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Premio Nacional a la Mejor Labor Editorial Cultural 2008 (Grupo Contexto)

Dibujar como terapia para el trauma, el luto y la culpa – «La levedad», de Catherine Meurisse – Catalunya Plural

El atentado de Charlie Hebdo del 7 de enero de 2015 rasgó la vida de dos autoras que se salvaron por poco y que han narrado su experiencia vital desde entonces en dos novelas gráficas: Seguir dibujando, de Corinne Rey (Coco) y La levedad, de Catherine Meurisse

El atentado de Charlie Hebdo del 7 de enero de 2015 rasgó la vida de dos autoras que se salvaron por poco y que han narrado su experiencia vital desde entonces en dos novelas gráficas: Seguir dibujando, de Corinne Rey (Coco) y La levedad, de Catherine Meurisse‘Seguir dibujando’, de Corinne Rey (Coco)

El viernes 10 de junio de 2022 se presentaba en Barcelona la novela gráfica Seguir dibujando (Dessiner encore, 2021; Ediciones Bang, 2022). La autora, Corinne Rey, conocida como Coco, mostraba su trabajo reconociendo la importancia que ha tenido el desarrollo de esta obra como parte del tratamiento para rehabilitarse después de la experiencia traumática vivida el 7 de enero de 2015, y del proceso de duelo posterior y, también , del sentimiento de culpa.

Aquel fatídico día, dos terroristas asaltaron la sede del seminario de humor Charlie Hebdo en el centro de París, asesinando a doce personas y dejando malheridos a otros once. Coco salió ilesa a pesar de que fue la primera en encontrarse a los dos hermanos armados en la calle y les acompañó obligada hasta el piso donde se encontraban las oficinas (en primera instancia les llevó a un piso distinto, pero ella alega que fue por los nervios y el miedo y que no se dio cuenta). Ella fue la que introdujo el código de la alarma que abrió la puerta y la apartaron del camino (se escondió debajo de una mesa de la entrada).

Crear ‘Seguir dibujando’ ha ayudado a Corinne Rey a rehabilitarse después de la experiencia traumática vivida el 7 de enero de 2015 | ‘Seguir dibujando’, de Corinne Rey (Coco)

Como todos los miércoles por la mañana, la plana mayor del semanario estaba preparando el siguiente número en la sala de reuniones. Coco quiso marcharse antes a casa para recoger de la guardería a su bebé de pocos meses. El azar la convirtió en protagonista, pero probablemente también le salvó la vida. Entre las víctimas, el dibujante y director de la publicación, Stéphane Charbonnier (Charb), y los autores Bernard Verlhac (Tignous), Georges Wolinski (Wolinski), Jean Cabut (Cabu) y Phillippe Honoré (Honoré). También perdieron la vida el economista Bernard Maris, el corrector Mustafa Ourad, la columnista Elsa Cayat, el organizador de eventos invitado en la reunión Michel Renaud, el conserje Frédéric Boisseau y los policías Franck Brinsolaro y Ahmed Merabet. La tragedia continuaría durante dos días más en París, con el

Tras las ráfagas con las ametralladoras, en la sala de reuniones de Charlie Hebdo quedaron malheridos, algunos gravemente, los autores Fabrice Nicolino, Laurent Sourisseau (Riss, director de redacción en ese momento y nuevo director de publicación como consecuencia de los hechos) , Philippe Lançon y el responsable de la web, Simon Fieschi… Y Coco fue la primera en llegar y en atenderles una vez asegurada que ya se habían ido los terroristas. La escena era absolutamente desoladora.

Coco convierte la obra en un viaje que hace comprender al lector el uso terapéutico de la acción de dibujar para continuar con su vida | ‘Seguir dibujando’, de Corinne Rey (Coco)

En la novela gráfica Seguir dibujando, Coco nos muestra su catarsis particular. Por un lado, cómo se ha sentido por dentro y los pensamientos que le han aquejado y, por otro lado, cuyo relato ha vivido desde entonces, convirtiendo la obra en un viaje que hace comprender al lector su redención y uso terapéutico de la acción de dibujar para poder continuar con su vida. Los pensamientos que la abrumaron durante mucho tiempo hacían referencia al recuerdo de los hechos y, sobre todo, a la culpa de su actuación. Repitiendo continuamente «¿Y si…?», la misma autora lo expresa de la siguiente manera: «El tiempo se detuvo en esa escala, en ese miedo… los rasgos… el silencio de la muerte… Me obsesionan las preguntas: ¿Y si hubiera hecho algo?… ¿Y si hubiera pedido socorro?… ¿Y si hubiera intentado huir?…

Esta parte emocional está representada en los dibujos de una forma inefable y onírica, abatida como si estuviera golpeada por las olas terribles a modo de recuerdos que se manifiestan una y otra vez (en un momento, afirma en una viñeta «si me busca , estoy en el abismo de mis pensamientos»), y de cómo el dibujo le ayudó como terapia en el proceso de rehabilitación. Para el relato de la parte de su vida real emplea un estilo más literal y descriptivo, empezando por las distintas terapias psicológicas que siguió y sus efectos sobre ella (no todas funcionaron, como la terapia EMDR, Desensibilización y Reprocesamiento por Movimientos Oculares, por ejemplo). También cómo se alteró su vida cotidiana por estar obligada a vivir y moverse siempre acompañada por la policía, con todo lo que supone esto y la percepción sobre su libertad, una libertad por la que tanto habían luchado desde el semanario.

Coco muestra cómo se alteró su vida cotidiana por estar obligada a vivir y moverse siempre acompañada por la policía | ‘Seguir dibujando’, de Corinne Rey (Coco)

En la novela gráfica, la autora reflexiona sobre la libertad de expresión en general y la libertad de prensa en particular, y describe los distintos eventos que se sucedieron desde el atentado en Dinamarca el 2 de noviembre de 2004 y la posterior publicación de las caricaturas de Mahoma en un diario danés, y que ya le había provocado un juicio a Charlie Hebdo pocos años antes del atentado, por reproducir las caricaturas. Ver cómo, tras el atentado, el clamor en que se convirtió la expresión «Je suis Charlie» («Yo soy Charlie») por parte de toda la sociedad francesa, estaba acompañada por algunos con un «pero»: « pero no hace falta hacer caricaturas de Mahoma» o «no hace falta poner más leña al fuego», entre otros. Imprescindible ver esta singladura desde los ojos de una superviviente y, a la vez, una autora que opina con sus dibujos con total libertad.

Charlie Hebdo nació para analizar la actualidad y reírse de ella. Y había que hacerlo de forma clara y contundente. Coco llegó a Charlie Hebdo en el 2009 y aprendió de sus reconocidos compañeros la importancia de la viñeta de prensa, que debe ser sintética, impactante y vehicular una idea contundente. En palabras de la autora: es necesario «dibujar a la gente, los paisajes, las perspectivas. Caricaturizar. Sintetizar el trazo. Optar por la legibilidad. Componer. Contar. Escribir. Encontrar la idea, la fórmula que lo haga estallar, que dé justo en el clavo. Que no sea redundante con el dibujo. Atreverse, sin piedad. Sorprender al lector. Hacerle reír, reaccionar. Llevarlo a donde no se lo espere». Y, añade, tener siempre presente la siguiente frase: «¡Una buena viñeta es como un puñetazo!», exclamación que le decía François Cavanna, escritor y periodista, que fundó la revista Charlie Hebdo en 1992.

‘La levedad’, de Catherine Meurisse

«Hay algo insoportable a la belleza», dice Coco en un momento de su obra. Y, precisamente, la belleza fue fundamental en el proceso de rehabilitación de la autora Catherine Meurisse y así lo explicó en su novela gráfica La levedad (La légèreté, 2016; Editorial Impedimenta, 2017), que ya va por la segunda edición en castellano y es todo un éxito de ventas en Francia. Meurisse se durmió (no le sonó el despertador después de una noche nefasta donde la dejó su pareja), y perdió el bus, todo ello con el retraso suficiente para llegar a la reunión de los miércoles de toda la redacción cuando justo se estaba produciendo el atentado. Una redacción en la que llevaba una década trabajando y que dejó poco después para centrarse en sus proyectos más personales.

En La levedad, al igual que Coco, también muestra su intimidad y sus emociones, la pérdida de la libertad personal por tener que ir siempre con escoltas, el avance con las terapias y las técnicas propuestas… y su soledad , a la vez que reconoce el acompañamiento de su familia y amigos. Explica muy bien los síntomas que supone el estado de disociación a la que nos lleva nuestro cerebro después de un trauma tan descomunal como el que ella vivió. «Tengo la sensación de ser espectadora de mi propia implosión», exclama ella misma, confirmando efectivamente la disociación y cómo, una vez «reasociada», tendrá la fuerza suficiente para explicarlo en una novela gráfica, como así lo hizo.

‘La levedad’ explica muy bien los síntomas que supone el estado de disociación a la que nos lleva nuestro cerebro después de un trauma tan descomunal como el que ella vivió | ‘La levedad’, de Catherine Meurisse

Meurisse es optimista con el remedio: «No somos titanes. No debemos librar ningún combate temerario contra las preguntas insidiosas, no debemos responder a sus provocaciones, sino, agachando la cabeza, dejar pasar el instante difícil para después sonreír de nuevo y aspirar a la felicidad», exclama un diván en una viñeta, a imagen de su supuesto psicólogo. A modo de terapia, Catherine Meurisse decidió buscar el síndrome de Stendhal como contrapunto al síndrome del 7 de enero de 2015… y lo buscó en Roma. «La belleza te devolverá la memoria», parece exclamarle su subconsciente. Y así lo hizo y así nos lo relató en su obra: cómo la obsesión por la belleza le ayudó a recuperar el equilibrio y la percepción, cómo se reanima la razón y cómo recuperó la constancia del ánimo . Y sin dejar de ser mordaz, como cuando dibuja en una de las páginas una factoría en un país asiático donde unas trabajadoras en condiciones infrahumanas están cosiendo a toda prisa las camisetas con el lema «Je suis Charlie»… las contradicciones del mundo desarrollado.

Ambas autoras coinciden en homenajear a sus compañeros de redacción, tanto a los que desgraciadamente no sobrevivieron como a los que continuaron con el proyecto, y agradecemos la sensibilidad con la que describen los momentos más duros. No necesitamos los detalles escabrosos de la matanza, aunque sean las preguntas habituales que le hacen los medios, como ellas mismas denuncian. También, ambas, reconocen los conflictos internos en la redacción que se vivieron en los meses posteriores a los atentados. Vimos que todos sufrieron un trauma difícil de superar y cada uno ha tenido que hacer su particular rehabilitación. Nosotros debemos estar agradecidos de la generosidad de las dos autoras por exponer su intimidad y el de reivindicar el clamor «Je suis Charlie» para que no se pierda con el paso del tiempo. No deben sentirse culpables por estar vivas, deben seguir dibujando para defender sus ideas. No existe un arma más contundente hoy en día que la libertad de prensa, y estas obras sirven para recordarlo y dar una lección a quienes hacen un mal uso de esa libertad.

—Jordi Ojeda, 30 de junio de 2022