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Premio Nacional a la Mejor Labor Editorial Cultural 2008 (Grupo Contexto)

La escuela de Freddie (Impedimenta) – «La escuela de Freddie», de Penelope Fitzgerald – Aceprensa

En medio del cambiante Londres de los 60, Jean Shrimpton, los Rolling y la minifalda, una prestigiosa pero destartalada escuela del West End mantiene vivo el eterno pero anticuado repertorio shakesperiano y los musicales pasados de moda. Sus niños actores marchan en formación hacia escenarios de madera roída donde poder declamar versos y sonetos arcaicos, mientras sus padres se tiran de los pelos soñando con jugosos papeles publicitarios o televisivos para su progenie. Anteponiéndose a sus sueños, y defendiendo de una manera peculiar el canon inglés, está Freddie, una mujer de armas tomar, que no se amedrenta ante nada y cuyo áspero, agudo e irónico trato esconde una pasión inconmensurable por las artes escénicas.

Nos adentramos así en la escuela Temple, o Freddie’s, un refugio donde moran pequeños y melodramáticos aspirantes a estrellas (algunos notorios por su talento, otros por el fastidio que producen) y peculiares profesores (cuyas enseñanzas son todo menos útiles). Esta anárquica empresa parece mantenerse a flote por obra y gracia de la Providencia, así como por los arrestos de su decana, que renuncia a las nuevas modas y proyectos de negocio que traen ambiciosos inversores, en aras de la sencillez y la autenticidad de una buena interpretación, una gestión estrafalaria de sus dominios, y cierta cabezonería.

Esta reconstrucción de un tiempo concreto está cimentada sobre olores, colores, recuerdos de trastadas… Una agradable historia sobre el amor al arte, la tenacidad y el conformismo, escrita a través de pinceladas irregulares, a veces inspiradas, a veces más prosaicas.

Penelope Fitzgerald (1916-2000) es la autora de esta divertida y agradable narración –pequeña joya dentro de un corpus de una docena de novelas, entre las que se encuentra La librería–, que destaca por el poso emocional que deja al lector con su impresionismo literario.

—Patricio Sánchez-Jáuregui, Aceprensa