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Premio Nacional a la Mejor Labor Editorial Cultural 2008 (Grupo Contexto)

Jesucristo perdido en Guadalupe – La Lectura – 10 de febrero de 2023

En esta estupenda parábola política, Maryse Condé reformula el mito de Jesús para criticar el colonialismo

Desde el momento que aceptamos que todo documento de civilización proyecta una sombra de barbarie, admitimos la posibilidad de que esa sombra se mezcle y emborrone nuestras ficciones y relatos culturales más valiosos. Este modus operandi puede tener un aspecto lúdico (como las versiones desviadas de los cuentos de hadas) o una intención grave, más parecido a las desarticulaciones a las que Coetzee ha sometido al mito de Robinson Crusoe, la tragedia griega o a la figura de Jesús. Novelas con un fondo de intención política tan claro como agresivo: un disparo en la diana del humanismo exquisito.

Maryse Condé (Pointe-a-Pitre, 1937), escritora de dilatada y notable trayectoria, se inscribe en su última novela en este propósito de agitar los mitos para extraerles significados políticos y sociales ocultos. La historia que nos cuenta se puede resumir como sigue: un joven adoptado, llamado Pascal, demuestra desde su nacimiento habilidades que le llevan a sospechar que participa de cualidades sobrenaturales. Sus ojos verdes y una piel que parece pertenecer a todas las razas complican situar su origen. ¿Y si fuera hijo de Dios? Con estos interrogantes en la mente Pascal inicia un largo viaje por el mundo en busca de sus orígenes y de un mensaje para un mundo que en buena medida desconoce. Por si alguien sigue despistado el título lo dice todo sobre su interpretación: El evangelio del Nuevo Mundo.

Condé recrea el evangelio de manera libre, mantiene de fondo la figura que está homenajeando, parodiando y distorsionando (las tres pulsiones comparten espacio), y se permite numerosos espacios para la improvisación, donde los personajes pueden crecer a su ritmo. Ataja así el mayor problema de esta clase de empresas: que la dimensión simbólica del modelo (su estatura mítica) devore la ficción. El evangelio del nuevo mundo es una gran novela por derecho propio.

Y aunque el relato aborda asuntos que se emparejan con la crítica al colonialismo, la desigualdad y el racismo, la novela funciona mejor cuando sin renunciar a su carga política el lector se deja llevar por el tono amable de la escritura. Condé se aleja así de Coetzee y se acerca más al estilo apacible del realismo mágico y al juego de parábolas blandas que asociamos con la literatura de Saramago. Lo que se pierde en profundidad se gana en colorido y en sabor.

—Gonzalo Torné, La Lectura, 10 de febrero de 2023