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Premio Nacional a la Mejor Labor Editorial Cultural 2008 (Grupo Contexto)

Una intriga psicológica en la Francia de provincias – «La desaparición de Adèle Bedeau», de Graeme Macrae Burnet

Impedimenta rescata ‘La desaparición de Adéle Bedeau’, un intenso thriller con ecos de Simenon que supuso el debut del escocés Graeme Macrae Burnet, el autor de ‘Un crimen sangriento

La mayoría de los lectores es-pañoles conocieron al escocés Graeme Macrae Burton hace un par de años con una magnífica y cruda historia ambientada en el siglo XIX en las que nos narraba un crimen ficticio disfrazado hábilmente como la reconstrucción de un suceso histórico real (el tan de moda true crime). ‘Un plan sangriento’ era la segunda nove-la de este autor y su contundencia, por supuesto, nos había dejado con muchas ganas de paladear también su debut literario, un deseo que ahora, gracias de nuevo a Editorial Impedimenta, se ha visto satisfecho. Así, de forma ciertamente paradójica podemos decir que esta primera novela que ahora nos llega publicada, ‘La desaparición de Adéle Bedeau’ (que, por cierto, tiene también una secuela), confirma todo lo que ya había apuntado la segunda.

Es Macrae un escritor que maneja con gran soltura el suspense desde la base de un minucioso retrato psicológico de sus personajes principales, más en la tradición de Simenon que de la novela de misterio en sí, y con atmósferas existencialistas y mora-les que remiten a Sartre o Dostoievski. En esta ocasión, el protagonista es Manfred Baumann, un individuo anodino, maniático y hermético que trabaja en el banco de la insulsa localidad francesa de Sant-Louis, en la frontera con Suiza . Vive solo y come todos los días en el mismo restaurante, donde silenciosa-mente fantasea con entablar una relación con la atractiva camarera Adéle. Hasta que un día la joven desaparece sin dejar rastro y la policía comienza a investigar, apuntando desde el principio sus sospechas hacia Baumann.

Es aquí donde entra en escena el segundo gran personaje de esta historia, el inspector Georges Gorski, un policía eficaz pero estancado, y que arrastra la frustración de no haber podido resolver satisfactoriamente años atrás, en el comienzo de su carrera, el asesinato de una muchacha cometido en esa misma zona. Gorski, inmerso también en una vida bastante insípida y con un matrimonio de lo más mecánico, recela cada vez más del comportamiento antisocial de Baumann y avanza en sus pesquisas mientras afloran constantemente los recuerdos del crimen que en su día no pudo resolver.

Con estos mimbres, y siempre al hilo de los pensamientos de ambos personajes, Macrae dibuja un formidable y obsesivo juego del gato y del ratón, en una investigación policial que progresa entre aciertos y errores, y don-de las casualidades en forma de infortunio son claves para la re-solución del caso. Baumann ve fantasmas persecutorios por todos lados, cuando en realidad su vida no despierta más que indiferencia entre la mayoría de sus vecinos, en tanto que Gorski, pese a su oficio y brillantez, lucha constantemente contra el sentimiento de fracaso que le persigue desde hace años.

—José Vicente Rodríguez, La Opinión de Málaga.