Fane hace memoria de su adolescencia, que trascurrió en los últimos años del régimen de Ceausescu, una época de prohibición, miedo y hambre en la que, precisamente por todo eso, a la gente lo que le quedaba era un sentido del humor afiladísimo, el que surge de la absoluta escasez y la imposibilidad de decirlo en voz alta aunque lo grite la realidad. Es el caso de su amigo Paul, el padre de éste, de algunos conocidos que se dedican a la música (el rock and roll como libertad máxima en un país en el que solo se podían comprar discos de cantantes rumanos, algún italiano y puede que algún indio): tocan, beben y hacen bromas sobre dialéctica y materialismo. Los quince años de Fane son memorables por todo lo que vive y por todo lo que ocurre a su alrededor.

—E. S., Pérgola, 2 de noviembre de 2022