“A veces me pregunto si vivo para trabajar o si es el trabajo el que me hace vivir. ¿Y qué vida?», se dice a sí mismo el protagonista de ‘Ayer’, de Agota Kristof, cuya vida está llena de agujeros. Desde el exilio, cada día durante 10 años, coge el mismo autobús, ficha en la fábrica de relojes donde trabaja y se sienta delante de una máquina a perforar el mismo agujero en la misma pieza, 10.000 veces cada jornada, porque de esa velocidad depende su salario, su vida. Esta rutina alienante remacha su condición obrera y su soledad. En ese contexto, la frontera entre ayer y hoy es difusa. El amor es una imposibilidad. La lluvia es la mejor acompañante. El bordado es caída y barrote, es texto tensado formando un arco que es sombra disparada. “Sus pies sin raíces no se herían nunca. Era el camino de aquellos que han abandonado sus casas, que han dejado su país”.

La particular memoria de Rosa Masur, de Vladimir Vertlib (Impedimenta). De trabajar como obrera en una fábrica textil en el Leningrado comunista a ser traductora en Alemania, la protagonista de esta novela repasa con su vida la historia del s. XX.

—Desirée Rubio De Marzo, revista S Moda de El País, 24 de octubre de 2022