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Premio Nacional a la Mejor Labor Editorial Cultural 2008 (Grupo Contexto)

Sorprendentes lecciones de humanismo en las «Fábulas de robots», de Stanislaw Lem – Culturamas – 16 de noviembre de 2022

El imaginativo maestro de la literatura de ciencia ficción, Stanislaw Lem (Polonia, 1921-2006) ha maravillado a millones de lectores, introduciéndolos en espacios futuribles por donde campea una gran creatividad, entre situaciones que producen profunda inquietud, siempre aportando miradas fuera de lo común.

Estas Fábulas de robots nos acercan a mundos de una creatividad asombrosa con la misma dinámica de quienes fabularon para enseñar conductas, despreciar otras, descubrir caminos posibles para una humanidad en conflicto. Son 15 relatos cortos con su potente historia cada uno, algunos con más humor que otros, todos juntos brindando un recorrido donde los colores y otras texturas de nuestra habitual convivencia adquieren notable protagonismo, si bien en ninguno de ellos aparecen seres humanos, de manera que la máxima «Nada humano me es ajeno» circula con ímpetu por venas robóticas como mensaje último.

Fábulas de robots se publicó por primera vez en 1964, tres años después de Solaris, uno de los textos de referencia para abordar la gran obra del escritor polaco. Para Lem, el tiempo nunca ha tenido importancia, y de hecho estos 58 años que cumplen estas fábulas carecen de importancia, ya eran clásicos antes de nacer, pues su estilo es único, y poco y nada tienen que ver con lo que otros notables escritores del género hablaran de —y con— robots (como Isaac Asimov, o Philip K. Dick, por ejemplo), pues a través de estas páginas de inmediato nos sumergimos de tal manera en sorprendentes ámbitos que necesitamos mirar alrededor para confirmar que estamos en tierra, en el lugar en que vivimos, porque la sensación mayor es la de trasladarnos, serenamente o angustiados, a los fantásticos paisajes donde el escritor nos lleva.

Los cuentos se desarrollan en distintos rincones del cosmos (planetas reconocibles o ambientes imprecisos), y siempre en épocas indeterminadas o muy generales, como el propio final del universo. El gran panorama de personajes y elementos de fábula se alimenta de un variado reparto: no faltan princesas dormidas, caballeros andantes ni dragones o magos, inventores geniales, enigmas y profecías, reyes despóticos… Todos  personajes que vienen de la tradición de los cuentos orientales o los relatos de caballería medievales. El hecho de que sean robots aporta la caleidoscópica imaginación del autor, a menudo con destellos humorísticos, y en cualquier caso da lugar a problemas existenciales de gran altura.

Dibujo de Stanislaw Lem. (No incluido en el libro).

Todos los cuentos encierran reflexiones fundamentales sobre el origen del universo o el poder de las máquinas y hay una crítica constante al poder absoluto y despótico. A pesar de la complejidad de los temas y las múltiples lecturas que encierran los cuentos, están escritos con un lenguaje sencillo, desarrollados con un ritmo fácil y espontáneo que recuerda a veces a la narración oral.

—Horacio Otheguy Riveira, Culturamas, 16 de noviembre de 2022