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Premio Nacional a la Mejor Labor Editorial Cultural 2008 (Grupo Contexto)

BOYLE CONFINADO POR PARTIDA DOBLE – ABC Cultural – «Terranautas», de T. C. Boyle

T. C. Boyle, uno de los más importantes narradores norteamericanos, es dueño de un mundo de delirantes sueños

¿Es Los terranautas la Gran Novela Americana del Confinamiento Local antes del Confinamiento Planetario? Es posible, pero… ¿Por qué conformarnos con una etiqueta tan limitada cuando se la puede definir compleja y sencillamente como una/otra novela de T. C. Boyle?

Ya se sabe: Thomas Coraghessan Boyle (Peekskill, New York, 1948), definido como «el Frank Zappa de la literatura de USA» y con ese look de posible mejor amigo de Jeff «The Dude» Lebowski. Alguien que centrifuga clásica ambición decimonónica con vértigo de Thomas Pynchon & Co. y tramas que suelen partir de inverosímiles hechos reales –The Telegraph lo celebró como «indiscutible maestro de lo que podría catalogarse como ficción biográfica»– para llegar a sitios sólo posibles en el planeta Boyle.

Aunque, en su novelesco territorio tan diverso e impredecible sí puede rastrearse una constante geográfica-mental: la afición por confinar a sus personajes reales. Así sustrato histórico en granja familiar en El fin del mundo; manicomio amoroso de Encierro en Riven Rock; pequeña isla con samurái en East is East o en tragedias dinásticas en las Channel Islands en el díptico When the Killing is Done y San Miguel; decadente colonia acuariana de Drop City, reformatorio napoleónico de El pequeño salvaje; casas tomadas de Frank Lloyd Wright en Las mujeres; spa delirante de El balneario de Battle Creek; laboratorios locos de Alfred Kinsey y Timothy Leary en The Inner Circle y Outside Looking In

Con Los terranautas (2016), Boyle lleva esta pulsión suya al extremo absoluto. Lo que recrea ahora es la odisea domésticoclaustrofóbica-cósmica en Tierra de los participantes en aquel «experimento» tan promocionado a mediados de los años 90 que fue la Biosfera 2: 121.000 metros cuadrados a un costo de 150.000.000 dólares y experimento y ensayo para posible colonia extraterrestre en el marciano desierto de Arizona. Y – al poco tiempo y según la revista Time– considerada una de las cien peores ideas del siglo XX.

De esos barros, la pantanosa Los terranautas con cuatro hombres y cuatro mujeres entrando en la rebautizada Ecosfera para no salir por un rato largo (dos años) y a ver qué pasa. Y pasa de todo por obra y gracia y desgracia de otra constante en la literatura de Boyle: el anfitrión mesiánico –aquí el eco-visionario Jeremiah «Dios Creador» Reed– proponiendo algo que se supone gran estudio antropológico para derivar hacia una suerte de reality-show telenovelesco.

Aire de «sitcom»

Enseguida, ahí dentro, todos y todas contra todas y todos. Lo de Boyle respira un aire de sitcom derivando lenta a implacablemente hacia una atmósfera digna de documental freak de Werner Herzog y alegoría de Jonathan Swift. Así, comida y sexo y el narcisismo absoluto del sentirse elegidos mutando al qué he hecho yo para merecer esto. Pronto, las amables risas enlatadas mutan a alaridos envasados al vacío y la única ley que rige es la de Murphy. Por encima de todos ellos – Reed incluido– Boyle tira de los hilos y confirma lo que ya sabíamos: los delirantes sueños de su razón lo han consagrado –adentro y afuera– como el más monstruoso y regocijante narrador socio-realista de su generación.

—Rodrigo Fresán, ABC Cultural.