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Premio Nacional a la Mejor Labor Editorial Cultural 2008 (Grupo Contexto)

Cuando de la otra vida solo quedan fotos y unos recuerdos – «El Museo de la Rendición Incondicional», de Dubravka Ugrešić – La Razón

No hay autobiografía, aunque sea novelada, sin dolor y sin nostalgia, especialmente si se ha nacido en un país que ya no existe en los mapas y el exilio se convierte en la única forma de supervivencia, como en el caso de la misma autora, nacida en Croacia y residente en la ciudad de Berlín desde 1993.

La capital de Alemania que se ha convertido para siempre en símbolo de separación y de la tristeza en Europa. La guerra de los Balcanes arrasó la vida de esta gran escritora, al igual que la de tantos otros expatriados que viven allí tratando de preservar sus historias cada uno a su manera. Ugresic la va recuperando en su memoria, recreada en el papel en forma de fragmentos, como quien hojea viejos álbumes de fotografías de la familia, que es lo que hacía su madre en aquel Nuevo Zagreb donde todo le era ajeno. Paulatinamente, desde su exilio en Berlín, los pequeños detalles van surgiendo como hilos que enredan recuerdos y tiran unos de otros: la vida familiar, episodios cotidianos, las palabras de una lengua que casi ha olvidado pero deja su rastro en el día a día, como la comida o las vecinas. Esos fragmentos de vida van tomando forma en el monólogo interior que surge durante sus paseos por Berlín, donde todavía cerca de la Puerta de Brandenburgo se siguen vendiendo pedazos del Muro a los turistas, banalizando así, en cierto modo, el sufrimiento que causó.

El libro de Dubravka Ugresic habla de los nacionalismos, los fanatismos, la imposición de identidades que no nos pertenecen: «La autobiografía es un género serio y triste», afirma en algún momento, aunque habría que matizar que depende del lugar y la época donde el destino te haya hecho nacer, de si tu existencia se ve atravesada por un conflicto bélico tan cruento y salvaje como el de su tierra de origen o tienes la fortuna de crecer sin conocer una guerra. Pero que a pesar de su opinión sobre el género autobiográfico haya sido capaz de transmitir esperanza y a veces incluso humor dice mucho sobre la forma tan admirable en que ha moldeado sus recuerdos.

—Sagrario Fernández-Prieto, La Razón