Publicado en Creando cultura
Penelope Fitzgerald ocupa un lugar cada vez más especial en la biblioteca abstracta que guardo en mi mente. Quizá sea por su fina ironía que se entrecuela en las frases o su manera de manifestar una realidad apenas aprehensible. Es curioso como, a pesar de su fallecimiento hace 17 años, me resisto a escribir sobre ella en pasado, sino utilizando un presente; su fuerza y energía vital impregna sus libros. Y precisamente de libros tiene que ver la reseña, que no es otra que la de su aclamada novela La Librería, recientemente maravillosamente adaptada a la gran pantalla por Isabel Coixet.