La mejor versión del western como género literario y los desafíos de una crisis de identidad por un malestar difuso convergen en Araña, donde resurge el personaje legendario de John Dumbar al que Jon Bilbao (Ribadesella, 1972) dio vida en Basilisco. Los escenarios dantescos (tormentas de barro, avalanchas, inundaciones…) revisten la trama principal y sus subtramas de una atmósfera inquietante en sintonía con las peripecias narradas y el simbolismo de muchas escenas, de naturaleza visionaria.

El poderoso magnetismo del pistolero y guía John Dumbar ‘Basilisco’, huraño y taciturno, domina la obra de un modo apabullante frente a las subtramas desarrolladas alrededor de Jon, un personaje en crisis y autor de las peripecias protagonizadas por Dumbar, y de su expareja, Katharina. Todos se toparán con la Araña, un ente tóxico de esencia ambigua.

Si en la primera entrega Basilisco guiaba a una expedición científica que buscaba fósiles antediluvianos por el desierto de Utah para contrarrestar la herejía darwinista, ahora su misión será no menos extemporánea. Conducirá a un grupo de peregrinos liderado por un iluminado, al que acompaña su hermana Lucrecia y que busca al norte de Oregón un Paraíso para hombres, «vedado a las traicioneras Evas».

Perseguido por los indios y por la banda criminal Los que ríen, comandada por la Araña, John Dumbar deberá renunciar a su búsqueda de serenidad y soledad para estar hecho un basilisco de forma casi permanente ante las amenazas que se ciernen a su alrededor.

El autor de Los extraños urde episodios de una enorme fuerza plástica que combina con el retrato psicológico atormentado de los personajes, tanto de Jon como de John Dumbar. Cuando parece que este último comienza a liberarse, amor mediante, de su sobrenombre Basilisco, un formidable giro argumental le abrirá los ojos sobre la auténtica naturaleza de su Araña.

—Iñigo Urrutia, El Diario Vasco, 4 de febrero de 2023