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Premio Nacional a la Mejor Labor Editorial Cultural 2008 (Grupo Contexto)

Diario de una mujer y su hija – «Territorio de luz», de Yuko Tsushima – Amanece Metrópolis

Cuando madre e hija entraron al apartamento, su nuevo hogar tras la separación del matrimonio, se encontraron con una estancia que derrochaba luz, una luminosidad que se extendía desde la entrada hasta el fondo. Entrar en aquel apartamento era sumergirse en un baño de luz. «Me di cuenta entonces de que aquella luz me estaba permitiendo, ya desde el primer momento, proteger a mi hija del gran cambio que acababa de producirse en su vida, y sentí el impulso de darme a mí misma una palmadita en la espalda».

La presencia del paisaje y los elementos son características implícitas de la literatura japonesa. La autora Yuko Tsushima juega con la luz en sus diferentes formas para ir narrando la vida de una mujer que se siente sumida en la oscuridad y la depresión ante la dificultad de criar en solitario a su hija de dos años. Utiliza el apartamento de la protagonista como representación de las luces y las sombras del camino que debe recorrer.

Yuko Tsushima: elegancia, luz y matices

Tokio, años 70. Territorio de luz cuenta las dificultades de una mujer divorciada, que se sale de las normas sociales preestablecidas, para afrontar la maternidad en solitario y empezar su vida desde cero. Dibuja a una mujer no demasiado segura de sí misma, con sus miedos y debilidades, preocupada y dubitativa sobre cómo criar a su hija de dos años y afrontar esta nueva etapa tras la petición de separación de su marido. Sus fallos e imperfecciones son los que le acercan a la realidad, la humanizan y funcionan como un espejo frente al lector.

Aunque Yuko Tsushima (Tokio, 1949 – 2016) negara que su obra era autobiográfica, no puede obviarse en sus primeros textos de ficción las similitudes con su propia experiencia como madre soltera. Estamos ante una de las autoras japonesas más relevantes de su generación, mujer feminista en una sociedad tan estricta como la japonesa. No obstante, siempre ha evitado las etiquetas pues su obra trasciende mucho más allá para abordar la soledad como uno de sus grandes temas.

Ha sido reconocida con los más relevantes premios de la literatura japonesa, incluido el Premio Noma que recibió por Territorio de luz. Su vida, sin embargo, ha sido menos dichosa en lo personal. Perdió a su padre, el novelista Osamu Dazai, con tan solo un año cuando éste se suicidó junto a su amante arrojándose al río Tama; y también perdió un hijo.

Sus textos exploran la lucha de las mujeres que viven al margen de las normas sociales más tradicionales. Mujeres que buscan su propia felicidad. Así, en Territorio de luz aborda temas tales como la soledad, la felicidad, la superación y el empoderamiento. Es una novela tierna a la par que reveladora. Refleja la parte menos amable de la maternidad y la soledad de la mujer.

Una novela llena de matices, aunque posiblemente esta apreciación se la debamos de agradecer también a la traductora de la edición Tana Oshima. Territorio de luz está escrita con un estilo aparentemente sencillo y la elegancia que caracteriza el estilo de la autora. Tsushima no necesita de grandes florituras literarias para sorprender con una belleza y elegancia que incita a degustarse poco a poco. De hecho, la obrase publicó originalmente por capítulos mensuales en la revista japonesa Gunzo en 1979. La novela recorre un año completo en la vida de la protagonista, y cada capítulo de la misma corresponde a un mes. Podrían entenderse como doce relatos que siguen una línea argumental, cada uno de ellos finaliza cerrando el episodio, y de un modo evocador. Podría decirse, cinematográfico.

«Mi hija cogió del bordillo de la acera una hoja grande de idesia y la lanzó hacia el cielo. La hoja seca apenas danzó en el aire. Cayó enseguida, suave, sobre sus propios frutos. Luego yo también lancé la hoja al cielo. Era un cielo azul, profundo, deslumbrante».

Territorio de luz revela el lado muchas veces oculto de la realidad de nuestras vidas. Pero al mismo tiempo, nos ilumina con ternura y la elegancia de la prosa de Yuko Tsushima.

—Amaia Torres, Amanece Metrópolis.