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Premio Nacional a la Mejor Labor Editorial Cultural 2008 (Grupo Contexto)

Reseña: «La poda», de Laura Beatty – El Imparcial

Leer La poda es como asistir a un cursillo acelerado de supervivencia en lo salvaje. La editorial Impedimenta publica ahora en España, con traducción de Ce Santiago, la primera novela de la escritora británica Laura Beatty (Londres, 1963) que, en el año de su primera edición, 2008, recibió el Author´s Club Best First Novel, galardón que destacaba la extraordinaria calidad literaria de su autora, licenciada en Filología Inglesa por la Universidad de Oxford y dotada de un indiscutible talento para conmover al lector. La poda narra la historia de una niña de quince años, Anne, que, harta de sufrir el desprecio y las constantes humillaciones a las que le someten todos los miembros de su familia, decide ponerse a salvo marchándose de un hogar que no lo fue nunca y adentrarse en un bosque cercano para no regresar jamás.

Resulta muy doloroso leer como tratan a la pobre Anne e imaginar qué puede estar pasando por su cabeza mientras la insultan, cuando le obligan a hacer todas las tareas domésticas sin darle nunca ni una pequeña dosis de cariño, cuando le gritan aparta de ahí, pareces boba, no toques eso, quita tus torpes manazas de aquí, haz algo útil por una vez. En honor a la verdad hay que decir que no es una chica espabilada ni agraciada, es demasiado alta y grande, carnosa, torpe y desgarbada, se queda ensimismada en sus propios pensamientos, parada como un pasmarote e intentando articular respuestas que a nadie le interesa oír. También es cierto que no se parece a su hermana Suzie ni a sus hermanos pequeños, que más de una vez ha tenido que escuchar como la gente pregunta ¿a ésta de dónde la habéis sacado?, y que, detrás de esa aparente inocencia bobalicona, guarda oculta en su interior la fuerza necesaria para ponerse a salvo y la determinación de sobrevivir.

“Siempre que podía, mientras seguía a la espera de un mundo en el que encajar, Anne caminaba para consolarse, colina abajo desde casa de sus padres hasta el interior del bosque colgante, en busca de espacio, un poco de silencio y para poner su estatura en perspectiva”. Un día decide no volver. Nadie la detiene, nadie la busca, sus padres no lloran angustiados, en su antiguo hogar todo parece seguir igual, como si su huida no les importara lo más mínimo. La primera noche la pasa a la intemperie, bajo la lluvia, entre los árboles. Hace una visita furtiva a casa y coge algunos materiales para empezar a construir un refugio. Escucha a la naturaleza, aprende a interpretar un lenguaje salvaje para el que parece superdotada. Como las ramas de los grandes árboles su alma se mece con el viento, como los insectos empieza infatigable a trabajar, como la corteza vegetal endurece sus sentimientos y resiste, durante meses y años, viendo pasar las estaciones sin que nada le perturbe.

Huir para encontrarse a sí misma y descubrir la esencia de su valor parece ser la lección que la naturaleza le enseña. Aguanta todas las inclemencias del tiempo, aprende a ordeñar las vacas de una finca cercana, come los restos de alimentos que los turistas de fin de semana dejan en las papeleras de un parking. No sufre más, cada día es un logro y en cada tarea que emprende pone todo su empeño para lograr una recompensa, por ínfima que parezca. Vive casi como un animal, escondiéndose de los humanos y contestando que todo va bien si alguien le pregunta. Se siente gloriosamente libre ahora que sus sentimientos están a salvo. Es más fuerte que nunca porque vive en paz.

La fuerza expresiva de la narración radica en la constante personificación de la naturaleza. La novela de Laura Beatty se colma de descripciones de cada animal, planta, fenómeno atmosférico y percepción de lo natural para describir el crecimiento interior de una chica inadaptada socialmente que alcanza su plenitud gracias al poder sanador de la tierra.

—Soledad Garaizábal, El Imparcial.