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Premio Nacional a la Mejor Labor Editorial Cultural 2008 (Grupo Contexto)

Maryse Condé busca la identidad y las raíces en “La Deseada” – El Obrero – «La Deseada», de Maryse Condé

Palabras que se mastican, palabras que envuelven con su olor a brisa y a sal. Palabras con conciencia que hablan de amor, sufrimiento, identidad, desarraigo, orfandad o libertad. Todo eso y más esconde “La deseada”, la novela de la gran escritora y referente en la literatura en lengua francesa Maryse Condé, nacida en Pointe-a-Pitre, capital del archipiélago de Guadalupe y región ultraperiférica de la Unión Europea dependiente de Francia, en 1937.

“La deseada”, que edita ahora en español Impedimenta, traducido por Martha Asunción Alonso, narra la historia de una familia, la vida de tres generaciones de mujeres isleñas unidas por la fuerza de la sangre, los abusos y la violencia. Una novela que, cuando se publicó en 1997, obtuvo el prestigioso premio Prix Carbet de la Caraïbe. En ella, la autora habla del abandono infantil, la búsqueda de identidad y de esas mujeres que pueblan su obra, “mujeres junco”, mujeres solas en busca de sus raíces, sus derechos o en un fututo mejor, en medio de una idea también clara, la lucha contra el racismo.

“Negritud” y desarraigo

Maryse Condé, cuyo nombre siempre figura en las quinielas del premio Nobel, obtuvo en 2019 el Premio Nobel alternativo de Literatura, un galardón que se impulsó desde el mundo de la cultura sueca tras la suspensión un año antes del auténtico Nobel por los escándalos de abusos sexuales en la Academia Sueca.

Condé es autora de más de treinta obras entre cuentos, ensayos, teatro y novelas. Comenzó a escribir cuando era niña, a los 10 años, con un primer poema, pero publicó por primera vez a los cuarenta con su novela Heremakhonon (1976). Un libro centrado en temas como la cultura, la raza y el género y que refleja, según la autora, “la contradicción según la cual África es un lugar maravilloso en el ideario de los occidentales”, mientras que, en realidad, “es un lugar donde la gente sigue sufriendo mucho”, como pudo comprobar ella misma durante su etapa allí, tras casarse con su primer marido, guineano.

Una experiencia que explicó en Barcelona, en 2019, cuando presentó “Corazón que ríe, corazón que llora”, también publicado por Impedimenta y donde explora su infancia y su juventud en las Antillas, y donde la negritud, el color de la piel, es el pasaporte directo hacia las desigualdades.

“La Deseada”

En una entrevista con Efe ahora, con motivo de la publicación de “La Deseada” en España, la escritora guadalupeña asegura que escribió esta obra “como respuesta -dice- a los males de una sociedad en particular: la mía. Quería denunciar la forma en que se trataba a demasiados niños, traumatizados por la ausencia del padre. Me hace feliz saber que en España mi voz se escucha y que el libro se está abriendo camino, aunque sea tarde”, precisaba a Pilar Martín.

“Esta novela demuestra que siempre he sido sensible al sufrimiento de los niños”

“Me quedé admirada por haber tenido el coraje de escribirla y por haber sido capaz de oponerme a lo comúnmente aceptado. Esta novela demuestra que siempre he sido sensible al sufrimiento de los niños. Por desgracia, en la actualidad muchos siguen sufriendo negligencia y malos tratos. Es cierto que problemas como el de la bastardía se dan cada vez menos, pero aún no se han erradicado del todo¨.

“En alguna ocasión ya he contado que una de mis hijas, que es abogada, me hablaba de los casos de incesto, abandonos y violaciones en los que trabajaba; y que me inspiré en sus alegatos para urdir la trama de la novela. Yo conocía las situaciones que me describía, pero nunca había sido del todo consciente de la magnitud de sus consecuencias, pues crecí en una familia muy unida”.

La “infinita diversidad humana”

La literatura de Maryse Condé habla de la “infinita diversidad humana”, como explica a Efeminista la traductora al español de Condé, Martha Asunción Alonso.

Para la escritora, traductora y profesora especialista en literaturas francófonas, “es difícil, y quizás también carente de interés, domesticar el genio literario y la figura de Maryse Condé para reducirlos a la estrechez de cualquier etiqueta“.

“No escribo en criollo, ni escribo en francés: escribo en Maryse”

“Entre las máximas que la autora prodiga destacan su frase ya célebre “No escribo en criollo, ni escribo en francés: escribo en Maryse Condé”. También suele mostrar asombro, cuando no rechazo, si los medios o los estudios de su obra nos empeñamos en subrayar una eventual militancia feminista o un bagaje teórico de género en su trayectoria”, precisa.

Para Asunción Alonso, la originalidad de Maryse Condé como creadora no cabe en ningún cajón. “Y es maravilloso que así sea. Se nutre de un imaginario abierto, híbrido, nómada, de fronteras porosas a todo tipo de aportes y radicalmente libre, pues no precisa forzar el sentimiento de pertenencia a ningún colectivo. De hecho, yo diría que uno de los aspectos que precisamente definen la literatura condena esta búsqueda de la identidad propia al margen de la pertenencia a cualquier grupo.

Visibiliza las luchas de mujeres de todos los colores

En su opinión, Condé “visibiliza en su escritura las vidas, los cuerpos y las luchas de mujeres de todos los colores, todas las clases o condiciones sociales y con raíces en los cuatro puntos cardinales del planeta. Nos hermana a todas y a todos en el único compromiso que quizás sea posible para la autora: el de la firme defensa del tesoro de la infinita diversidad humana“.