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Premio Nacional a la Mejor Labor Editorial Cultural 2008 (Grupo Contexto)

El autor Graeme Macrae mata a su yo para escribir Caso clínico – «Caso clínico», de Graeme Macrae Burnet – La Vanguardia

Al escritor escocés Graeme Macrae le gusta ser un «narrador poco fiable», un término literario que asume porque así deja que sus lectores piensen «por sí mismos» a la hora de enfrentarse a historias como «Caso clínico», una suerte de thriller psicológico en el que el «matar a tu yo» inunda todas sus páginas.

Macrae (Kilmarnock, Escocia, 1967) vuelve a someter al lector en esta novela publicada por Impedimenta a una interrogante casi infinita, porque la historia arranca con la llegada a su mail de un mensaje de una persona sin identificar con unos diarios en los que una mujer, Rebeca, cuenta sus peripecias vitales para averiguar si lo que ella cree es cierto: que el causante del suicidio de su hermana Verónica es el psiquiatra Collins Braithwaite.

Y es necesario contar el argumento de esta nueva novela porque desde la primera página es Macrae quien pone en duda si lo que va a contar en cierto o no, si esta historia sucedió o no.

«Me encanta ser un narrador poco fiable porque entonces el lector tiene que decidir por sí mismo qué pensar. Y no quiero decirle a nadie qué pensar. La mayoría de los lectores buscarán a Braithwaite en Google porque escribo sobre Braithwaite usando las técnicas del periodismo literario, no las técnicas de la ficción», ha contado a Efe el escritor durante su visita a España.

Una reacción ésta, la de buscar en Google la existencia o no del psiquiatra, que Macrae sabe que muchos lectores tendrán, pero eso no restará valor a la calidad de la trama, que engancha gracias a una estructura en la que los diarios se intercalan con la biografía de este psiquiatra de dudosas técnicas que tiene como «leit motiv» de su terapia el «matar a tu yo».

Una manera de afrontar la vida, o una tarea concreta, que incluso ha llevado a cabo Macrae como autor.

«No quiero estar presente en el texto y en ese sentido sí que mato a mi yo. Pero lo que es realmente interesante es que miro los cuatro libros que he escrito y parecen muy diferentes, pero no, se repiten las mismas cosas. Y no lo hago deliberadamente, pero de alguna manera estoy tratando de suicidarme», ha reconocido.

Y es sobre este concepto sobre el que ahonda «Caso clínico» porque todos sus personajes optan por asumir otra personalidad para alcanzar sus objetivos. Algo que el autor se toma como un juego: «Cuando leemos novelas sabemos que no son reales, que son ficción, pero los autores tenemos un contrato con la novela, queremos creer que es verdad y queremos sentir que es auténtico».

Una actitud que encuentra «liberadora», tanto para él como para estos personajes a los que da autenticidad y realismo, sobre todo a ese psiquiatra poliédrico que, pese a que sus técnicas son criticadas (hasta el punto de creer que llevan al suicidio de sus pacientes) es una persona que «solo dice la verdad».

«Sus pacientes tienen atracción hacia él. Cuando pensé escribir sobre lo vi como un monstruo y un matón, pero luego, cuando se publicó el libro, noté que lo veían los lectores como un chico malo con atracción», ha afirmado.

Autor también de otras novelas como «Un plan sangriento» (2015), Macrae ha reconocido que no se considera un escritor «intelectual» en el sentido de «analizar» lo que hace, sino que se mete en la cabeza de sus personajes aunque no sea un experto en la profesión que ejercen.

«Nunca he estudiado psicología formalmente -ha añadido-, pero siempre me ha gustado leer estudios de casos psiquiátricos desde Freud en adelante. Y cuanto más leía de ellos, menos confiaba en el narrador. Mencionaste al narrador poco confiable. Veo al terapeuta como un narrador poco fiable. No necesariamente debemos creer su versión de los hechos».

Así que, según ha expresado, cada vez está más interesado en relatos de «análisis desde el punto de vista del paciente», que es justo lo que aborda la parte de esos diarios que dan pie a la trama que protagoniza Rebeca, una mujer que se libera a través de su yo inventado de muchas de las cadenas que sufren las mujeres.

«Creo que el libro es divertido porque encuentro divertida su voz y encuentro divertidas sus actitudes sociales; ella dice cosas que se supone que no debería decir, y creo que hay humor en eso. Así que sí, probablemente me divertí más escribiendo este libro que con cualquiera de mis otras obras», ha concluido con una afirmación sobre este personaje con el que el lector se llevará una gran sorpresa.

Pilar Martín, La Vanguardia, 14 de mayo de 2022.