con sus filias y fetiches, que aquí estamos para dar unas cuantas pinceladas de por dónde el guión tiene fuerza, repasando la añada de libros que deberían ser husmeados y premiados con nuestros escasos pecunios en esta última semana de feria. Añadimos que serán completamente subjetivas, claro, como ha de hacer todo buen librero que se precie, que para frías listas ideales ya tienen los culturales o el algoritmo y top ten de cualquier cajero automático de libros de esas webs del señor.

Y si de ambiente festivo, comencemos por tres de las editoriales que este año celebran su 10º aniversario, acompáñenme, caseta 252, Grupo Contexto, uno de los lugares estrella de la feria en estos últimos años. Hace poco fueron tildados de kamikazes, y no es para menos, editorial Sexto Piso es seguramente uno de los bastiones irreductibles de la literatura de calidad, con apuestas siempre certeras sólo aptas para lectores exigentes, y este año han tenido la desvergüenza de copar muchas de nuestras lecturas, con ocho miles como el último de William Gaddis, Su pasatiempo favorito, nueva sátira de altos vuelos donde la maestría del estilo socarrón del norteamericano se pone al servicio de desmantelar el gran negocio del pleito, de la justicia como agente al servicio del nuevo (sic) becerro de oro: el dinero. Pero qué me dicen de esa barbaridad de Gregor von Rezzori, La muerte de mi hermano Abel, uno de los grandes olvidados del siglo XX, en un repaso por la terrible historia y vanidades literarias del pasado siglo, con una prosa apabullante y descarnada. Y si me tientan, me quedaría por último con La niña de oro puro, de Margaret Drabble, una emotiva historia donde a través de una inocente niña condenada por enfermedad a una radiante y eterna ingenuidad infantil, y una madre, joven promesa de la antropología universitaria, sacudida y readaptada por la especial maternidad, se nos traza una inteligente visión de la cambiante Inglaterra de los sesenta.

Hombro con hombro, y con la misma edad, editorial Periférica, que en su aniversario ha conseguido, en coedición con Errata naturae, otro de los grandes bombazos de la temporada, Tú no eres como otras madres, de Angelika Schrobsdorff, y es que lo tiene todo para ganarse a crítica, librero y público: una fascinante historia real de una mujer única en la mítica Alemania del convulso y artísticamente burbujeante Berlín de la Weimarer Republik. Y es que Periférica y Errata naturae no dan puntada sin hilo, con unos catálogos de alto nivel, literarios y escogidos, y no hay más que ver la última colección de estos últimos, la de Libros salvajes, recuperando títulos clave de los movimientos de contracultura y vuelta a la naturaleza, como ese ensayo genial Un año en los bosques de Sue Hubbel, prologado por el nobel Le Clézio, y definido como un moderno Walden.

Carrera de títulos, y siguiendo, con 10 años ya, la veterana editorial Nórdica sigue regalando joyas ilustradas de Virginia Woolf, de Steinbeck, Roald Dahl y ese El librero, o esa joya de la ilustración de Robert Crumb recopilando la patrística musical norteamericana en Héroes del blues, el jazz y el country. Podemos entrar en combustión, porque cerca encontraremos a Editorial Impedimenta, con otra recopilación, esta vez en cómic, del panteón de genios literarios franceses en La comedia literaria, de Catherine Meurisse, riéndose de la historia de los grandes con un humor directo a letraheridos, o podemos pasar a palabras mayores de su catálogo, como el último libro del idolatrado por muchos escritor rumano Mircea Cărtărescu, El ojo castaño de nuestro amor, que con esa prosa mágica e impecable, vuelve a sorprendernos con su versatilidad y embrujo narrativo.

Pero es que este ejercicio de selección no tendría fin, podríamos ir recorriendo las casetas de librerías y editoriales hasta entrar en un bucle de stendhal tras otro, y aquí ya nos apremian a bajar de la tribuna, así que cojan papel y boli, vamos a hacer un esprint. Si optamos por nuevas voces, dos nombres suenan en los corrillos, uno el de Rubén Martín Giráldez, que con su Magistral en Jekyll&Jill ha vuelto a romper las normas de la narrativa hispana, buscando retorcer la lengua para devolverle su autoridad y valor, en un juego endiablado de referencias metaliterarias y sátiras, o el de Luis Rodríguez, que con el rescate de su novienvre en Tropo, nos sacude con una prosa impecable que hace sangría en una forma de narrar lo cotidiano desde lo descarnado de lo tan humano. También podríamos destacar dos imprescindibles de las propuestas anglosajonas, como la del londinense Tom McCarthy, que en su Satin Island, de la siempre interesante y arriesgada editorial Pálido Fuego, nos envuelve en una búsqueda literaria y antropológica del mundo actual, en una fragmentaria vuelta de tuerca de contar caleidoscópico y de toques kafkianos; o el nuevo libro del mítico Iain Sinclair en la valiente Alpha Decay, que con su American Smoke se lanza a un extraño libro de viaje o caza de grandes nombres que marcaron su prosa y una época, rebuscando en ese espacio confuso de la América de la Generación Beat.

No echan, nos echan, pero recuerden que Páginas de Espuma ha vuelto a regalarnos recopilatorios de gigantes, esta vez uno de los cuentos de Pessoa, o que Pre-textos ha reeditado El hombre que ríe del mal leído Víctor Hugo; que tenemos pequeños ensayos de clásicos como Strindberg, como el magistral Solo en la nueva y prometedora editorial Mardulce, o la nueva edición de esa delicia del contar bonito el amor libresco en Tocar los libros de Jesús Marchamalo, en Fórcola. Y ríanse a herida abierta con las historias tremendas del fenómeno Lucia Berlin y su Manual para mujeres de la limpieza (Alfaguara), o entren en el ejercicio de recreación de Julian Barnes en El ruido del tiempo, de Anagrama, donde Shostakovich toma la palabra para hablarnos del horror soviético.

Ah, y no olviden las novelas gráficas, dos propuestas similares de amor y despedidas, con Paco Roca que se ha vuelto a salir con la emotiva y certera La casa (Astiberri), donde uno acaba tocado, o la no menos emocionante de Marian Fayolle en La ternura de las piedras (Nórdica). Y poesía, que sigue cogiendo vuelos, con recopilaciones vitales como las que nos dispara Lumen, con las poesías completas de la perfecta Idea Vilariño o la del mítico editor Carlos Barral, por no hablar de las antologías de Vicente Luis Mora en La cuarta persona del plural. Antología de poesía española contemporánea (1978-2015), para Vaso Roto, o la femenina de Tras(lúcidas). Poesía escrita por mujeres (1980-2016), a cargo de Marta López para Bartleby.

Sí, sí, ya me voy, pero ustedes sigan, sigan visitando la feria, y las librerías, porque esto es sólo algo que yo les susurro al vuelo, dejen que otros libreros les descubran nuevos artefactos, de esos que nos hacen más felices, de esos que duelen, los que nos dejan tiradas en el sofá, en el autobús, en la cama, sin saber que hacer, si llorar, sonreír o lanzarse a conquistar Polonia. Mi consejo: no lean, es peligroso, salgan corriendo del recinto, y quédense en sus casas, no vayan las palabras a cambiar sus vidas.

Adolfo López Chocarro